Aunque la CIA tiene su propio punto de vista
subjetivo sobre la marcha del mundo, condicionado por el prisma de la defensa
de los intereses estadounidenses, su informe tetranual no deja de constituir
una herramienta extremadamente útil. Su lectura nos ayuda a tomar conciencia de
las rápidas evoluciones en curso y a reflexionar sobre la posibilidad de cada
uno de nosotros a intervenir y a fijar el rumbo.
Ignacio Ramonet
/ Le Monde Diplomatique
Cada cuatro años, con el inicio del nuevo mandato presidencial en
Estados Unidos, el National Intelligence Council (NIC), la oficina de análisis
y de anticipación geopolítica y económica de la Central Intelligence Agency
(CIA), publica un informe que se convierte automáticamente en una referencia
para todas las cancillerías del mundo. Aunque obviamente se trata de una visión
muy parcial (la de Washington), elaborada por una agencia, la CIA, cuya
principal misión es defender los intereses de Estados Unidos, el informe
estratégico del NIC presenta una indiscutible utilidad porque resulta de una
puesta en común –revisada por todas las agencias de inteligencia de EE.UU.– de
estudios elaborados por expertos independientes de varias universidades y de
muchos otros países (Europa, China, la India, África, América Latina, mundo árabe-musulmán,
etc.).
El documento confidencial que el presidente Barack Obama encontró sobre
la mesa de su despacho en la Casa Blanca el pasado 21 de enero al tomar
posesión de su segundo mandato, se acaba de publicar con el título: Global
Trends 2030. Alternative Worlds (Tendencias mundiales 2030: nuevos mundos
posibles) (1). ¿Qué nos dice?
La principal constatación es: el declive de Occidente. Por vez primera
desde el siglo XV, los países occidentales están perdiendo poderío frente a la
subida de las nuevas potencias emergentes (2). Empieza la fase final de un
ciclo de cinco siglos de dominación occidental del mundo. Aunque Estados Unidos
seguirá siendo una de las principales potencias planetarias, perderá su
hegemonía económica en favor de China. Y ya no ejercerá su “hegemonía militar
solitaria” como lo hizo desde el fin de la Guerra Fría (1989). Vamos hacia un
mundo multipolar en el que nuevos actores (China, la India, Brasil, Rusia,
Sudáfrica) tienen vocación de constituir sólidos polos continentales y de
disputarle la supremacía internacional a Washington y a sus aliados históricos
(Japón, Alemania, Reino Unido, Francia).
Para tener una idea de la importancia y de la rapidez del desclasamiento
occidental que se avecina, baste con señalar estas cifras: la parte de los
países occidentales en la economía mundial va a pasar del 56% hoy, a un 25% en
2030... O sea que, en menos de veinte años, Occidente perderá más de la mitad
de su preponderancia económica... Una de las principales consecuencias de esto
es que EE.UU. y sus aliados ya no tendrán probablemente los medios financieros
para asumir el rol de gendarmes del mundo... De tal modo que este cambio
estructural (añadido a la profunda crisis económico-financiera actual) podría
lograr lo que ni la Unión Soviética ni Al Qaeda consiguieron: debilitar durante
mucho tiempo a Occidente.
Según este informe, en Europa la crisis durará al menos un decenio, es
decir hasta 2023... Y, siempre según este documento de la CIA, no es seguro que
la Unión Europea logre mantener su cohesión. Entretanto, se confirma la
emergencia de China como segunda economía mundial y con vocación de convertirse
en la primera. Al mismo tiempo, los demás países del grupo llamado BRICS
(Brasil, Rusia, la India y Sudáfrica) se instalan en segunda línea compitiendo
directamente con los antiguos imperios dominantes del grupo JAFRU (Japón,
Alemania, Francia, Reino Unido).
En tercera línea aparecen ahora una serie de potencias intermediarias,
con demografías en alza y fuertes tasas de crecimiento económico, llamadas a convertirse
también en polos hegemónicos regionales y con tendencia a transformarse en
grupo de influencia mundial, el CINETV (Colombia, Indonesia, Nigeria, Etiopía,
Turquía, Vietnam).
Pero de aquí a 2030, en el Nuevo Sistema Internacional, algunas de las mayores
colectividades del mundo ya no serán países sino comunidades congregadas y
vinculadas entre sí por Internet y las redes sociales. Por ejemplo,
‘Facebooklandia’: más de mil millones de usuarios... O ‘Twitterlandia’, más de
800 millones... Cuya influencia, en el “juego de tronos” de la geopolítica
mundial, podrá revelarse decisivo. Las estructuras de poder se difuminarán
gracias al acceso universal a la Red y el uso de nuevas herramientas
digitales.
A este respecto, el informe de la CIA anuncia la aparición de tensiones
entre los ciudadanos y algunos gobiernos en unas dinámicas que varios
sociólogos califican de ‘post-políticas’ o ‘post-democráticas’... Por un lado,
la generalización del acceso a la Red y la universalización del uso de las
nuevas tecnologías permitirán a la ciudadanía alcanzar altas cuotas de libertad
y desafiar a sus representantes políticos (como durante las primaveras árabes o
la crisis de los “indignados”). Pero, a la vez, según los autores del informe,
estas mismas herramientas electrónicas proporcionarán a los gobiernos “una
capacidad sin precedentes para vigilar a sus ciudadanos” (3).
“La tecnología –añaden los analistas de Global Trends 2030–
continuará siendo el gran nivelador, y los futuros magnates de Internet, como
podría ser el caso de los de Google y Facebook, poseen montañas enteras de
bases de datos, y manejan en tiempo real mucha más información que cualquier
Gobierno”. Por eso, la CIA recomienda a la Administración de EE.UU. que haga
frente a esa amenaza eventual de las grandes corporaciones de Internet
activando el Special Collection Service (4), un servicio de inteligencia
ultrasecreto –administrado conjuntamente por la NSA (National Security Service)
y el SCE (Service Cryptologic Elements) de las Fuerzas Armadas– especializado
en la captación clandestina de informaciones de origen electromagnético. El
peligro de que un grupo de empresas privadas controle toda esa masa de datos
reside, principalmente, en que podría condicionar el comportamiento a gran
escala de la población mundial e incluso de las entidades gubernamentales.
También se teme que el terrorismo yihadista sea reemplazado por un
ciberterrorismo aún más sobrecogedor.
La CIA toma tan en serio este nuevo tipo de amenazas que, finalmente, el
declive de Estados Unidos no habrá sido provocado por una causa exterior sino
por una crisis interior: la quiebra económica acaecida a partir de 2008. El
informe insiste en que la geopolítica de hoy debe interesarse por nuevos
fenómenos que no poseen forzosamente un carácter militar. Pues, aunque las
amenazas militares no han desaparecido (véase les intimidaciones armadas contra
Siria o la reciente actitud de Corea del Norte y su anuncio de un uso posible
del arma nuclear), los peligros principales que corren hoy nuestras sociedades
son de orden no-militar: cambio climático, conflictos económicos, crimen
organizado, guerras electrónicas, agotamiento de los recursos naturales...
Sobre este último aspecto, el informe indica que uno de los recursos que
más aceleradamente se está agotando es el agua dulce. En 2030, el 60% de la
población mundial tendrá problemas de abastecimiento de agua, dando lugar a la
aparición de “conflictos hídricos”... En cuanto al fin de los hidrocarburos en
cambio, la CIA se muestra mucho más optimista que los ecologistas. Gracias a
las nuevas técnicas de fracturación hidráulica, la explotación del petróleo y
del gas de esquisto está alcanzando niveles excepcionales. Ya Estados Unidos es
autosuficiente en gas, y en 2030 lo será en petróleo, lo cual abarata sus
costos de producción manufacturera y exhorta a la relocalización de sus
industrias. Pero si EE.UU. –principal importador actual de hidrocarburos– deja
de importar petróleo, es de prever que los precios se derrumbarán. ¿Cuáles
serán entonces las consecuencias para los actuales países exportadores?
En el mundo hacia el que vamos, el 60% de las personas vivirá, por
primera vez en la historia de la humanidad, en las ciudades. Y, como
consecuencia de la reducción acelerada de la pobreza, las clases medias serán
dominantes y se triplicarán, pasando de los 1.000 a los 3.000 millones de
personas. Esto, que en sí es una revolución colosal, acarreará como secuela,
entre otros efectos, un cambio general en los hábitos culinarios y, en
particular, un aumento del consumo de carne a escala planetaria. Lo cual
agravará la crisis medioambiental. Porque se multiplicará la cría de ganado, de
cerdos y de aves ; y eso supone un derroche de agua (para producir
piensos), de pastos, de fertilizantes y de energía. Con derivaciones negativas
en términos de efectos invernadero y calentamento global...
El informe de la CIA anuncia también que, en 2030, los habitantes del
planeta seremos 8.400 millones pero el aumento demográfico cesará en todos los
continentes menos en África, con el consiguiente envejecimiento general de la
población mundial. En cambio, el vínculo entre el ser humano y las tecnologías
protésicas acelerará la puesta a punto de nuevas generaciones de robots y la
aparición de “superhombres” capaces de proezas físicas e intelectuales
inéditas.
El futuro es pocas veces predecible. No por ello hay que dejar de
imaginarlo en términos de prospectiva. Preparándonos para actuar ante diversas
circunstancias posibles, de las cuales una sola se producirá. Aunque ya advertimos
que la CIA tiene su propio punto de vista subjetivo sobre la marcha del mundo,
condicionado por el prisma de la defensa de los intereses estadounidenses, su
informe tetranual no deja de constituir una herramienta extremadamente útil. Su
lectura nos ayuda a tomar conciencia de las rápidas evoluciones en curso y a
reflexionar sobre la posibilidad de cada uno de nosotros a intervenir y a fijar
el rumbo. Para construir un futuro más justo.
NOTAS
(1) http://www.dni.gov/index.php/about/organization/national-intelligence-council-global-trends.
Existe edición en francés: Le Monde en 2030 vu par la CIA, Editions des
Equateurs, Paris, 2013.
(2) Léase el Atlas, Nuevas potencias emergentes,
editado por Le Monde diplomatique en español, Valencia, 2012.
(3) En esa misma línea de alerta, léase Julian
Assange (con Jacob Appelbaum, Aandy Mûller-Maghun y Jérémie Zimmermann), Cypherpunks.
La libertad y el futuro de internet, Deusto, Bilbao, 2013.
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