Considerado el padre de
la Teología de la Liberación (TdL), Gustavo Gutiérrez sigue siendo admirado por
varias generaciones de teólogos. El sacerdote dominico, con estilo simple y
franco, concedió una entrevista exclusiva a Adital para hablar sobre la actualidad de la TdL, quiénes son los
pobres de América Latina y cómo evalúa el contexto político en el continente.
Cristina Fontenele / ADITAL
El teólogo Gustavo Gutiérrez. |
Sobre el encuentro con el
Papa Francisco, en la Asamblea de Cáritas, en 2015, el teólogo dice reconocer
en el pontífice a un hombre valiente, que conduce la Iglesia en un momento de
Kairós, que, en griego, significa momento cierto, oportuno.
Sobre la fuerza de la
juventud, Gutiérrez bromea diciendo que no basta ser joven para promover
cambios, pues un ser libre puede seguir variados caminos. Animado, el sacerdote
explica a Adital la importancia del humor, que también puede ser una
forma de comunicación, además de ayudar al ser humano a avanzar en la edad.
Adital: ¿Cómo evalúa la
actualidad de la Teología de la Liberación? ¿Cuáles son las perspectivas y como
renovar los líderes?
Gustavo Gutiérrez: Se que está
sobrentendido, pero prefiero explicitar. Mi primera preocupación, como
cristiano, sacerdote, es hacer teologías, y esto no es el Evangelio. La
Teología es un acto segundo, que refleja, precisamente, sobre la vida de los
cristianos, a la luz del mensaje evangélico. Mi mayor preocupación es esto. Yo
fui, durante toda la vida, párroco, asesor de movimientos, y, claro, me gusto
mucho la Teología, e hice Teología. Creo que es importante estar muy cerca del
trabajo pastoral. En el caso de mi país, el mundo pastoral está muy
circunscrito. Nunca enseñé en una Facultad de Teología, pero, ahora, a los 70 y
tantos años, comencé a enseñar en una Facultad. Un poco tarde. Antes, yo
desarrollaba el trabajo pastoral, reflexiones, escribí también. Me encanta la
Teología y la veo como una comprensión de la esperanza. Para mí, es una
hermeneutica de la esperanza y continúa siéndolo. Esto significa la cuestión de
los señales de los tiempos, pues todo teólogo necesita ver en qué momento vive.
Claro que el fundamento, la raíz, es el mensaje cristiano, pero la manera de
vivirlo, hoy, depende de las condiciones.
Sobre la renovación de
los líderes, uno no va a encontrar un millón de personas que trabajen en
Teología, por muchas razones, pero esto tampoco es necesario. En el fondo, un
cristiano es siempre un teólogo, porque piensa su fe. Cuando yo, como
cristiano, ‘pienso que’, en realidad, ya estoy haciendo Teología. Esta es la
Teología que hablamos, con el conocimiento de las fuentes, a veces debatida,
como en cualquier disciplina en la actualidad.
Adital: ¿Por qué hablar
del [Concilio] Vaticano II, después de 50 años?
Gutiérrez: Porque es su
aniversario, así como la persona cumple años, es igual. 50 años del Vaticano II
siempre impresiona, y, además, su mensaje continúa siendo actual.
Adital: ¿Qué es la
práctica del método ver-juzgar-actuar?
Gutiérrez: Es estar atento a la
historia. Ver quiere decir ver la realidad para no elucubrar –"esto sería
bueno...” –está asociado a la expresión "señal de los tiempos”. Es preciso
discernir los hechos, las causas y el por qué se producen los efectos,
entonces, viene el momento de juzgar. Y, después, la última cosa es, en el
fondo, la razón de ver y de juzgar, que es actuar. No es que se deba escribir
un libro sobre los problemas, pero sí el hecho de cómo me comprometo ante eso.
Es algo muy simple, nació en los años 1920, como un método en Bélgica y
Francia, comenzó con el sacerdote belga [Joseph] Cardijn, que años después, se
convirtió en cardenal. Juzgar es leer los hechos, a partir de las exigencias
del Evangelio. El actuar tiene un tono más modesto, sería el "¿qué podemos
hacer?”. Hay personas que pueden esto, mientras otras pueden otra cosa. Al
mismo tiempo, existen personas que pueden hacer otra cosa y no esto, personas
que no tienen capacidad para esto, o tiempo, o edad o profesión. Hay una
diversidad de acciones. Esto es la realidad. Las Conferencias Episcopales
latinoamericanas –Medellín, Puebla, Santo Domingo, Aparecida– usaron el método
ver-juzgar-actuar. Es una metodología.
Usted ya dijo que no
basta ser joven. ¿Qué significa esto?
Gutiérrez: Estoy convencido de esto
y lo digo racionalmente. Es verdad que la fuerza de la juventud, la salud, el
conocimiento, cambiaron cosas muy importantes, pero, en el fondo, son personas
libres. Pueden trabajar muy mal y pueden usar su conocimiento de otra manera,
esto también ocurre. Por ejemplo, no todos los que estudian medicina van a ser
médicos comprensivos con el paciente. Hoy en día, casi no existen. En Estados
Unidos, por ejemplo, existen médicos de una impersonalidad impresionante, pero
que saben mucho. La medicina clásica era mucho más del contacto más personal.
El diálogo con el paciente es muy importante, tomando como ejemplo la medicina.
Entonces, creo que es esto lo que ocurre. En relación con la Teología, existen
muchos jóvenes latinoamericanos, sino todos, pero no es una profesión de la
cual se puede vivir. Nosotros, como somos sacerdotes, no tenemos salario profesional
suficiente para sobrevivir. Entonces, esas personas que pueden estudiar otra
cosa, que pueden ser un profesional, con una entrada económica, están
sacrificándose. Finalmente, todos los jóvenes, todas las personas pueden
comenzar bien y no terminar bien.
Adital: Usted ya comentó
sobre la fuerza de los pobres. ¿Quiénes son los pobres de hoy, principalmente
en América Latina?
Gutiérrez: Yo dije a partir de las
escrituras y no de las Ciencias Sociales, o de la Economía. El pobre es el que
no cuenta, es el insignificante, y ellos son muy numerosos. Existe la pobreza
que se llama monetaria o económica, y es preciso estudiarla. La condición
femenina por ejemplo. No es que toda mujer sea pobre, pero basta que sea mujer
para que existan derechos que no están presentes. Así también ocurre con el
color de la piel, indígenas, mestizos (yo soy mestizo), japoneses, chinos,
algunos europeos en el Pacífico (la inmigración llegaba mucho por allá). Vea,
el conocimiento es poder.
Adital: ¿Cómo evalúa el
papado de Francisco y cómo fue el encuentro de ustedes en la Asamblea de
Cáritas, en 2015?
Gutiérrez: Pienso que la Iglesia
está en un movimiento muy interesante, rico y con un gran frescor del
Evangelio. Esas cuestiones del Papa, de "salir”, ir contra la corrupción,
de abrirse, es un momento de alegría, y él es muy valiente, porque eso no es
fácil. Claro que las personas que están con él también resisten. El Papa
Francisco creó un clima muy diferente, que además tiene un apoyo inmenso de
personas que no son cristianas, y que ven en este hombre a alguien que habla a
Abraham, que es prójimo, y tiene el sentido profundamente evangélico. Esto fue
lo que conversé, cuando lo encontré.
Adital: ¿Qué reformas
considera más urgentes en la Iglesia?
Gutiérrez: El [Papa] retomó una cosa
muy fuerte de Juan XXIII, que es el pobre, y esto es una urgencia. Realmente,
la cantidad de personas que están en las migraciones, por ejemplo, es un
escándalo. Estamos en un siglo con tantos recursos y esas personas necesitan
salir corriendo de su país, sino los matan. Esto es una superurgencia. Al mismo
tiempo, existen también, naturalmente, cuestiones de la Iglesia, discutidas
durante el Sínodo de la Familia, el rechazo enorme de la corrupción, no querer
el dinero corrupto. Mucho se puede decir que es reforma, en una parte más
institucional, es preciso cambiar las reglas también del comportamiento de los
funcionarios. El clima que estamos viviendo es algo como volver al principio.
Hablando teológicamente y bíblicamente, es también lo que llamamos Kairós,
palabra que quiere decir momento oportuno, éste es el momento actual.
Adital: Entonces, es un
momento de diálogo interreligioso? ¿Cómo es posible ante tantos conflictos en
el mundo en torno de la religión?
Gutiérrez: El diálogo ya había
comenzado antes. Los conflictos disminuyeron mucho en relación con el siglo
pasado, cuando había guerras. Ahora, son otras guerras, como por ejemplo lo que
ocurre con los musulmanes. Yo se que todavía hay mucho por hacer, aunque ya
cambiaron lo que existía como muy violento en otros tiempos. Existe, por
ejemplo, el fundamentalismo, las personas que creen que esto es así y es así
para todos. Es preciso respetar la diversidad cultural, las historias, todos
los pueblos tienen, como los seres humanos, sus pequeñas historias, están
acostumbrados a ellas. A veces, existen cosas que no están bien en ninguna
cultura, entonces, es preciso entrar en diálogo para comprender mejor. El
diálogo interreligioso es muy importante, pero es preciso establecer la
justicia, porque sin ella no hay paz. Y la justicia es reconocer los derechos
de todos, y es, justamente, lo que le falta a los pobres. Recuerdo una frase de
Hannah Arendt, filósofa judía alemana, que dice que "ser pobre es no tener
derechos, no tener derecho de tener derechos”. Esto es preciso que se acabe. No
es posible que haya seres humanos sin derechos respetados. Esto es la ley de la
vida, la ley de la libertad.
Adital: ¿Cómo evalúa el
clima en América Latina, qué pasó con elecciones recientes, como en Argentina,
Guatemala y Haití?
Gutiérrez: Hay una gran variedad,
pero una cosa general que se puede decir es que existen elecciones. Digo esto
porque tuvimos, en América Latina, países con dictaduras. En Argentina, Uruguay
y en Brasil, o sea, hubo un cambio grande. Ahora, es verdad que no fue
suficiente. No basta tener elecciones para decir que estamos bien. Estamos en
el continente más desigual, económicamente hablando, y esto es preciso
combatirlo. Los ricos son cada vez más poderosos y los pobres cada vez más
pobres. Leí una frase de un gran economista y filósofo que dice: "el mundo
es espectacularmente rico y desesperadamente pobre”, es notable ese hombre.
Esto no debería ocurrir, pero está en América Latina y todavía no hay un
trabajo para poder cambiar.
Adital: Pero usted ya mencionó
que América Latina es el continente de la esperanza...
Gutiérrez: Es una cosa simpática.
Pero claro que también la esperanza siempre existirá. Esas son frases que
alientan a las personas. La esperanza está ausente y presente en todos lados.
En África, en Asia. Y ya que estamos hablando de personas, existe una frase que
dice que "lo último que se pierde es la esperanza”, pero la frase no dice
"en América Latina, lo último que se pierde es la esperanza”, por lo
tanto, vale para todo ser humano. Por haber habido cambios importantes, es
necesario valorar, en América Latina, este paso, políticamente hablando, de
haber salido de dictaduras hacia la democracia.
Adital: ¿Qué es para
usted la espiritualidad y cómo vivirla hoy?
Gutiérrez: La espiritualidad cubre
muchas realidades. Es calzar las chinelas y caminar por muchos lugares, que no
están nivelados, lo que es una locura, pero es lo fundamental. El mensaje
fundamental de Jesús es el amor a las personas y la primacía de los más pobres.
Hay una pregunta eterna que se les hace a las familias – "Madre, ¿usted
ama más a mi hermano que a mí?” – La respuesta eterna es "amo a todos por
igual”. Pero, si la madre no protege a los menores, quedan todos enfermos.
Entonces, ¿por qué primero los pobres? Porque son más débiles. Es una cosa tan
simple y las personas no la entienden. Dicen: – "No, Dios no habla
solamente para los pobres...” Dios ama a todas las personas, pero, al mismo
tiempo, primero a los débiles.
Adital: Sobre monseñor
[Óscar] Romero [ex-arzobispo de San Salvador], ¿cuál es el significado de su
beatificación?
Gutiérrez: Comienzo por el final.
Pienso que es muy importante y rico para América Latina la historia de su
beatificación y canonización, por una razón muy simple, porque al principio no
entendieron lo esencial. Él murió, claro que impactó mucho, pero en El
Salvador, muchas personas bautizadas, católicas, se quejaban de que él era
comunista. Entonces, este reconocimiento va a valorizar muchos testimonios del
mismo estilo, en una cantidad de lugares de América Latina. En Argentina, antes
de Romero, mataron a monseñor [Enrique] Angelelli, después de Romero fue [Juan]
Gerardi, en Guatemala, y una cantidad de laicos y religiosos. Va a valorizar en
la medida en que reconocer que Romero fue asesinado por cristianos y por
defender a los pobres, lo que será interesante para la Iglesia latinoamericana.
Adital: Usted habló mucho
sobre el humor. ¿Cuál es su importancia en la vida?
Gutiérrez: Es no tomársela muy en
serio y no creer que se es la última Coca-Cola, como dicen. No es una chacota,
ni significa que uno no esté sufriendo. En el mundo, existen muchas personas
sufriendo, pero no es una indiferencia ni tampoco superficialidad. Pienso que
no es preciso perder el humor. Yo bromeo un poco diciendo que hay sacramento
para recuperar la gracia y no hay sacramento para recuperar el humor. Creo que
el humor alimenta y puede ser una cosa psicológica también. Las personas que se
reprimen no actúan. Inclusive ante una situación difícil, una persona puede
mantener una distancia y tener humor. El humor también es una manera de
comunicar algo. Yo bromeo mucho porque es mi manera de ser, pero no significa
que todo esté bien, que no tengo preocupaciones y que la pobreza, para mí, no
es un escándalo con tanta gente sufriendo. No. Yo trabajé toda mi vida con
gente pobre, como pastor, siempre en las periferias, y es bastante doloroso,
pero no puedo llorar todos los días, y el pueblo tampoco. Lo que quiero es que
salgan de esa situación. Existe también una obsesión por el dinero y esta
preocupación supera, en muchas personas, la cercanía con el otro. Creo que el
humor ayuda también a llegar más lejos en la edad.
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