Jimmy Morales no ha hecho
absolutamente nada para el bien del país en lo que lleva de presidente. A
sus anchas eso sí, dormir y llorar. Y encima viene y firma al
pedalazo, pícaro y ruin, un decreto de Estado de Prevención donde limita
la libertad de locomoción, manifestación y libre expresión. ¿Se necesita
explicar con dibujos para entender lo que esto significa?
Ilka Oliva Corado
/ Especial para Con Nuestra América
Desde Estados Unidos
Le faltaba entre sus personajes
ponerse el saco de dictador, pero en esta ocasión al Moralejo se le olvidó que
no estaba en sus interpretaciones faranduleras de arribista fingiendo ser
actor. Se le pasó por alto un pequeño detalle; que aunque le queda grande
la poltrona, es el presidente de Guatemala (no por mucho tiempo si
las masas lograran despertar de a de veras ) y no está en su set de
grabación para hacer lo que se le ronque la gana. Es un empleado de gobierno
como cualquier hijo de vecina. Y eso él lo debe tener muy claro, pero nosotros
más.
Duele decir esto y no es echar
en cara, pero se los dijimos hasta el cansancio: no vayamos a elecciones, no
voten por Jimmy Morales. Pero en un país como Guatemala puede más la doble
moral, el clasismo, el racismo, el patriarcado, la misoginia, la homofobia y la
indolencia. Votaron por un candidato que los representaba a cabalidad y los
resultados son evidentes.
Es pocas palabras y dibujándolo
con yeso (para que lo entiendan los estudiantes universitarios y egresados de
universidad), votaron por la continuidad del régimen militar que
representaba el genocida Otto Pérez Molina. Con las votaciones sólo
cambiaron de títere. Porque no es insulto, es la verdad Jimmy Morales es un
títere del ejército de Guatemala, de la oligarquía y de la embajada de Estados
Unidos en el país.
Lo más triste de todo es que
estos votantes sabían muy bien lo que representaba el Moralejo y por esa razón
votaron por él. Aquí nadie los engañó: bueno sí, por si se creyeron aquello de
“ni corrupto ni ladrón”.
Jimmy Morales no ha hecho
absolutamente nada para el bien del país en lo que lleva de presidente. A
sus anchas eso sí, dormir y llorar. Y encima viene y firma al
pedalazo, pícaro y ruin, un decreto de Estado de Prevención donde limita
la libertad de locomoción, manifestación y libre expresión. ¿Se necesita
explicar con dibujos para entender lo que esto significa? Ya le perdonaron una
clara que era para tarjeta roja y expulsión directa, en la que salió
inmediatamente al paso con su; que no yo fui, que fue teté, péguele,
péguele a quien fue. Que fue fulano que fue mengano pero no zutano.
Explico con manzanas la
incoherencia de sus votantes, salieron a manifestar por corrupción el año
pasado pero no dicen ni pío ahora que el Moralejo se ve envuelto en un asunto
claro de la misma corrupción que denunciaron en las plazas devanándose en el
suelo para las fotografías del recuerdo. Una sociedad mediocre tiene lo que se
merece.
Explicando con plasticina lo que
Jimmy Morales firmó, significa que si en el futuro la sociedad guatemalteca
quiere salir a tomar las plazas para manifestaciones masivas, que podría ser
una de éstas para exigir la renuncia del presidente; la policía y el
ejército (también los paramilitares) pueden disolverlas por la fuerza y sin
previo aviso. De igual manera se refiere a reuniones de carácter privado.
O sea que si usted se reúne con un grupo de amigos en su casa y a alguien
del gobierno (o de la sociedad, donde abundan los ojetes y los orejas) se
le ocurre pensar que usted está conspirando contra la entidad, ya estuvo que le
cayeron encima los esbirros y se los llevaron al calabozo y se inventaron
cargos y se los dejan unos sus años en la mazmorra. Eso sin contar la tortura
que es característica de las dictaduras. Y si le volamos pluma también las desapariciones
forzadas. Cuidadito que vayan a ser estudiantes universitarios de la USAC
porque los acusarán de agitadores y sino aparecen torturados, enfilarán
las listas de desaparecidos. Es decir; este gobierno le apuesta a un retroceso
de 30 años, qué tu Firma de la Paz ni pura estaca, se van de lleno a los años
en los que la CIA hizo pozoles Guatemala. Es sin duda una versión
renovada y continuada del Plan Cóndor el país, que no sorprende porque se
está aplicando con agenda particular en toda Latinoamérica. Centroamérica y
México a la cabeza como ejemplo de la devastación.
Esto también va dirigido
hacia los medios de comunicación donde prácticamente los censura. Pobre
de aquel medio (y si es comunal e independiente le va peor)
entonces que se atreva a criticar al gobierno y mucho menos a
mostrar pruebas de asuntos delicados que aquejan al pueblo y que tengan que ver
con impunidad gubernamental. Es claramente un régimen totalitario y
estamos a tiempo para evitar que se implemente de lleno en el país.
Guatemala aún no cura sus
heridas, aún no logra restaurar el tejido social. Aún no se ha juzgado a
los culpables del Genocidio. Guatemala vive en absoluta impunidad.
Guatemala apenas da pequeños respiros en busca de justicia y libertad.
Y aquí es donde entra aquello de
“somos la generación del cambio, se metieron con la generación
equivocada, USAC es pueblo, los landivarianos también somos pueblo”. Aquí
es cuando se necesita la inteligencia, la conciencia y los arrestos que
pregonaron quienes anduvieron dictando conferencias por doquier
aprovechando la llamarada de las manifestaciones del año pasado. Aquí es cuando
se verá el carácter de los docentes universitarios y de los líderes políticos
que le apuestan a una Guatemala distinta. Aquí es cuando el periodista mostrará
de qué está hecho y para qué lado patea.
Aquí es donde se pide a
gritos la presencia de la izquierda que recita versos de Otto René Castillo y
conmemora a Jacobo Árbenz. Esa izquierda que habla de
estudiantes mártires de la USAC. Es ahora, cuando las circunstancias preguntan,
¿qué es la patria? La patria no es un costal de tuza como pretenden hacérnoslo
creer los vasallos.
La oportunidad para renovar
Guatemala se nos presenta con claridad, nos reta, nos cuestiona y nos la presenta
nada más y nada menos que Jimmy Morales con sus aires de aprendiz de
dictador. Quienes votaron por él gritaron a los cuatro vientos en la
plaza, que lo ponían ahí de prueba pero sino daba la talla también lo podían
quitar. También lo dijeron las masas que viven en el extranjero y que lo
apoyaron. Quienes votaron por él en Estados Unidos. Bueno, ahora es
cuándo hay que rajar ocote. Ya pasó el 15 de septiembre y la patria sigue aquí,
desangrándose ante nuestra doble moral. Sigamos así de apáticos y nos van
a aplicar la pena de muerte al pedalazo.
Que todo lo que se gritó, recitó
y actuó en las manifestaciones del año pasado se respalde con la acción
consecuente, política y humana de una sociedad que ama Guatemala y le apuesta
al cambio radical. Tristín…
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