Obama podrá despedirse
de cualquier forma, y ojalá que sea de la mejor, pero nosotros tendremos que seguir tratando de entendérnosla con la próxima
administración. Sea demócrata o republicana. Ante la cual deberemos defender lo
alcanzado y no bajar la guardia para
enfrentarnos con fuerza a lo que nos
depare el futuro.
Obama está
concluyendo su Administración. Pero no parece que su
despedida dejará un legado presidencial
como podíamos esperar después del 17 de diciembre del 2014, cuando el Presidente declaró valientemente, que la política seguida con Cuba había sido
un fracaso y que era Estados Unidos quien había resultado aislado con tal
política. También dijo que no era posible continuar haciendo todo de modo igual
y esperar resultados diferentes. Lo que indica tempranamente, que Obama, con
Cuba, nunca se propuso cambiar la estrategia de política, sino,
si acaso, solo los métodos y sus mecanismos de instrumentación.
Es lógico pensar, que
cuando Barack Obama hizo sus declaraciones del 17 D, ya había pensado las
alternativas a seguir. Lo contrario sería imaginar erróneamente que se nos presentaría como un derrotado y
arrepentido. Renunciando a sus intereses imperiales.
Obama, aun antes de ser presidente, no compartía la
política hacia Cuba; pero cuando declaro al final de su campaña presidencial del
2008, que conversaría con Cuba, también
dijo que no levantaría el bloqueo. En lo cual ha sido totalmente consecuente.
No ha levantado el bloqueo, a pesar de conminar al Congreso a principios del
2015, a hacerlo; haberlo criticado como algo inoperante y
obsoleto, también haber adoptado medidas – como las referentes al
dólar- que en definitiva, tampoco
ha cumplido.
Todo lo contrario, la
banca se ha asustado y con razón, por la
actitud de Obama de que Cuba no puede utilizar el dólar en sus transacciones.
Poniéndoles unas multas que no tienen precedentes en la historia de las
finanzas internacionales.
Obama posee
prerrogativas presidenciales suficientes, para convertir al bloqueo en una “entelequia”. Pero ha preferido
mantenerlo y ni siquiera ha adoptado medidas directas que alivien a Cuba de sus desbastadores efectos.
El bloqueo esta ante
nosotros como siempre, incólume, apretándonos
la yugular.
Entonces Obama lo que
ha hecho hasta hoy, restándole menos de
3 meses para dejar la presidencia, ha sido, lo que dijimos ya en abril del
2009. Utilizar el bloqueo como un sofisticado instrumento, en que combina “garrote y zanahoria”, como no
lo había logrado hacer ningún presidente
norteamericano.
Obama, como ya hemos
expresado antes, ha dividido el bloqueo en dos: garrote contra la dirección de
la revolución y zanahoria para tratar de conquistar a la sociedad civil cubana.
Haciendo centro de su política el
interés de subvertir el régimen político
cubano, a pesar también, de haber declarado que esa no es su intención.
Luego entonces, Obama,
a pesar de haber adoptado algunas medidas
positivas en las relaciones con Cuba, entre ellas, como la más importante,
restablecer los vínculos diplomáticas
entre ambos países, a nivel de embajadas, está resultando ser el presidente más
demagogo, inconsecuente y mentiroso con el que nos hayamos podido tropezar.
Creo que en esas dobleces supera a todos los presidentes anteriores. A
ningún presidente anterior le había interesado tanto aparecer como lo que no
es.
Y no ha hecho todo ello
por no ser un hombre inteligente. Todo lo contario. Es un imperialista muy
inteligente. Porque ha sido con Cuba un hombre que ha logrado representar muy
bien los intereses imperiales y sobre todo, porque lo ha hecho, tratando de darnos a entender de que hace todo lo contrario.
Llevando las cosas hasta el límite. Por
eso se despide con el legado de ser el presidente
que más ha hecho por mejorar las relaciones con Cuba, pero dejándonos el escenario preparado de un modo tal, que podemos decir, que no ha sacrificado uno
solo de los intereses estratégicos a utilizar contra Cuba, para que los que le sucedan puedan recuperar la Isla. Dado que quien lo sustituya contará
con el bloqueo, la Base naval en
Guantánamo, el formidable aparato de agresividad mediática, La Ley de Ajuste y la deuda de las
compensaciones. Además de contar con una embajada, con la que tratará de manejar todo el
andamiaje de esas políticas contra Cuba.
Es que ninguna de las medidas que Obama ha aceptado
seguir con Cuba, hasta ahora, representan un real estorbo para continuar trabajando desde dentro la subversión
contra nuestro país.
Ninguna de las medidas
que Obama ha adoptado, representan un beneficio sustancial, -mas allá de
facilitar los vuelos comerciales-, para que Cuba pueda realmente ir adelante
con su proyecto de establecimiento del nuevo Modelo Económico, que es la piedra
angular de la salvación de la economía cubana. Nada de inversiones, nada de
comercio bilateral, nada de préstamos, ni
de permitir el turismo norteamericano,
nada de utilizar el dólar, etc.
Por supuesto, que
Obama tendrá que pagar un precio por
ello. Recibirá, en la Asamblea de
Naciones Unidas, el 26 de octubre próximo,
el “zapatazo moral” a nivel internacional, más grande
recibido por cualquier presidente norteamericano en la historia de
Estados Unidos.
Pero ya, a estas
alturas, es posible decir que no le
importa, no le interesa retirarse de la presidencia con esa carga inmoral. Porque va haber cumplido, con el compromiso
imperial; demostrando así, de que aun
siendo negro, aun llevando sobre su cuerpo,
lo que para muchos en los Estados
Unidos, es el color de la desconfianza, dentro de una sociedad tan racista como
la norteamericana, el ha sido capaz de representar bien los intereses del imperio, dejándole el
camino expedito, a todos los que como
él, aun siendo negros, aspiren a una
posición presidencial en el futuro: dígase un Collin Powell, una
Condoleza Rice y otros similares.
Porque además, no es ocioso decir, que Obama no ha
sido capaz de hacer nada por los negros en Estados Unidos. Solo permitir que se
les asesine en las calles.
Nunca se habían
acumulado, en tan poco tiempo, tantos
negros asesinados impunemente por la
policía en las calles de las ciudades norteamericanas .Y si Obama no se ha dado
cuenta de lo que eso significa, que los
grupos de poder blancos, racistas de derecha, lo hacen, como para que hacia el futuro no se
le vaya ocurrir a ningún
negro que puede llegar de nuevo a la presidencia, pobre de su alma.
Sin embargo, nada de lo
dicho hasta aquí significa, ni por
asomo, que los cubanos no debiéramos
continuar aprovechando la extraordinaria
oportunidad que representa seguir
negociando nuestras diferencias con Estados Unidos. Cuestión esta ultima que nunca habíamos logrado. Ni siguiera, que no debiéramos tratar de continuar
avanzando lo más posible en las relaciones, evitando así que se pueda dar
marcha atrás a lo obtenido hasta ahora.
Considero que debemos
continuar la lucha. Porque Obama podrá despedirse de cualquier forma, y ojalá
que sea de la mejor, pero nosotros
tendremos que seguir tratando de
entendérnosla con la próxima administración. Sea demócrata o republicana. Ante
la cual deberemos defender lo alcanzado
y no bajar la guardia para enfrentarnos con fuerza a lo que nos depare el futuro.
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