Lo
que estamos viendo que, con correlación de fuerzas a su favor, está haciendo la
derecha continental en el Mercosur en estos días, es lo que haría si lograran
arribar al poder político en Venezuela: dar marcha atrás a lo logrado e ir más
allá, más atrás, más regresivamente.
Rafael Cuevas Molina/ Presidente
AUNA- Costa Rica
La
ofensiva de la derecha continental tiene como su principal objetivo en la
actualidad cercar a Venezuela a como dé lugar en todos los campos y en todo
momento, no dejarla respirar. Repetimos lo que ya se ha dicho y argumentado por
otros mejor que nosotros: es una estrategia continental en la que no se para
mientes en absolutamente nada, que tergiversa, miente, falsea, inventa y
agrede.
Venezuela
es el botín más importante por el que se abalanzan ahora. No se trata solamente
de sus riquezas naturales que van , por cierto, más allá del petróleo, sino del
valor simbólico que tiene en el marco de los procesos progresistas y de
izquierda continentales.
Fue
de su Revolución Bolivariana desde donde surgieron algunas de las más
emblemáticas propuestas y proyectos que han caracterizado estos años de inicios
del siglo XXI en América Latina. La concreción, por primera vez, de esfuerzos
integracionistas y solidarios entre nosotros mismos nacieron en consenso con
los argentinos, los ecuatorianos, los bolivianos y los cubanos, es cierto, pero
el impulso que les dio Hugo Chávez fue fundamental.
La
concepción solidaria de Petrocaribe, por ejemplo, solo es comparable conceptual
y humanamente con las iniciativas que han caracterizado a la política exterior
cubana, que no ha dudado hasta de quitarse el pan de la boca con tal de
impulsar una política internacionalista solidaria sin parangón en la historia
moderna.
Lo
que interesa es no solo revertir los logros de la Revolución Bolivariana, sino
dar una lección ejemplarizante para que nadie en el futuro se atreva a
insubordinarse contra el orden existente.
Lo
que estamos viendo que, con correlación de fuerzas a su favor, está haciendo la
derecha continental en el Mercosur en estos días, es lo que haría si lograran
arribar al poder político en Venezuela: dar marcha atrás a lo logrado e ir más
allá, más atrás, más regresivamente.
Es el
reordenamiento del capital transnacional en alianza con sus pares nacionales
subordinados, que busca crear mejores condiciones para su reproducción. Es lo
mismo que sucede ahora mismo en España, el capital se reordena para exprimir
cada vez más a la fuerza de trabajo y sale fortalecido de la crisis. Ahora y en
el futuro habrá más desempleo, más precariedad laboral, menor cobertura
sanitaria, menos educación pública de calidad.
En
América Latina, ese reordenamiento pasa por retrotraerse a los tiempos en los
que el ALCA parecía venirse inminentemente. Busca la integración en función del
proyecto panamericanista, manejado por los Estados Unidos en función de los
intereses de los capitales que promueve su política imperialista.
Todo
proyecto latinoamericanista es no solo un contrasentido para esa concepción,
sino un peligro que debe ser extirpado ejemplarizantemente. Por eso Venezuela
está en la mira. No habrá razón jurídica, institucional, legal o moral para contrarrestar
lo que se le está haciendo en el Mercosur, porque siempre los que aborrecen lo
que representa encontrarán la forma de no estar de acuerdo.
Se
entiende de las actuales administraciones de Argentina, Paraguay y Brasil.
Todos tenemos claro quienes son y qué buscan. Pero tener de paniaguado a
Uruguay en esas componendas es vergonzoso.
Así
que no esperemos mucho de lo que resulte de este proceso de acoso al que tienen
sometida a Venezuela en el Mercosur. Terminarán sacándolo con cajas
destempladas y los corifeos de la derecha lanzarán las campanas al vuelo en
diciembre. Ya están preparando el carnaval y las primeras planas de los
periódicos.
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