Son innumerables los intentos de
la oligarquía latinoamericana e internacional y de Estados Unidos por derrocar
a los gobiernos progresistas de Suramérica. Tenemos que tener presente que
están en juego muchas cosas: la voz y el voto de los pueblos que salieron a
elegir en democracia.
Ilka Oliva
Corado / Para Con Nuestra América
Desde Estados Unidos
“No está en juego mi mandato,
sino el respeto a las urnas y a la voluntad soberana del pueblo,” palabras de
Dilma en su defensa ante el Senado el día lunes 29 de agosto. Se puede estar de
acuerdo o no con el gobierno de Dilma en Brasil, pero lo que debe ser
condenable en absoluto es el Golpe a la democracia.
Dilma fue elegida por 54
millones y medio de brasileños en votaciones democráticas, y sacada de la
presidencia por un grupo de senadores corruptos fieles a la embajada de Estados
Unidos en Brasil. Fieles a las políticas de exclusión y al monopolio de las
empresas trasnacionales.
No es una simple crisis política
la que se vive en Brasil, es un asalto a la democracia; es el regreso de la
impunidad y del neoliberalismo. Y no es por Dilma, que no nos engañen, no van
por Dilma y no van por Lula; ellos van a cortar de tajo las políticas de
inclusión y de igualdad social que fueron establecidas en ambos gobiernos. Ellos
van para volver al retroceso y al empobrecimiento del país. Van por los avances
logrados en materia de Derechos Humanos, salud, educación e infraestructura.
Visto desde cualquier ángulo e
ideología, este Golpe a la democracia nos viene a recordar que Estados Unidos
es capaz de todo para lograr dominar la región. Derrocar gobiernos totalmente
democráticos (recientemente Lugo en Paraguay y Zelaya en Honduras). Nos
recuerda que la oligarquía siempre estará a las órdenes del capital. Que unos
cuántos están dispuestos a traicionar a su pueblo a cambio de la vergüenza de
la estafa.
Lo podemos ver a cabalidad con
Argentina, Macri que desde el primer día de su mandato echó a andar las
políticas neoliberales que pidió Estados Unidos, en tres meses había logrado
tirar por la borda los logros progresistas de 12 años. Aún así hemos visto que
Cristina no ha desistido y sigue activa políticamente junto a las masas, junto
al pueblo que no la ha abandonado. Sufre una evidente persecución junto a otros
líderes políticos y Las Abuelas de la Plaza de Mayo. Milagro Sala es un presa
política del gobierno de Macri y lo quieren hacer con Hebe, presidenta de Las
Abuelas de la Plaza de Mayo. Y quieren ver a Cristina encarcelada también, pero
no por ella, sino por los logros y por haber empoderado al pueblo.
¿Qué hará el pueblo brasileño?
¿Se dejará arrebatar los logros? ¿Permitirá que este grupo de corruptos
desvalore su voto? ¿Dejará que vuelva el neoliberalismo al país? ¿Qué vuelva la
hambruna, la violencia gubernamental, las minerías, la deforestación y los
ecocidios? ¿La represión? ¿La miseria? ¿El clamor desde el terror? ¿El silencio
y el espanto? ¿Qué Brasil retroceda 40 años?
Es abrumante el silencio de la
mayoría de gobiernos de Latinoamérica ante este atraco a la democracia. Los
gobiernos del mundo. Guardar silencio es sinónimo de encubrir y admitir una
agresión de semejante magnitud a la libertad de decisión de un pueblo que fue a
la urnas y eligió con autoridad y derecho, a conciencia. ¿Qué dice la OEA de
todo esto? ¿Para qué existe la OEA entonces? ¿Por qué Estados Unidos no se ha
pronunciado así como lo hace constantemente con Venezuela? Son evidencias
claras que además de faltar el respeto a nuestra inteligencia natural, nos
dicen con claridad que harán lo que quieran y cuando quieran. Y nosotros lo
estamos permitiendo.
El mismo grupo de usurpadores y
corruptos que sacó a Dilma con acusaciones falsas, porque no existe prueba
alguna de lo que se le acusa, votará para destituirla. Es más que sabido que la
decisión final será perpetrar de lleno el Golpe para que Temer y su grupo de
atracadores, hagan de Brasil lo que ha sucedido con el resto de América Latina
y sus gobiernos neoliberales. Quieren la cabeza de Dilma, de Lula y del Partido
de los Trabajadores para darle un escarmiento al pueblo y hacerle entender a
balas y a represión que la democracia no existe y que se hace lo que la derecha
y Estados Unidos quieran. Pues ahora es que el pueblo brasileño debe demostrar
de qué está hecho.
El nuevo modelo del Plan Cóndor va
viento en popa, jueces que trabajan y deciden bajo órdenes de las empresas
transnacionales, oligarquía nacional e internacional y Estados Unidos. Un
puñado de estafadores que buscan su tajada a costa de la seguridad, la alegría
y la vida de miles de brasileños.
La semana es decisiva, se
encienden de nuevo las alarmas de emergencia en Suramérica. Un ataque por la
espalda al gobierno de Evo Morales para desestabilizar el proyecto progresista
del socialismo en la región; el asesinato de un vice ministro que también fue
torturado por mineros en una muestra feroz de lo que es capaz de hacer la
derecha boliviana para regresar al poder. Busca derrocar al gobierno popular de
Evo que también fue elegido en votaciones democráticas; como Dilma, Correa,
Maduro, Cristina, Chávez, Lugo, Pepe Mujica, Lula, Néstor, Zelaya.
Las fechas están relacionadas
entre sí, con días de diferencia en Brasil, Venezuela y Bolivia, la injerencia
de Estados Unidos busca cortar de raíz los gobiernos populares y progresistas
de América del Sur. Un coletazo seguramente le llegará a Correa dentro de todo
esto para después buscar tomarlo por la yugular e implementar medidas
neoliberales en Ecuador.
Para el jueves 1ro de
septiembre, en Venezuela la derecha y la embajada de Estados Unidos buscan
crear de nuevo el caos en la población, algo a lo que han llamado “La toma de
Caracas” que no anuncia ser una manifestación pacífica (la de la derecha nunca
lo es) y se deja ver como la segunda versión de La masacre el puente Llaguno,
como la del 11 de abril de 2002 con el Golpe de Estado que los grupos
oligárquicos mundiales le quisieron dar a Hugo Chávez.
Un Golpe dirigido por el
embajador de Estados Unidos en ese momento, Shapiro que encabezó la operación
desde el brazo armado de la Policía Metropolitana y con la ayuda de la
mediatización de los medios de comunicación oligárgicos en los que están
Venevisión y Globovisión.
El gobierno de Maduro presentó
en cadena nacional la noche del martes 29 de agosto, en Venezolana de
Televisión el documental “Puente Llaguno: claves de una masacre” para recordar
a la población lo que es capaz de hacer la derecha y Estados Unidos. Murieron
19 manifestantes tanto de ciudadanos afines al gobierno de Chávez como de
opositores, más de 73 heridos de bala. Disparos en la cabeza, el rostro y el
cuello. Francotiradores extranjeros que horas después de la revuelta salieron
del país. Ubicados en puntos estratégicos en contubernio con los medios de
comunicación de la oligarquía que encubrieron estos ataques y que manipularon imágenes
y sonidos, para culpar a los manifestantes afines del gobierno de Chávez.
Gracias al periodismo
independiente y a los medios de comunicación comunales se supo la verdad y se
pudo realizar este documental con pruebas irrefutables de la emboscada que se
tendió a Chávez desde la oligarquía; misma que ahora comandada por los mismos
actores busca llenar de sangre nuevamente las calles de Venezuela. No han
podido desde la Asamblea Nacional y no han podido con las mentiras de la OEA ni
con el “clamor” de Estados Unidos, España, y de Uribe y secuaces que piden a
gritos una intervención militar.
Que no nos engañen, no van por
Maduro, como en el 2002 no fueron por Chávez, van por las políticas de
inclusión. Van por la plusvalía; por el derecho a la educación, a la salud, a
la vivienda, a la oportunidad del pueblo, de las masas. Van por esa enorme
diferencia del 70% de pobreza en la que se encontraba Venezuela antes de Chávez
y el 18% con el que se encuentra ahora. Después de Cuba, Venezuela es el país
con más igualdad social en América Latina. De 4 de 10 niños que iban a la
escuela antes de Chávez, ahora van 8 de 10. 1 de cada 9 va a la universidad.
Esos son logros de la Revolución Chavista, que no nos engañen con la hambruna;
lo que sí existe y es latente es la guerra económica contra el país. Más de 6
intentos de Golpe de Estado a Chávez y Maduro, y seguirán porque van por el
pueblo; lo quieren de rodillas, muriendo de hambre, cansado, enajenado, sumiso,
acabado.
Son innumerables los intentos de
la oligarquía latinoamericana e internacional y de Estados Unidos por derrocar
a los gobiernos progresistas de Suramérica. Tenemos que tener presente que
están en juego muchas cosas: la voz y el voto de los pueblos que salieron a
elegir en democracia. Los logros en políticas de inclusión que no se había
visto en el continente por lo menos durante los últimos 40 desde que el Plan
Cóndor arrasó con todo y las dictaduras nos llenaron de torturados,
desaparecidos y presos políticos. La sangre que se derramó es nuestra Memoria
Histórica, identidad y debe ser también nuestra dignidad.
Denunciar la injusticia deber
ser nuestra obligación humana. En cuanto a Dilma, no hay duda alguna, ella no
es culpable, no hay que esperar a que pasen los años y la historia la absuelva,
es ahora cuando se debe pelear por lo que tanto ha costado restaurar. Hay un
tejido social roto, hay secuelas de la opresión, hay niños con deseos de
estudiar y jugar en libertad, tienen anhelos. Es por ellos, por ellos debe ser.
Mi respaldo absoluto a los presidentes
progresistas de Suramérica que están viviendo el embate de la injusticia
imperialista. Y mi lealtad a mi presidenta Dilma, mujer valiente, inteligente,
humana y orgullo de la mujer latinoamericana. No pudieron con ella ni
torturándola, mucho menos podrán ahora, es inquebrantable.
En cuanto a Venezuela, la toma
de Caracas ya la hizo el pueblo el día que eligió a Hugo Chávez y a la
Revolución Chavista, de ahí pal real…
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