El
2018 nos encontrará a los argentinos renovando la fe y la esperanza, cantando
con la recordada y nunca más necesaria María Elena Whalsh: “Tantas veces me mataron,
tantas veces me morí, sin embargo estoy aquí resucitando. Gracias doy a la
desgracia y a la mano con puñal, porque me mató tan mal y seguí cantando.
Cantando al sol como la cigarra, después de un año bajo la tierra, igual que
sobreviviente que vuelve de la guerra”.
Roberto
Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra América
Desde
Mendoza, Argentina
En el
“reino del revés” es lógico que se celebre el fin de año con las cuentas al
rojo vivo, con un dólar que se ha escapado de sus cauces y su estampida
recuerde otras épocas, se recalculen en conferencia de prensa de las
principales espadas de la economía nacional las metas inflacionarias luego de
la aprobación del Presupuesto 2018, (más para arriba como corresponde al mundo
feliz de Huxley instalado) llevándolas al 15% para 2018, 10% para 2019 y 5%
para 2020 aunque, parafraseando a Orwell podría ser cualquier otro valor, o se
niegue la incidencia del endeudamiento externo, el déficit fiscal y el comercial
que ha crecido de una manera exponencial dada la apertura económica con el
aluvión de importaciones chinas y la consecuente desindustrialización operada
en las provincias con promoción que han ido paulatinamente cerrando sus puertas
como infinidad de pymes; que en este marco se premie al genocida Etchecolatz
con prisión domiciliaria a espaldas del pueblo que, con Abuelas y parientes
cercanos, celebra el hallazgo de la nieta 127, luego de haberla esperado
durante 40 años.
Así
de absurdo nos encuentra la celebración de los santos inocentes y el
improvisado balance de fin de año, donde se nos hace imposible recordar los
golpes recibidos en los 365 días, luego de caernos tantas veces y rompernos la
dentadura con el cordón de la vereda o esquivando caricias de las fuerzas de
seguridad en cada manifestación por causas perdidas.
Algo
sin embargo es cierto, el gobierno viene en picada en credibilidad: un 20% en
diciembre lo señala como el peor mes de Macri, ésto según el índice de
confianza en el gobierno ICG elaborado por la Universidad Torcuato Di Tella[1],
situación altamente conocida y circulante estas últimas semanas cuando los
votantes de Cambiemos advirtieron la gran estafa.
Que
ahora salieran a hablar los millonarios que manejan la economía, quienes tienen
la mayor parte de su fortuna en el exterior, cuentas off shore como Caputo,
además del negocio privado de las Lebacs y, Marcos Peña, jefe de gabinete haya
sido designado por la revista Forbes como el Ceo del año, es más que una pesada
broma gastada a la inocencia de la población.
Tampoco
fue novedoso el bono de 500 mil pesos que le concedió la Sociedad Rural al
ministro Etchevere, luego de haber dejado la presidencia de la entidad, aunque
varios miembros de la misma no estuvieran de acuerdo por considerarlo poco
ético. Sin embargo, la Oficina Anticorrupción dio vía libre argumentando que
ese dinero corresponde a sueldos adeudados por lo que no veía ningún
inconveniente.
Una
mancha más que le hace al tigre, en un escenario en donde el hombre fuerte del
Grupo Clarín, Héctor Magnetto y Bartolomé Mitre, dueño del centenario diario La
Nación fueron sido sobreseídos por la Suprema Corte por la causa de Papel
Prensa, apropiada durante la última dictadura.
Eso
no es delito, delito es manifestarse en las calles, mucho más defenderse de la
represión, aunque haya habido infiltrados de las fuerzas de seguridad entre los
violentos. Pero bueno, hablábamos del “reino del revés” y como corresponde a la
fábula los protagonistas han mudado sus roles, transformándose en una tragedia
demasiado burda como para que perdure mucho tiempo más.
Lo
cierto y seguro es que el 2018 nos encontrará a los argentinos renovando la fe
y la esperanza, cantando con la recordada y nunca más necesaria María Elena
Whalsh: “Tantas veces me mataron, tantas veces me morí, sin embargo estoy aquí
resucitando. Gracias doy a la desgracia y a la mano con puñal, porque me mató
tan mal y seguí cantando. Cantando al sol como la cigarra, después de un año
bajo la tierra, igual que sobreviviente que vuelve de la guerra”.
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