sábado, 27 de enero de 2018

Genuflexión, servilismo y sumisión en la política exterior latinoamericana

¿Estos personajes son los que juzgan a Venezuela? ¿Habrá alguien que los tome en serio? Se sabe que hoy la democracia electoral da para cualquier cosa: ladrones, mentirosos, tramposos y violadores de derechos humanos pueden acceder a la presidencia de un país con la única condición  de ser vasallos de Estados Unidos.

Sergio Rodríguez Gelfenstein / Especial para Con Nuestra América
Desde Caracas, Venezuela

En un acto que no se caracteriza precisamente por el apego a las prácticas diplomáticas, mucho menos a la ética que debe caracterizar el comportamiento internacional de los Estados, el canciller chileno ante el autismo ya habitual de la presidenta Michelle Bachelet -pensando más en su futuro como funcionaria internacional que en los intereses de su pueblo- aproveché la convocatoria del Foro China-Celac en Santiago para reunir a los países del autodenominado grupo de “perritos simpáticos acostados en la alfombra de la Casa Blanca” a fin de dar un paso más en su escalada de agresión contra Venezuela.  A su vez, Heraldo Muñoz también  está tratando desesperadamente que sus amos del norte se fijen en él y recompensen sus servicios con un cargo que mejore sus expectativas, que hasta ahora solo se limitan al intento de impedir que su organización política, el Partido por la Democracia (PPD) tenga un honroso funeral después de la debacle electoral de los últimos comicios.

En una afrenta al gobierno chino, Heraldo espero sólo unas horas tras la partida de Santiago del canciller Wang Yi, para que, después de estar conversando durante dos días de una supuesta voluntad integracionista de los gobiernos de derecha de la región, mostrara su verdadera cara, al proponer un nuevo libelo intervencionista -que fue aprobado por dicho grupo- con el que se proponen coadyuvar a crear condiciones para derrocar al gobierno de Venezuela.

No contento con eso, y después de exultantes y desvergonzadas loas a Wang que solo persiguen atraer inversiones y mejorar un intercambio comercial con China con el único propósito de fortalecer y ayudar a incrementar ganancias a los grandes empresarios chilenos, Heraldo anunció solo unas horas después, (mientras Wang todavía volaba de regreso a Beijing) que en marzo se aprobaría el denominado TPP11, es decir el Acuerdo Transpacífico sin Estados Unidos, una alianza comercial claramente instituida por Obama para competir contra China, la cual fue dejada sin efecto por Trump. Para ello, Heraldo organizó un evento en Viña del Mar en marzo del año pasado en el cual se “vendió” como el salvador del TPP y líder de la Alianza del Pacífico para ese empeño. China, invitado a ese foro, envió una delegación de tercer nivel que se permitió decirle al heraldo chileno, en su propio país: “libre comercio si, TPP no”.

Sin embargo, para Heraldo fue más fuerte su voluntad de servir a sus jefes del Partido Demócrata de Estados Unidos que esperando tiempos mejores, han puesto a funcionar a todos sus adláteres latinoamericanos, (como Heraldo, el canciller mexicano Videgaray y otros) para que hagan su trabajo, después de haber sido desplazados de la presidencia de ese país. Para que no quedara ninguna duda de su papel protagónico, Heraldo afirmó que “…ha sido una negociación intensa que terminó a última hora en Tokio”. Yo estuve hasta última hora (del lunes, hora chilena) en contacto con el ministro de comercio de Canadá quien pidió apoyo a una fórmula que Chile estaba apoyando (sic)…”. O sea, estuvo simultáneamente chupando medias al canciller chino en Santiago y al mismo tiempo, haciendo lo propio con los japoneses y canadienses en Tokio. Continuó Heraldo con su auto adulación: “…la idea de seguir adelante con el TPP sin Estados Unidos y con algunas modificaciones surgió en Viña del Mar en marzo del año pasado, cuando reunimos a todos los cancilleres y ministros de comercio que firmaron originalmente el TPP”. Le faltaba algo a Heraldo: dejar claro que esta era su obra y que ningún Piñera le iba a escamotear su victoria, así lo manifestó claramente: “Esto es algo que firmará la administración de la presidenta Michelle Bachelet, que es la que negoció la parte final del TPP original y que negoció enteramente el TPP11. Estamos muy satisfechos”. Mucho más lo están los grandes empresarios y los chilenos en general, quienes votaron por Piñera, porque a pesar de todas sus genuflexiones y de dejarlos hacer el trabajo sucio por un lapso, la oligarquía sabe perfectamente la diferencia entre quien le sirve subordinadamente y quien es miembro de su cofradía por antigüedad y apellido. Por eso dejó gobernar dos veces a Bachelet, quien aceptó gustosamente su papel servil y sumiso para entregar -dos veces también- el gobierno a la ultra derecha y al pinochetismo, en una de las actuaciones políticas más repudiables de la historia republicana de Chile.

Pero ya se va, (indudablemente lo que viene es peor) eso es que quiso la minoría que vota en Chile, con ella se va Heraldo, no se sabe a que nueva rastrera misión, propia de su personalidad y comportamiento, lo importante es que se va. Y así, la historia irá olvidando a todos los “perritos simpáticos”, Kuczynski pactó con el hijo del ex dictador la libertad de éste a cambio de mantenerse en el gobierno. Esa actitud tan ruin, egoísta y cobarde le hizo caer a menos de un 20% de popularidad. Ya se va Cartés en Paraguay, está tratando desesperadamente de dejar a un pupilo que no investigue sus múltiples actividades que según la prensa de su país están al borde de la ilegalidad. Juan Orlando Hernández debió dar un golpe de Estado en Honduras y su gobierno sólo ha sido reconocido por Estados Unidos, Israel, Colombia y Guatemala. Santos  se marchará también este año, será recordado como traidor por la derecha uribista, y como genuflexo por sus aliados, seguramente utilizará su Premio Nobel para dar conferencias sobre la paz que no se logró en Colombia porque todo fue un engaño de su gobierno, en un proceso fracasado en el que la oligarquía colombiana logró en la negociación, la victoria que no pudo obtener en los campos de combate. Santos ha dicho que no reconocerá al gobierno que surja de las próximas elecciones en Venezuela. ¿Habrá alguien en el país que le importe el reconocimiento de Colombia? ¿Acaso Bolívar le preguntó a la oligarquía bogotana si estaban de acuerdo con su independencia? No lo hizo, desarrollo la campaña de Nueva Granada concluida en la Batalla de Boyacá y les dio patria y libertad sin pedir nada a cambio. Venezuela tuvo que esperar 34 años, guerra mediante, para que España reconociera su independencia y nadie se echó a morir por eso. Santos se debería preocupar por las decenas de líderes sociales y activistas de derechos humanos asesinados diariamente en Colombia, por los miles de niños muertos por desnutrición en la Guajira, por el incremento de las acciones de las organizaciones paramilitares y sobre todo porque algún pupilo suyo gane las elecciones para que no investigue sus vínculos con Odebrecht y otras actividades no muy “santas” precisamente. 

Asimismo, Peña Nieto se dispone al mayor fraude de la historia de México (lo cual es mucho decir) para impedir el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, no hay otra manera de frenar esa realidad que anuncian todas las encuestas creíbles. Peña se va mucho más rico de lo que llegó al gobierno, con un país mucho más peligroso para la vida de los ciudadanos, un récord en materia de violación de derechos humanos que es una vergüenza para el país que en algún momento tuvo la Constitución más avanzada de América Latina, la mayor cantidad de periodistas asesinados y el más alto número de feminicidios del mundo y lo que es peor, sometido a la humillación de Estados Unidos, algo despreciable para el noble pueblo mexicano que sufre con resignación la carencia de líderes que se acerquen mínimamente a  la dignidad  de los próceres que le dieron nación y patria.

Temer gobierna con el 5% de popularidad, apoyado en la compra de la mayoría de los parlamentarios los cuales evidentemente tiene su precio, a cambio, tocada día restringe más los logros sociales obtenidos por el pueblo brasileño tras largos años de lucha, al mismo tiempo le entrega el país a las transnacionales, vendiendo impunemente la soberanía y las riquezas de su país. Macri pasó de un 60% de popularidad en octubre a un 51% en diciembre y 37% ahora cayendo por una pendiente abrupta que no logra detener después que los argentinos de clase media se han comenzado a dar cuenta que no solo los pobres serán afectados por las políticas anti populares y represivas del gobierno. Ahora van por ellos, lo empezarán a sentir en sus bolsillos y en la supuesta estabilidad lograda tras “salir de Cristina”.

¿Estos personajes son los que juzgan a Venezuela? ¿Habrá alguien que los tome en serio? Se sabe que hoy la democracia electoral da para cualquier cosa: ladrones, mentirosos, tramposos y violadores de derechos humanos pueden acceder a la presidencia de un país con la única condición  de ser vasallos de Estados Unidos. Las muestras más fehacientes: Temer, Juan Orlando Hernández y Piñera. Se sabe también que la democracia venezolana está apenas en construcción y que serán los venezolanos quienes tendrán que mejorarla, pero será mediante el diálogo y la negociación. Los dirigentes de la oposición -ninguno de los cuales ha ido nunca a una guerra y no sabe lo que ella significa y hasta dónde pueden llegar los comportamientos humanos en esa situación- tendrán que asumir la responsabilidad histórica de buscar caminos pacíficos de solución o hacerle caso a Trump, Bachelet, Rajoy y Santos que los presionan para que sigan el despeñadero de la violencia y la guerra. Finalmente, las cosas se solucionarán internamente, no serán estos oscuros personajes de la historia que no tienen mucho que mostrar en sus países, los que vengan a dar lecciones democracia, probidad y honradez. Ninguno terminará su gobierno con más del 20% de aprobación.      
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