Mientras el planeta
Tierra va completando otra vuelta alrededor del Sol, empieza a asomar lo que
será un año de alta intensidad electoral para América Latina, con escenarios
definitorios de fuerte peso e incidencia que marcarán el rediseño del mapa
político regional.
Gerardo Szalkowicz / TeleSur
La agenda 2018 trae
elecciones presidenciales en Brasil, Venezuela, México, Colombia, Paraguay y
Costa Rica, además del recambio de mandatario en Cuba; disputas que prefijarán
si se consolida la hegemonía conservadora revitalizada en los últimos años o si
se abre camino un eventual reimpulso de las fuerzas progresistas.
Las madres de todas las batallas
Los principales centros
de gravedad serán sin duda Brasil y Venezuela. En el Gigante del Sur, Lula copa
la escena como principal favorito según propios y extraños. Hasta el diario
Folha de São Paulo –vocero de la oligarquía paulista- le da una intención de
voto mayor al 35%. Unos 20 puntos debajo se ubica el militar retirado Jair
Bolsonaro, otro símbolo del crecimiento de la ultraderecha mundial. El “Trump
brasileño”, aquel que en el impeachment a Dilma jurara por el coronel que la
torturó en la dictadura, tiene en su acervo frases como “los negros no sirven
ni para procrear”, “sería incapaz de amar a un hijo homosexual” o “no te violo
porque no lo mereces”. Más atrás aparecen Marina Silva (REDE) y Geraldo Alckmin
(PSDB). El partido de Michel Temer (PMDB) ni siquiera figura en la categoría
“otros”.
Mucho podría cambiar en
la geopolítica latinoamericana si el PT vuelve a gobernar Brasil, la principal
economía de la región. Para eso, Lula tendrá que sortear la ofensiva judicial:
el Día D será el 24 de enero, cuando se ratifique o no la condena a nueve años
y medio por el caso Lava Jato. Todo indica que el futuro del ex mandatario
estará en prisión o en el Palacio de Planalto.
En Venezuela, después de
reencauzarse la disputa política al terreno democrático, empieza a palpitarse
lo que será otra elección clave para América Latina. Sin fecha confirmada
(sería octubre pero se podría adelantar), el chavismo va por la reelección de
Nicolás Maduro, mientras la derecha atraviesa una etapa de agudo desconcierto,
fracturada en cinco pedazos y huérfana de liderazgos potables.
El 2017 estuvo marcado
por la feroz ofensiva internacional -diplomática y mediática- contra el
gobierno venezolano y el intento insurreccional opositor neutralizado con la
Asamblea Constituyente. La recuperación del chavismo se ratificó en las
elecciones regionales (consiguió 19 de las 23 gobernaciones) y municipales
(ganó el 92% de las alcaldías). Pero si la revolución bolivariana recompuso
fuerza en el terreno político, su supervivencia se jugará en el plano
económico: si el gobierno logra revertir su ineficacia frente a un sabotaje que
hace más de cuatro años asfixia la cotidianeidad de la población.
México: ¿la tercera es la vencida?
El principal condimento
de los comicios mexicanos del 1° de julio son las altas chances presidenciales
de Andrés Manuel López Obrador. Luego de perder con serias denuncias de fraude
en 2006 y 2012, va por la vencida. Por el peso económico del país azteca y por
ser la puerta de entrada al Norte, también el ajedrez político regional viviría
una alteración importante si la centroizquierda gana tras décadas de
neoliberalismo narco-criminal.
Su principal rival es
José Antonio Meade, quien buscará la continuidad del PRI después de un nefasto
sexenio de Enrique Peña Nieto. Tecnócrata de pura cepa, Meade fue funcionario
público por más de 20 años y nunca compitió por cargos de elección popular. El
tercero en discordia será Ricardo Anaya, aspirante por la extraña coalición
entre el derechista PAN y el otrora centroizquierdista PRD.
El otro elemento
significativo es la irrupción de los pueblos originarios en el terreno
electoral. Impulsada por el Congreso Nacional Indígena y con apoyo del
zapatismo, se abre paso la candidatura de la médica tradicional María de Jesús
Patricio Martínez, conocida como Marichuy, una apuesta que oxigenó la vapuleada
democracia mexicana.
Colombia: la paz también se juega en las urnas
Las presidenciales del 27
de mayo tendrán como telón de fondo la implementación de los acuerdos de paz,
por lo que el principal vector del debate previo gira en torno a las posturas
frente al posconflicto, en medio de un escenario de gran apatía.
Si bien aún faltan
cocinarse las alianzas definitivas, cinco candidatos encabezan los sondeos. La
derecha dura estará representada por el uribista Iván Duque y por el
exvicepresidente Germán Vargas Lleras. También figuran con buena intención de
voto el ex alcalde de Bogotá Gustavo Petro (centroizquierda) y el ex gobernador
de Antioquia Sergio Fajardo. Más atrás aparece Humberto de la Calle, jefe
negociador de la paz en La Habana. Como novedad, estará el debut de las FARC
convertida en partido político.
Colombia decidirá no sólo
la conducción del país sino también la impronta que tome el fin del conflicto
armado más largo en la historia continental. Y qué ocurra frente a otras
urgencias como el recrudecimiento del paramilitarismo que dejó en 2017 más de
130 líderes sociales asesinados.
Otros escenarios electorales
“Cuando la Asamblea
Nacional se constituya, habrá concluido mi segundo y último mandato al frente
del Gobierno y Cuba tendrá un nuevo presidente”. Así anunciaba Raúl Castro que
el próximo 19 de abril culminará el proceso electoral cubano con la designación
de un mandatario que, por primera vez en seis décadas, no llevará el apellido
Castro. Se prevé que el elegido sea el actual vicepresidente Miguel Díaz-Canel.
En Paraguay, la disputa
del 22 de abril será entre el oficialista Partido Colorado, que presenta a
Mario Abdo Benítez (hijo del ex secretario del dictador Alfredo Stroessner) y
Efraín Alegre, de la alianza entre el Partido Liberal y el Frente Guasu, del ex
mandatario Fernando Lugo destituido con el golpe parlamentario de 2012.
El año electoral en la
región arranca el 4 de febrero en Costa Rica. Tres de los 13 candidatos
despuntan en medio de una gran apatía e indiferencia: Juan Diego Castro, un
abogado famoso por su discurso de mano dura, y los dos representantes del viejo
bipartidismo, Antonio Álvarez (Partido Liberación Nacional) y Rodolfo Piza
(Partido Unidad Social Cristiana). Casi sin chances aparecen el gobernante
Partido Acción Ciudadana (PAC) y la izquierda del Frente Amplio.
Mientras el futuro de
América Latina se disputa en diversos terrenos (la lucha en las calles seguirá
siendo un factor clave), en el plano electoral se viene un año de gran
intensidad que marcará la deriva política regional.
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