El país entero se ha
solidarizado con el pueblo de Colón, las provincias, las comarcas, los
municipios, los trabajadores del agro, los obreros de la ampliación del Canal
de Panamá, estudiantes e, incluso, sectores empresariales. A la vez,
responsabilizan nuevamente al presidente Martinelli, por los desmanes cometidos
por las fuerzas policíacas.
Marco A.
Gandásegui, h. / ALAI
"Colón no se vende": el grito de lucha en Panamá. |
“A llorar al
cementerio…” fue el grito de batalla del presidente de la Asamblea de Diputados
después de aprobar la Ley 72 que privatiza las tierras de la Zona Libre de
Colón (ZLC). Fue un anticipo de la muerte del niño José Patricio Vega Betancourt,
de 9 años de edad, y del trabajador Andreve Dixon, de origen kuna. El niño fue
atravesado por una bala y el trabajador kuna recibió un disparo en la frente en
medio de la represión desatada contra el pueblo colonense por parte de la
Policía Nacional y del Servicio Nacional de Fronteras (SENAFRONT).
Este cuerpo
militarizado es financiado, armado y entrenado por el Comando Sur de EEUU que
ha identificado como el enemigo número uno de sus intereses a “los campesinos e
indígenas de Panamá”. La militarización acelerada del país puede explicar el
reciente nombramiento de un comisionado (coronel) de la Policía como
vice-ministro de Seguridad.
La Policía actúa sin un
plan de contingencia y los heridos de bala se acumulan. Los medios de
comunicación fueron amedrentados por actos de violencia contra su
personal. La Policía Nacional allanó la
Iglesia San José de la ciudad atlántica con el fin de detener a personas
refugiadas en ese sitio. Felipe Cabezas, dirigente del Frente Amplio de Colón,
denunció el ataque de la Policía y dijo que Colón se encuentra en “estado de
sitio”. El Frente inició un paro de 48 horas de todos los sectores de Colón a
partir del lunes. Cabezas declaró que el Frente quiere dialogar con el gobierno
una vez que derogue la Ley 72. Como consecuencia de la represión del martes, el
Frente anunció que el paro tendría carácter indefinido. El ministro de
Seguridad, J. Raúl Mulino, aseguró que la represión que ha causado dos muertes
y decenas de heridos se justifica para proteger a los manifestantes. Igual
opinó el Director de la Policía Nacional, Julio Moltó.
Apenas en febrero de
este año, Martinelli desplazó al SENAFRONT a San Félix donde el pueblo ngobe
buglé organizado se opone a la construcción de hidroeléctricas en su comarca.
Murieron dos trabajadores. En 2010 Martinelli también transportó en avión
varios batallones del SENAFRONT para aplastar una protesta de los trabajadores
de la bananera Bocas Fruit. En este caso, murieron dos obreros indígenas. Todas
las muertes fueron provocadas por heridas de balas. Se registraron, además,
decenas de heridos de perdigones y mujeres ultrajadas.
La
privatización de la ZLC
La “privatiziación” de
las tierras de la ZLC traspasa la propiedad de ese patrimonio de la ciudad de
Colón a intereses privados. Hasta ahora, la tierra era propiedad del Estado y
patrimonio de los colonenses (según la Ley que creó la ZLC en 1948). Los
comerciantes alquilaban los lotes donde construían mejoras (almacenes y
tiendas) para depositar mercancías y venderlas a los compradores de países
vecinos (en gran parte, la región andina, el Caribe y Centro América).
Hay dos versiones para
justificar la operación financiera del gobierno de Martinelli, ninguna de las
cuales se relación con las políticas neoliberales impuestas por las agencias
financieras norteamericanas. Por un lado, los financistas del Ministerio de
Economía y Finanzas incluyeron en el presupuesto de 2013 una partida de US$400
millones que sería cubierto con la venta de las tierras de la ZLC. Por el otro,
con la venta de las tierras el gobierno está creando un nuevo segmento de
“rentistas” que vivirían de los alquileres de las tierras de la ZLC. Es decir,
se trasladaran los ingresos de los alquileres que recibe el gobierno a un grupo
de propietarios privados.
Una tercera versión,
que surge de algunos sectores, es que Martinelli tiene interés en comprar el
paquete inmobiliario y convertirlo en parte de su patrimonio personal. También
se estudia la venta de los terrenos vecinos (del
Estado) que ampliarían la ZLC que serían adquiridos inmediatamente. Esta
opción no fue concebida ni por los fundadores de la ZLC quienes veían la zona
franca como un negocio rentable sin necesidad de tener que compartirlo con los
“rentistas”. Los gobiernos liberales (1948-1968), militares (1968-1989) y
neoliberales (1990-2010), a su vez, vieron la ZLC como una “caja menuda”
siempre disponible para desarrollar proyectos en diferentes partes del país. El
diputado de la oposición, Elías Castillo, señaló que el gobierno quiere vender
estas tierras para “utilizar ese dinero para gastos y para politiquería”. Según
otro diputado, José Blandón, el gobierno necesita dinero para sufragar “el
clientelismo y el robo descarado de los recursos públicos”.
Todo
Panamá se solidariza con Colón
En una extraña coincidencia,
la Asociación de Usuarios de la ZLC, la Cámara de Comercio, sindicatos,
estudiantes y otras organizaciones cívicas y populares condenaron la actitud
del gobierno que no quiso dialogar antes de aprobar la Ley 72 en la Asamblea.
En medio de las manifestaciones populares en la ciudad de Colón, el presidente
Martinelli salió del país con destino a Japón (su viaje número 67 al exterior
en tres años de gobierno). En Japón Martinelli tuvo el tiempo necesario para
atacar a China provocando un incidente internacional deplorable con el
principal surtidor de mercancías de la ZLC y el segundo usuario más importante
del Canal de Panamá.
El gabinete de
Martinelli parece que está experimentado serias grietas por la forma
irresponsable que ha manejado las protestas colonenses. Por un lado, el
ministro de la Presidencia, Roberto Henríquez, ha indicado en privado que
abandonaría su cargo por razones de salud. A su vez, la ministra de Educación,
Lucy Molinar, también ha evidenciado descontento por los acontecimientos de
Colón. La ministra fue la única miembro del gabinete que no firmo el proyecto
de Ley cuando fue enviado a la Asamblea.
El país entero se ha
solidarizado con el pueblo de Colón, las provincias, las comarcas, los
municipios, los trabajadores del agro, los obreros de la ampliación del Canal
de Panamá, estudiantes e, incluso, sectores empresariales. A la vez,
responsabilizan nuevamente al presidente Martinelli, por los desmanes cometidos
por las fuerzas policíacas.
25 de octubre de 2012.
No hay comentarios:
Publicar un comentario