Los pueblos
latinoamericanos pueden solidarirse hoy con el pueblo español porque ya
sufrieron, y sobrevivieron, las sietes plagas del apocalipsis fondomonetarista.
Sabemos bien que todo aquello que el FMI elogia y bendice en los países que
interviene, termina por convertirse en tragedia social y maldición.
Andrés Mora Ramírez / AUNA
Como en la Argentina en 2001, el reclamo por un cambio radical en la conducción política toma fuerza en la España de Rajoy y el ajuste neoliberal. |
El pueblo español ya
conoció, de viva voz de su presidente Mariano Rajoy, el dogma ideológico con el
que pretende hacer frente a la crisis capitalista: “no hay otro camino” más que el del ajuste -impuesto por la tiranía
financiera global-, dijo en estos días desde Marruecos. Aferrado al pensamiento
único neoliberal, Rajoy parece haber
decidido la suerte de su mandato (la inmolación en el altar del dios
mercado) y empuja a la sociedad española hacia el abismo del colapso social,
económico y político. Algo similar a lo que sufrió América Latina a finales del siglo pasado y
principios del XXI.
La España de Rajoy, del
expresidente José María Aznar –aquel corista de las mentiras de G.W. Bush y
Tony Blair sobre Irak- y “los
populares”, marcha hacia un callejón sin salida; mientras la otra España, la de los indignados, los trabajadores, los
estudiantes y los excluídos, libra en las calles su propia batalla. Para
quienes todavía tenemos frescas en la memoria las imágenes y los hechos que
precedieron la debacle Argentina del
2001, y la vergonzosa caída y fuga del entonces presidente Fernando de la
Rúa, no podemos sino ver en la España del 2012 los presagios de tiempos muy
duros y difíciles que reclamarán de las y los españoles un extraordinario
empeño para subvertir las actuales estructuras
políticas y económicas –cómplices de la crisis-, y transformar profunda
y creativamente su democracia. Y todo esto, en medio de la travesía con riesgo
de naufragio de la Unión Europea.
Sin embargo, contra
toda evidencia, el Fondo Monetario Internacional (FMI) insiste en hacer
apología del ajuste y los recortes presupuestarios, y hasta se atreve a elevar
a Rajoy y los suyos a la categoría de héroes. La directora gerente del
organismo, Christine Legarde, declaró
recientemente a la prensa: “podemos fijarnos en la reforma bancaria, en las
medidas fiscales para reducir el déficit, en las reformas estructurales para
hacer que la economía española sea más ágil, más flexible, que sea capaz de
capturar el crecimiento, para crear puestos de trabajo. Todo esto es muy duro, pero es valiente y necesita apoyo”. Y como
para disipar cualquier duda sobre el altruismo y el sentido de humanidad con
que los nobles tecnócratas del FMI trabajan por los desposeídos del mundo,
Legarde confesó sentirse muy mal por
“la gente que ha perdido su trabajo, para las familias que tienen problemas
para llegar a fin de mes”.
¿En qué consiste el
heroísmo de Rajoy? ¿Cuáles son sus proezas? Aplicar un nuevo recorte a los
presupuestos públicos que, como ha sucedido con todos los anteriores,
representa un zarpazo al Estado de bienestar y a los derechos y conquistas
sociales de la sociedad española. Esta vez,
se trata de una reducción de 40
mil millones de euros del plan de gastos del 2013 para pagar los intereses
de la deuda –en la visión neoliberal, los acreedores son más importantes que
los ciudadanos-, que afectará, entre otras cosas, al presupuesto de los ministerios (9% menos);
prorroga el congelamiento de los salarios de los empleados públicos; limita la
jubilación anticipada; y echa mano de 3.000 millones de euros del fondo de
reserva de la Seguridad Social para
atender deudas de la tesorería nacional.
Es tanto el cinismo del FMI al ensalzar a sus héroes
de turno, como lo hicieron en algún momento con el expresidente Carlos Mémen y
el “milagro argentino”; y es tan extremo el
autismo ideológico de las autoridades económicas de la Unión Europa en
Bruselas, que hasta el diario The New
York Times, un bastión del establishment estadounidense y del pensamiento
económico conservador, criticó el fracaso de sus
políticas de austeridad para Grecia, Portugal y España, y en este último
caso, sostuvo en un editorial que el nuevo recorte anunciado por Rajoy “casi
seguro hará que la situación política y económica de España empeore, con un
nuevo año de contracción en 2013 y el desempleo por encima del 25%”.
Los pueblos
latinoamericanos pueden solidarirse hoy con el pueblo español porque ya
sufrieron, y sobrevivieron, las sietes plagas del apocalipsis fondomonetarista.
Sabemos bien que todo aquello que el FMI elogia y bendice en los países que
interviene, termina por convertirse en tragedia social y maldición. Pero
también sabemos, y es nuestra esperanza, que tal y como ocurrió en estas
tierras de nuestra América, tarde o
temprano la fuerza transformadora de la
dignidad popular estallará en la cara de la clase política y de los grupos
de poder, y abrirá los nuevos caminos para la construcción de una España, una
Europa y un mundo diferentes.
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