Cuba
es un país soberano e independiente, cuyos hijos e hijas revolucionarios nunca
negociarán los principios. Las palabras de Josefina Vidal son la naturaleza de
la revolución.
Ángel Bravo
/ Especial para Con Nuestra América
Josefina Vidal, diplomática cubana. |
Cuando el 17 de diciembre de 2014, los presidentes de los Estados Unidos
y de Cuba anunciaron al mundo que restablecerían relaciones entre ambos países,
surgieron muchas expectativas a favor y en contra, las cuales aumentaron con la
visita de Barack Obama a la isla en marzo reciente.
Quienes no conocen la esencia de la revolución socialista, pronosticaron
que ésta se convertiría en una de las democracias tradicionales de América
Latina: desistiría del partido único, convocaría a elecciones multipartidarias,
renunciaría a su soberanía, retornarían los diputados “profesionales”, volvería
el derroche de dinero en propaganda (para ser elegido diputado), daría la
bienvenida a la economía de mercado, convertiría en mercancías la salud, la
educación, la seguridad, etc.
Entre los ilusos e insulsos no podían faltar los batistianos mafiosos
afincados en Miami, que desde ahí orientan y financian -con el beneplácito de
Washington- a la fabricada “disidencia” en Cuba.
El sueño de los enemigos de Cuba en las actuales circunstancias, es que
haya cambios políticos. Pero lo que entienden por cambio político -algo que
agrada a Washington- es el retorno a la época batistiana. Al respecto, en pleno
periodo especial (25/11/’94), Fidel expresó: “¿Cambios políticos? ¿Habrá país que haya hecho más cambios
políticos que nosotros? ¿Qué es una revolución, sino el más profundo y
extraordinario cambio político? Y nosotros hicimos esa Revolución hace más de
35 años, y a lo largo de 35 años hemos estado haciendo cambios políticos; y no
en busca de una democracia formal, enajenante, divisora de los pueblos,
fragmentadora de los pueblos, sino de una democracia que realmente una a los
pueblos, y viabilice lo más importante y esencial, que es la constante
participación del pueblo en la política y en las cuestiones fundamentales de su
vida”.
Las voces que exigen cambios políticos en Cuba se escuchan por todas
partes; han creado la idea de que el avance de las relaciones entre los dos
países dependerá de los cambios políticos que Cuba haga. Esto es completamente
descabellado; desconocen la naturaleza de la revolución.
En una reciente entrevista concedida por Josefina Vidal, al canal
libanés Al Mayadeen, a la pregunta: “Los Estados Unidos están reclamando a Cuba
respeto a la oposición política, las libertades públicas y los derechos humanos
¿Qué le han prometido a Obama respecto a esos temas?” La diplomática fue
tajante: “Le hemos dicho a
los EEUU, hay que hablar de todo, pero negociar temas internos que solo
competen a Cuba, nunca. O sea, Cuba está dispuesta a negociar la solución de
temas pendientes, como negociamos, por ejemplo, el restablecimiento de las
relaciones diplomáticas, pero jamás va a negociar con los EEUU temas de su
soberanía, de su ordenamiento interno, que solo al pueblo de Cuba, por ser en
quien descansa la soberanía del país, corresponde decidir.”
Escuchar
hablar a Josefina Vidal, directora general de Estados Unidos en la Cancillería cubana, con claridad, firmeza y contundencia,
es escuchar al Comandante.
Cuba
es un país soberano e independiente, cuyos hijos e hijas revolucionarios nunca
negociarán los principios. Las palabras de Josefina Vidal son la naturaleza de
la revolución.
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