Cimentar el ideario
revolucionario es lo que va a permitir ideológicamente darle a las fuerzas
progresistas mayor cohesión y unidad
frente a la derecha “vende patrias”, tal
como los caracterizaba Augusto C. Sandino.
Adalberto Santana / Especial para Con Nuestra América
Desde Ciudad de México
El 19 de mayo de 2016,
se conmemora un aniversario más de la la
caída en combate de uno de los más grandes próceres de nuestra América, el del
cubano más universal, José Martí. Pero
también el 18 de mayo de 2016 se cumplió
el 121 aniversario del nacimiento del gran prócer nicaragüense Augusto C.
Sandino. Para los latinoamericanos y para los pueblos del mundo que han luchado
por su emancipación, Martí y Sandino son dos referentes fundamentales del
pensamiento emancipador latinoamericano.
Recordemos que el
apóstol cubano cayó combatiendo el 19 de mayo de 1895. Martí escribió un día antes (precisamente en
la fecha en que nacía en el poblado de Niquinohomo, Augusto C. Sandino,) a su amigo, el mexicano
Manuel Mercado, una carta testamento desde el Campamento de Dos Ríos. En
aquella correspondencia con una extraordinaria visión, Martí escribía, respecto
al gran obstáculo a vencer en las aspiraciones de la auténtica independencia
latinoamericana y caribeña: “…ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida
por mi país, y por mi deber —puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que
realizarlo— de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan
por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre
nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso”.
También inserto en esa
lucha por la real independencia de nuestra América, el “General de Hombres
Libres”, caminando por el sendero de José Martí, en la década de los años
veinte del siglo pasado, se convirtió en una extraordinaria referencia para
mantener en alto la defensa de la soberanía nacional y la lucha contra el
intervencionismo imperialista. Especialmente el que se ha ejercido desde los
círculos de poder de los EU, el llamado pentagonismo (complejo
industrial-militar de la mayor potencia del orbe).
Recordemos que el
general Sandino formó el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua para repeler durante
los años de 1927 a 1933, a través de una guerra de guerrillas la invasión de las tropas norteamericanas que
ocuparon el territorio nicaragüense para
implantar un régimen de ocupación que tenía como aliados locales a los
políticos representantes de los sectores de la oligarquía liberal-conservadora.
Así, Sandino acompañado
de los generales de su Estado Mayor,
tropas y mujeres combatientes, libró una guerra anti-intervencionista que
finalmente fue coronada al lograr la expulsión de las efectivos militares de la
bandera de las barras y las estrellas. Pero también en esa lucha contó con el
respaldo de los pueblos latinoamericanos
y los del mundo, que supieron solidaridarizarse con esa gesta heroica de
la resistencia sandinista contra el intervencionismo estadounidense.
Las tropas del
General Sandino en territorio
nicaragüense libraron una guerra a muerte. Por primera vez fueron derrotas las
tropas imperialistas cuando tuvieron que desocupar Nicaragua en los inicios de enero de
1933. Así, el ejemplo del legado
martiano y sandinista ha llegado hasta nuestros días. Sus enseñanzas nos deben
recordar (traer a la memoria) que las luchas de resistencia anti-imperialistas
deben tener un ideario muy bien cimentado. Sobre todo en los sectores populares
para poder convertirse en la reserva estratégica del proceso de emancipatorio.
En los momentos
actuales las políticas intervencionistas con sus aliados locales, se esgrimen por medio de las golpes de estado
blandos. Con ello se busca revertir la
revolución latinoamericana y asestar
a las fuerzas progresistas
demoledores golpes tanto en Argentina como recientemente en Brasil. Así,
las experiencias de nuestros principales próceres como las de José Martí y Augusto C.
Sandino, resultan fundamentales para
asimilarlas y con ellas evitar errores que pueden llevar al retroceso de los
avances emancipatorios latinoamericanos.
Cuestión que las fuerzas más conservadoras y aliadas con Washington,
andan buscando. Así, esas fuerzas se
encuentra envalentonadas para clonar el
escenario político argentino y brasileño en otros países de la región. En la
mira de esos grupos de la reacción se ubica a los procesos revolucionarios como
los de Venezuela, Bolivia y Ecuador para intentar revertirlos.
Es aquí cuando el
ideario martiano y sandinista funciona para darle coherencia y consistencia a
las distintas formas de resistencia organizada, que en este momento estos
pueblos hermanos tienen que fortalecer.
Cimentar el ideario revolucionario es lo que va a permitir
ideológicamente darle a las fuerzas progresistas mayor cohesión y unidad frente a la derecha “vende patrias”, tal como los caracterizaba Augusto C.
Sandino. De ahí que en estos momentos de fuertes embestidas implementadas por
los sectores más conservadores y reaccionarios, se requiere retomar las
palabras del General de Hombres Libres: “La soberanía no se discute, se
defiende con las armas en la mano”.
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