Con este golpe parlamentario
también buscan cercar geomilitarmente a Venezuela, que es en definitiva el
hueso políticamente más rudo de roer por la activación que tiene de sus
instancias de poder popular y su nada despreciable alianza cívica-militar. El
imperio norteamericano por medio de sus 55 diputados en Brasil le solicita a
los 54 millones que votaron por Dilma un “Taima” por 180 días a ver que hacen.
Mientras tanto la samba entristecida debe tomar las calles.
Jesús Alejandro Marcano Fernández / Especial para Con Nuestra
América
Desde Maturín, Estado
Monagas, Venezuela
En América Latina con
Chávez 1998, Luis Inàcio “Lula” Da Silva y Néstor Kirchner 2003, José “Pepe”
Mujica 2005, Evo Morales 2006, Rafael Correa y Daniel Ortega 2008, Mauricio
Fùnes 2009 generaron una cartografía política de giro electoral a la izquierda.
Las luchas contra el neoliberalismo y la reivindicación de derechos por el silencio impuesto dan con Chávez y el
movimiento MVR-200 y luego MVR, electoralmente
su primer chispazo para el arranque del motor revolucionario en la
región. En Venezuela hace combustión
declarándose socialista y luego antimperialista y echando su suerte con el poder popular con la consigna cargada de vida
“Comuna o nada”.
Con ello en América
Latina hubo una respuesta a la “Doctrina Monroe” del siglo XIX y al Consenso de
Washington del siglo XX, culminando esa centuria, nuestros pueblos echaron
a andar la concreción de los desafíos de
sus combates ulteriores y en el siglo XXI dibujan ya otros horizontes cargados
de lucha, dijera el historiador francés, Lucien Lefevbre un “Combate por la
historia”.
No obstante ello, la
profundización y radicalización de los procesos no han sido iguales, han
dependido de condiciones propias de los contextos sociopolíticos y socio
jurídicos que la pugnacidad de los sectores y actores políticos han llevado. La
situación es compleja; concurren factores exógenos y endógenos, de apetencias
múltiples, algunas focalizadas otras desplazadas, muchos hilos construyen la
urdimbre. La “lucha de clases” casi dos siglos después de ser colocada como
categoría de análisis del capital, sigue siendo una herramienta teórica obligada para dar cuenta del
fenómeno.
Pudiéramos analizar y generar una pedagogía de
la provocación para cada uno de los casos que se vive en nuestro subcontinente,
aunque todos se inscriben en la misma referencia, voy a tomar el del descaro, el cinismo en el acontecimiento
de Brasil y su presidenta Dilma Rousseff.
Es un caso a tomar en
consideración para socializar que la lucha política no está inscrita en un “juego de dados”, es quizás,
la batalla de con-ciencia a que nuestros pueblos están sometidos y América
Latina es igualmente la región en donde se dirime con “seriedad política” y
esperanza real, la superación del neoliberalismo como fundamentalismo del
mercado y práctica sociopolítica y
socioeconómica.
Cuando la desesperanza
política fue el indicador más sobresaliente del clima socioemocional de los
actores que pugnaban en los 90 del siglo pasado y que arriaron banderas dejando
desolado el paisaje revolucionario, sin respuesta a la ofensiva neoliberal que
masacró pueblos, con ejemplo en Caracas con episodios como el caracazo de 1989,
o en Buenos Aires y en República Dominicana, etc. Con afirmaciones temerarias y de
arrodillamiento y culto al capital como el “Fin de la historia y el último
hombre” de Francis Fukuyama.
En Venezuela un gran
movimiento encabezado por el hombre del
“Por ahora” se consolidaba para hacer cuerpo y desenvainar la espada de Bolívar
por toda América Latina. Fue un despertar de la historia al canto del panita
Alí Primera” “Estirando los brazos, abrió su boca de siglos, y nos preguntó,
preguntó; ¿Cuál es la lucha, de los hombres, para lograr la paz? ¿Y cuál paz?
Si quieren dejar al mundo como está.
Ayúdenla, ayúdenla que sea humana, la humanidad”. Un momento para izar
al calor del combate las bandeas para hacer mas humana la humanidad con el
poder para el pueblo y para liberarnos de todos los yugos instalados.
El ejemplo de Venezuela
permitió sostener la idea que sí era posible y “estirando sus brazos” un obrero
como Luis inàcio “Lula” Da Silva con el Partido de los Trabajadores se hace electoralmente presidente del gigante
sudamericano.
No obstante que el
triunfo fue del movimiento popular, se puede olvidar que hay un conflicto
histórico de clase, que nos enseña varias cosas, pero que para lo que aquí
comento, necesario es indicar estas cinco:
- Toda alianza con algún
sector de orientación capitalista en el proceso de esta lucha nos dice que en
el momento de dificultad económica es inmediatamente aliado y “sapo” del
enemigo.
- Todo acercamiento político
con partidos, movimiento, “sociedad civil”, fundación y otros para alianza
táctica electoral se convierte a plazo, en una pesada carga para generar desenlace
del poder popular.
- Una alianza de un gobierno
anti neoliberal que promueva la inversión social con algún sector,
individualidad u otro que esté convencido que la actividad productiva esté en
manos del capital privado es una incongruencia de destape más temprano que
tarde con consecuencias no predecible en la alianza.
- Toda alianza de los
sectores revolucionarios dirigiendo gobierno con la derecha, en la medida que
profundiza con instrumentos jurídicos y ejecución de política de alcance e
impacto de reversión del estatus quo,
genera inmediatamente un proceso de depuración o de liquidación mediante golpes
de estados, desestabilización, violencia colectiva, deserciones, atentados
terroristas, prácticas paramilitares y otras de igual calaña.
-Todo acercamiento con
sectores de la derecha por parte de gobiernos post neoliberales, progresistas,
revolucionarios debe ser medido y valorado en su justa dimensión táctica, para
el gobierno revolucionario no puede haber con la derecha ningún acercamiento
estratégico.
En el caso del proceso
revolucionario que vive Venezuela, el decantamiento real comienza (a mi humilde
parecer) con las 49 leyes habilitantes que orientó con instrumentos jurídicos
una traza política importante que bofeteó lo que de “rostro humano” o “tercera
vía” pudiese estarse coleando, y ello prendió las alarmas, activando
inmediatamente golpe de estado y saboteo petrolero, enseñanza que permitió poco
tiempo después, dar el carácter socialista y antiimperialista a la revolución
bolivariana.
En el caso del proceso
postneoliberal del Partido de los Trabajadores se encuentra fundamentalmente
desde el 2014 en una pugnacidad encubierta y algo disimulada con sus aliados a
consecuencia de que la presidenta Dilma intenta mantener el incremento de los
niveles de vida de los sectores históricamente menos favorecidos en momentos de
la disminución del ingreso del Brasil como consecuencia de la caída de los
precios de las materias primas que le colocó un freno a una de las economías
mas favorecidas en el planeta en los últimos tiempos.
Mantener esa política social exitosa de “Lula” implicaba
que los empresarios y la oligarquía brasileña disminuyeran la grosera ganancia
que obtuvieron en esta luna de miel y festìn de divisas como nunca antes en la nación
de la samba, cumpliéndose los pasos de las cinco condiciones esbozadas aquí y
que explican el descaro político contemporáneo de un golpe parlamentario que
deja atónito al mundo.
Por eso, el punto
dilemático en el análisis no está en el planteamiento de si “Lula” tenía o
tiene favoritismo en las encuestas para volver a ser candidato presidencial,
pues la oligarquía aliada a los Estados Unidos está dando el zarpazo ya; el
punto tampoco está en si verdad Dilma maquilló el presupuesto 2014 o 2015, pues
quienes les están adversando son una caterva de asquerosos corruptos como su
propio vicepresidente, que convivió en el gobierno hasta que el plan se lo
permitió en la alianza política y se mantuvo en el gobierno para descaradamente
pasar a presidente con la “trapera táctica parlamentaria” ensayada en Honduras
y Paraguay; la derecha internacional
también queda sorprendida que los revolucionarios no aprendan del formato
reiterado que le han dado para que vuelva a llenar su formulario.
El 29 de marzo de los
corrientes el Partido del Movimiento
Democrático Brasileño (PMDB) deja la alianza con el Partido de los Trabajadores
(PT) y salen siete ministros y aproximadamente 200 altos funcionarios, pero no
se va el soplón de la CIA y Vicepresidente
Michel Temer, los gringos y la oligarquía lo premian, ¡!trabajo
cumplido!!
Presión política y
muchos dólares corrieron en Brasil ante la medida cautelar del martes 13 de
octubre del 2015, cuando el Supremo Tribunal Federal frenó el inicio de un
posible juicio político a Dilma Rousseff, la oposición se reacomodó y sin
perder el objetivo para lograr el atajo de quebrar el mayor programa de
inclusión que haya tenido Brasil en toda su historia el plan fue acelerado.
Lula manifestaba
preocupación por América Latina y la restauración conservadora, lo dijo el 11
de noviembre del 2015 en Medellín Colombia, cuando asistía a la “Séptima
edición de la Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales
(CLACSO), decía Lula “… en América Latina hay cierto olor a retroceso” y
sentenciaba que “las élites no aceptan la política de la ascensión de las
personas más pobres ni el ascenso del pueblo” afirmó que “la gran mentira del siglo fue la guerra
de Irak” y comentó que tuvo un encuentro con George Bush cuando cada uno
cumplían como presidente y su homólogo le solicitaba que “era necesario acabar
con el enemigo” y subrayó Lula “mi guerra es contra la miseria y los millones
de personas que en mi país pasan hambre”.
Digo yo ahora, cuando esa es la lucha, perdemos el derecho a
equivocarnos, es mortal equivocarnos, Chávez allí también fue maestro.
El 15 de noviembre del
2015 el grupo Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICS) hicieron un
pronunciamiento que también prendieron alarmas, expresan “su decepción y
preocupación por la falta de progresos en la reforma de los organismos
financieros internacionales, especialmente el Fondo Monetario Internacional
dominado por las potencias occidentales”, preocupación que también comparten
ALBA, UNASUR y PETROCARIBE.
Con este golpe
parlamentario también buscan cercar geomilitarmente a Venezuela, que es en
definitiva el hueso políticamente más rudo de roer por la activación que tiene
de sus instancias de poder popular y su nada despreciable alianza
cívica-militar. El imperio norteamericano por medio de sus 55 diputados en
Brasil le solicita a los 54 millones que votaron por Dilma un “Taima” por 180
días a ver que hacen. Mientras tanto la samba entristecida debe tomar las
calles.
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