Si la elite panameña no reacciona con inteligencia a los ataques
norteamericanos a corto plazo, tendrá que enfrentar una crisis similar a las
muchas conocidas en los últimos 160 años de historia. Las crisis representan
peligros (riesgos) pero también oportunidades. ¿Qué oportunidades puede
aprovechar Panamá?
Marco A. Gandásegui, h. / Para Con Nuestra América
Desde Ciudad Panamá
Los intereses del centro financiero norteamericano, asentado en
Manhattan, con sus ramificaciones globales, así como los intereses políticos de
Washington, no son ajenos a las publicaciones que aparecen con regularidad en
el diario The New York Times (NYT).
Panamá y los demás países del mundo son caricaturizados sistemáticamente por el
establishment que persigue mistificar
y tergiversar sus oscuras operaciones financieras que sub-desarrollan cada vez
más a los pueblos del mundo.
Hace poco la USAID (agencia del gobierno norteamericano) y otros
destacaron los ‘papeles’ de la firma de abogados Mossack-Fonseca con sede en la
ciudad de Panamá. Después el Departamento del Tesoro de EEUU sacó a relucir las
sospechas en torno al grupo económico Waked que fue incluido en la ‘Lista
Clinton’. Más recientemente, NYT sacó todos los trapos sucios de la Autoridad
del Canal de Panamá (ACP) y de la ampliación del Canal de Panamá (y de paso del
país).
El artículo está lleno de 'medias verdades'. Es la misma mano
institucional que redactaba las notas del
NYT atacando a Noriega (1987-1989), contra la política internacional de
Torrijos, sobre la insurrección estudiantil en enero de 1964 y podemos seguir
acumulando ejemplos que se remontan al siglo XIX.
El artículo que aborda las contradicciones que caracterizaron la
ampliación del Canal pretende disminuir la importancia de la ampliación del
Canal de Panamá y aprovecharse de las debilidades que rodean la magna obra.
Para comenzar, el grupo que ganó el contrato para la construcción de las
esclusas. Para terminar, la composición de la junta directiva de la ACP de
dudosa reputación. Pasando por las dudas sobre la ingeniería de las nuevas
esclusas. Entre medio, todos los rumores que circulan entre los trabajadores
que le dan un sabor picante a la presentación periodística del NYT.
Los banqueros de Wall Street, que siguen sintiéndose dueños de la vía
interoceánica, enfrentan grandes competidores tanto en el plano global como en
el Istmo. Este último muy debilitado, casi fuera de combate. En primer lugar,
la comunidad internacional quiere ver un Canal capaz de satisfacer las demandas
comerciales de los países de las cuencas de los dos océanos más grandes del
mundo. Ocupa la vanguardia en este sentido el segundo usuario más importante de
la vía interoceánica: la República Popular China. Sus exportaciones
(precisamente a EEUU) dependen en casi un 25 por ciento del Canal de Panamá.
El otro es el gobierno panameño, ausente e incapaz de enfrentar con
algo de inteligencia (información) la ofensiva de EEUU. Panamá fue invadida
militarmente por EEUU en 1989 y desde entonces no tiene autonomía alguna frente
a las políticas de Washington.
Si la elite panameña no reacciona con inteligencia a los ataques
norteamericanos a corto plazo, tendrá que enfrentar una crisis similar a las
muchas conocidas en los últimos 160 años de historia. Las crisis representan
peligros (riesgos) pero también oportunidades. ¿Qué oportunidades puede
aprovechar Panamá?
Hay varias salidas a la encerrona que monta EEUU contra Panamá y su
oligarquía inoperante y de paso a todos los panameños. La primera es que algún
sector -la elite parece no tener esa capacidad- pueda unir a los diferentes
sectores sociales del país en torno a un objetivo claro y preciso que
identifique un proyecto nacional.
La segunda, es reunir a los países de la región en una conferencia o
alianza que someta a un análisis cuidadoso las relaciones entre Panamá y EEUU.
Estrategia parecida a la ‘vía torrijista’. O la propuesta por el libertador Simón Bolívar en 1826,
quien convocó en la ciudad de Panamá el congreso anfictiónico con
plenipotenciarios de todas las repúblicas recién independizadas.
Tercero, llevar el problema (con la inteligencia que lo sustente) a la
ONU donde países como China y otros tendrían una voz que le permitiría a Panamá
enfrentar a EEUU con algo más de oportunidades que en el presente.
Los norteamericanos y su portavoz, el NYT, saben que la oligarquía
panameña está dividida y en esta coyuntura se pelean los pingües negocios del
puerto de Corozal en la entrada sur del Canal. La miopía sólo les permite ver
el brillo del oro que representan las tierras que colindan la vía acuática. No
se percatan que existe todo un país y su población deseosa de trabajar y
construir una nación que beneficie a las futuras generaciones. La oligarquía
tiene que ceder su lugar frente al timón antes que sea muy tarde.
27 de octubre de 2016.
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