Desde
la perspectiva estrictamente académica, ¿cómo se estudiará a la Revolución
Ciudadana bajo la presidencia de Rafael Correa?
Los
investigadores conocen bien que se requerirá primero acopiar las fuentes y
revisar todos los estudios existentes sobre el tema.
Una
de las dificultades con las que habrá que lidiar es con la ausencia de fuentes
primarias escritas y publicadas, porque el gobierno privilegió instrumentos
electrónicos, internet, páginas web o documentales. En historia, esas fuentes
corren el riesgo de perderse con el paso de las décadas y no quedan como
testimonios. Las fuentes escritas y publicadas, en cambio, permanecen en
archivos y bibliotecas.
También
hay dificultades con fuentes primarias no gubernamentales, como las que
provienen de los movimientos sociales o los partidos políticos, a menudo
descuidadas en su mantenimiento y archivo. Paradójicamente, hay materiales
escritos de las cámaras de la producción que suelen mantenerse incluso en
bibliotecas universitarias.
Los
periódicos de una década y las revistas de divulgación son fuentes a las que
hay que seguir con mucho cuidado y atención, exigen una mirada muy crítica y
una evaluación técnica rigurosa, porque sus informaciones, editoriales o notas
de opinión tienen ángulos de visión sobre la realidad que llevan la carga de
los intereses a los cuales han defendido y suelen ser subjetivos, bien sean
medios privados o públicos.
Los
estudios científicos se hallan en revistas académicas especializadas y en
libros sujetos a consejos editoriales. Las hemerotecas virtuales de este tipo
están restringidas a la vida universitaria. El seguimiento inicial que he
realizado en las revistas indexadas permite concluir que no son numerosos los
estudios existentes sobre la Revolución Ciudadana, aunque hay materiales muy
interesantes e importantes.
La
bibliografía que he levantado sobre la última década es significativa. Hay
estudios económicos a los que necesariamente hay que acudir, como son los del
Pnud, Banco Mundial y FMI, pero especialmente los de Cepal. En la bibliografía
nacional predomina la óptica política. La mayoría desde posiciones
anticorreístas, más que basadas en evaluaciones objetivas menos apasionadas.
Desde
luego, también hay obras igualmente procorreístas. Y todos esos libros forman
parte del material a tomar en cuenta para intentar un estudio de conjunto de la
década de la Revolución Ciudadana, que se sustente en fuerte documentación,
riguroso análisis empírico de datos, contrastación de opiniones y crítica
permanente de lo que se dijo o se dejó de señalar.
Una
serie de categorías creadas en medio de las confrontaciones políticas merecerá
la evaluación crítica. Particularmente ese rigor hay que emplearlo frente a los
textos de conocidos autores marxistas, en los que con demasiada frecuencia
predomina el verbalismo conceptual y la ideologización de la realidad.
Como
se comprenderá, la historia de la última década bien puede llevar unos cuantos
meses o años, si es que se quiere obrar con seriedad y superar los análisis de
coyuntura, siempre cargados de emotividad.
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