Es al
pueblo de Venezuela soberanamente al que le corresponde decidir el futuro de
quién debe gobernarle, y no a una intervención extranjera, ni a la OEA. Veamos
el triste ejemplo de Panamá con la invasión de 1989 que no nos trajo ninguna
democracia sino un régimen oligárquico corrupto.
Olmedo Beluche / Especial para Con
Nuestra América
Desde
Ciudad Panamá
A
Estados Unidos, a la OEA y la mayoría de sus gobiernos corruptos les importa un
rábano la democracia en Venezuela, lo que se demuestra con el doble rasero
moral que usan mirando para otro lado ante mucho más graves violaciones a los
derechos humanos que pasan en nuestro continente a diario. Lo que quieren es
someter a un gobierno que no obedece las órdenes de Washington y que tiene
mucho petróleo.
La
OEA, Almagro y el gobierno de Panamá, quienes han mantenido un silencio
cómplice frente al golpe de estado contra la presidenta de Brasil, Dilma
Rousseff; quienes callaron frente a los golpes de estado contra Fernando Lugo
de Paraguay y Manuel Zelaya de Honduras, con su secuela de muertos, pretende
condenar a ahora a Venezuela.
Los
gobiernos de la OEA que no dicen nada frente al asesinato sistemático de cientos
de defensores de derechos humanos en Colombia y Honduras; quienes son mudos
ante el fraude electoral en Haití; gobiernos desprestigiados como el de Peña
Nieto de México, que son cómplices de crímenes contra la humanidad, como la
desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa; ahora pretenden avalar a la
derecha golpista de Venezuela.
¿Con qué moral presidentes como Juan C. Varela
pretenden dictarle pautas "democráticas" a Venezuela, si acaban de
utilizar la fuerza militar ("Águila") para expulsar a 600 humildes
familias precaristas de un terreno baldío que tomaron a falta de soluciones
habitacionales para los pobres? ¿Con qué desfachatez va a hablar Varela de
libertades democráticas a Venezuela, si en ese "operativo" la policía
panameña golpeó y arrestó a dos jóvenes periodistas y las tuvo retenidas por
más de 12 horas sin cargos?
El
imperialismo norteamericano y la derecha venezolana, han intentado liquidar
desde el principio el Proceso Bolivariano, nacido de la lucha de su pueblo
contra los gobiernos neoliberales y lacayos de EE UU de los años 70 y 80.
Primero intentaron un fracasado golpe de estado en 2002 contra Chávez, luego vino su prematura y sospechosa
muerte. Fallecido el líder, el gobierno
yanqui y la derecha venezolana creyeron llegado el momento de liquidar el
proceso tumbando a Nicolás Maduro recurriendo a todo tipo de métodos: sabotaje
económico, acciones terroristas, bloqueo legislativo, etc.
En la
medida en que la derecha venezolana, agrupada en la llamada Mesa de Unidad
Democrática (MUD) no ha logrado su objetivo de derribar al presidente Maduro,
ni forzar elecciones anticipadas, ni un referéndum revocatorio, ha apelado a la
ayuda del gobierno yanqui y la OEA para que culpe a Venezuela de la ruptura de
su Carta Democrática y así justificar un golpe de estado militar, al que ha
llamado descaradamente el opositor Enrique Capriles, o a una intervención
militar extranjera.
Al
gobierno de Maduro le caben muchas críticas por la forma en que, por acción u
omisión, ha gestionado la crisis, en particular el desabastecimiento de
alimentos y medicinas, y el combate a la corrupción, que afectan gravemente al
pueblo venezolano. Principalmente por hablar de "socialismo" mientras
avala un sistema capitalista de especulación cambiaria, la fuga de capitales,
la importación y acaparamiento privado de alimentos, etc.
Pero
es al pueblo de Venezuela soberanamente al que le corresponde decidir el futuro
de quién debe gobernarle, y no a una intervención extranjera, ni a la OEA.
Veamos el triste ejemplo de Panamá con la invasión de 1989 que no nos trajo
ninguna democracia sino un régimen oligárquico corrupto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario