Presentar a Alfredo
Castillero es tanto como invitar a una reflexión sobre el papel de la historia
en la construcción de la patria a que aspiramos los panameños. En esa tarea,
Alfredo nos ayuda en particular a no subestimar nunca la importancia de todo
aquello que, aun teniendo un origen remoto, cambia y se combina con otros
elementos del devenir de una manera tan lenta que al observador inadvertido
puede parecerle inmóvil.
Guillermo Castro H. / Especial para Con Nuestra América
Desde Ciudad Panamá
Alfredo Castillero Calvo, historiador panameño. |
Esa larga duración que alienta en la obra de Alfredo
Castillero nos lleva una y otra vez a pensar en lo que podemos y debemos llegar
a ser desde el origen remoto de lo que somos. Así, sus reflexiones sobre la
intimidad del vínculo entre la Conquista europea, la evangelización cristiana y
la resistencia indígena, que el pueblo Ngöbe renueva hoy en la defensa de sus
recursos naturales y culturales. Así, la importancia de las evidencias que nos
aporta su reciente texto sobre el coraje y la habilidad guerrera de los
habitantes del Istmo ante grandes potencias del pasado, de tanto valor para una
sociedad cuya situación actual nace de la derrota de su más importante proyecto
histórico - el del encuentro entre la soberanía nacional y la popular en una
República próspera, equitativa y sostenible - tras un enfrentamiento político y
militar que tomó un decenio entero hasta culminar en la más sangrienta agresión
militar que hayamos conocido.
En verdad, para dicha y privilegio de los panameños, nada
hay más distante de la obra de Alfredo que aquella “alabanza, a menudo hueca, de lo
pasado, árbol seco donde van colgados la hinchazón y la vanidad de sus púrpuras
chillonas”.[1] Nada hay más cercano a
ella, tampoco, que nuestro futuro.
A ese mérito, habría
que agregar otro, a menudo inadvertido. Alfredo nos ha entregado una serie de
grandes trabajos que abarcan un universo de temas que van desde la Conquista
del Istmo hasta la historia de la alimentación de los panameños, la de sus
vínculos tempranos con Asia y la del desarrollo urbano temprano del Istmo, que
dio semilla a nuestro actual Corredor Interoceánico. Ese universo, además, ha
incluido por iniciativa de Alfredo los aportes de una amplia variedad de
disciplinas, desde la economía y las artes hasta la historia ambiental.
Antes de todo eso, sin
embargo, Alfredo nos ofreció la clave que fundamenta la comprensión racional de
nuestro devenir, en un artículo de apariencia modesta, publicado en 1973 en la
revista Estudios Sociales
Centroamericanos, en el que dio estructura y calidad de concepto al término
transitismo, que hasta entonces había circulado entre nosotros como una
intuición tan feliz como inasible. Desde allí, en efecto, el transitismo pasó
de designar una supuesta vocación a señalar una función precisa y tangible en
la formación y desarrollo del mercado mundial, y a caracterizar la formación
histórico - social asociada al desempeño de esa función.
Esa formación es la
sociedad panameña, definida a partir de su origen por la concentración del
tránsito interoceánico – que antes de la Conquista utilizaba múltiples rutas –
por el corredor del Chagres; por la concentración del control de ese tránsito
en un único poder político; de la concentración de los beneficios del tránsito
en quienes controlan ese poder, y de la subordinación del resto del Istmo a las
necesidades del tránsito así organizado, desde mediados del siglo XVI al
presente.
La riqueza de ese
aporte teórico incluye, entre otros méritos, el de proporcionar un vínculo de
gran calidad estructurante entre la organización de la vida en el Istmo después
de la Conquista, la gran expansión final de la última economía- mundo del Occidente de Europa, y el proceso
de formación del primer mercado mundial a lo largo de aquel siglo XVI “largo”
del que nos hablara Fernand Braudel, que va de 1450 a 1650. Y no parece casual
hoy que ese último año se ubique una década después de la separación de
Portugal de España que, como nos lo ha explicado Alfredo, sumió al transitismo
panameño en su primera gran crisis. De este modo, Alfredo nos ofrece un marco
de referencia imprescindible para el debate sobre nuestro pasado, cuya
verdadera riqueza radica en lo que implica para el debate sobre nuestras
opciones de futuro.
En ese debate, como es
natural y saludable, tendremos diferencias de las que todos aprenderemos. Así,
por ejemplo, si bien la anatomía del hombre nos ofrece las claves para
comprender la anatomía del mono, esa comprensión no transforma al mono en
hombre. El periodo histórico del desarrollo del mercado mundial que hoy
llamamos la globalización nos ofrece importantes elementos para comprender los
orígenes y la dinámica de ese desarrollo, pero no hace global – aún – lo que
apenas empezaba a estructurarse como un mercado colonial, que vendría a ser
internacional tras la Segunda Guerra Mundial, para empezar a emerger como
global a fines del siglo XX.
No es el caso abrir
este debate aquí, hoy. Sí lo es, en cambio, que este debate carecería de
verdadero fundamento y asidero entre nosotros sin el aporte de Alfredo. Desde
una perspectiva distinta a la suya, me atrevo a decir que la obra de Alfredo
confirma por entero aquella afirmación famosa de 1846, que reconocía “sólo una ciencia, la ciencia de la
historia”, para agregar enseguida que
Se puede enfocar la historia desde dos ángulos,
se puede dividirla en historia de la naturaleza e historia de los hombres. Sin
embargo, las dos son inseparables: mientras existan los hombres, la historia de
la naturaleza y la historia de los hombres se condicionan mutuamente.[2]
Nada describe mejor su labor. Nada resalta tanto su importancia. Su
tiempo no es el pasado: en él alientan, y por él nos hablan, todos los tiempos
del tiempo.
Panamá, 11 de abril de 2017
[1] “A tres antillanos”, Patria, Nueva York, 21 de noviembre de 1893.” Obras Completas. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975.
VII, 301 – 302.
[2] Marx, Karl y Engels, Friedrich: Feuerbach. Oposición entre las concepciones materialista e idealista. Primer Capitulo de La
Ideología Alemana,1846 http://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/feuerbach/index.htm
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