Para quien lo hubiera dudado, la
semana que concluye ha sido rica en
recordatorios de quiénes somos y cuál es el lugar que se nos asigna en el
concierto de la eufemísticamente llamada “comunidad internacional”, que no es
más que el puñado de países poderosos con vocación imperialista y sus
respectivas cohortes regionales en distintas partes del mundo.
Rafael
Cuevas Molina/Presidente AUNA-Costa Rica
José Antonio Sánchez, director de RTVE. |
En lo que respecta a nosotros, es decir
a América Latina, tanto el actual señor presidente de los Estados Unidos, como
el señor director del sistema nacional de radio y televisión de la otrora
capital del Imperio, España, nos han puesto los puntos sobre las ies sin
ambages de ninguna especie.
En lo que respecta al primero, sin
ocultamientos ni rubores ha echado mano de esa institución que con toda
propiedad ha sido catalogada de Ministerio de Colonias, es decir, la
Organización de Estados Americanos. Lo ha hecho por enésima vez en relación con
Venezuela, como parte de un evidente plan articulado de forma coherente para
tratar de dar la “estocada final” al gobierno de Nicolás Maduro al que, sin
embargo, no solo no logran derrocar sino que por el contrario (¡Oh, Dios mío,
por qué nos has abandonado!) da muestras de recuperar legitimidad frente a la
población según últimas encuestas.
El caso de Venezuela es el de la plaza
sitiada. Deberíamos agregar el de prolongada
plaza sitiada, en el que eventos como los de esta semana, que han tenido como
escenario principal la OEA y su secretario general (con escenas colaterales
pero siempre contribuyentes al cuadro final), no son más que episodios de un
asedio con una inmensa gama de posibilidades.
En el centro de esa estrategia de asedio
están los Estados Unidos y la banda de forajidos, ignorantes y mentirosos que
los gobiernan en la actualidad. Ellos no son más, sin embargo, que
continuadores torpes del “inefable” Obama y su política del soft power (que no fue más que la
versión gringa del “mano de hierro en guante de seda”), que pretendió
arrinconar a Cuba “por otros medios” que los que utilizaron y no les dieron
resultado durante más de cincuenta años; y a Venezuela a través de una guerra
que incluye todas las dimensiones posibles: económica, ideológica, política y
cultural. Con esta última aún se encuentran en la fase de probar con el garrote
para después calibrar si pasan a la etapa de ofrecer la zanahoria.
Como puede observarse, el papel que nos
es asignado a los latinoamericanos en esta puesta en escena es el de comparsas,
papel por cierto en el que nuestras clases dominantes no solo se siente muy
cómodas, sino que han venido ensayando desde hace bastante tiempo, tanto que
algunos creen que forma parte de nuestra esencia identitaria.
Para reafirmar este triste papel de
comparsa periférica que se le asigna a Nuestra América en estos espacios en
donde resuenan los ecos imperiales , esta semana ha saltado a la palestra
alguien aparentemente muy conocido en España, aunque menos, o casi nada
identificado por estos lares del otro lado del Atlántico; se trata nada más y
nada menos que del director general de Radio y Televisión Española (RTVE), un
tal José Antonio Sánchez, un españolete con ínfulas de glorificador de los
Reyes Católicos (los de entonces y los de ahora), quien para celebrar un
convenio con esa institución que llaman Casa de América, se dejó decir más de
dos sandeces de la relación entre España y nosotros. Tales sandeces no las
repetiré aquí pues han circulado profusamente en redes sociales. Se trata, en
última instancia, de retomar la idea del papel civilizador de la Corona
española en América, de negar las barbaridades que la tal Corona infligió por
acá y de glorificar el papel de España en la historia mundial, para terminar
extrapolando tales bellezas al presente, y atribuyéndole a la RTVE ese papel en
la contemporaneidad.
Lo bueno de esto es que, en el futuro,
cuando RTVE tome partido en sus noticiarios, sus programas de actualidad y de
análisis y, en general, en su programación, quedaremos relevados de tener que
evidenciar desde qué visión del mundo lo hacen, a qué intereses sirven y cuáles
son sus intenciones. Estamos esperando declaraciones similares de algún
directivo de la televisora alemana Deutsche Welle (DW).
Desde este territorio de bárbaros
condenamos tanto a los prepotentes trumpistas como a los obsecuentes genuflexos
latinoamericanos de la OEA; a los cavernícolas nostálgicos imperiales de
España, como a los que aquí les hacen eco a pesar de decir que no extrañan “los
goces de Europa”.
No nos dejemos engañar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario