Los creadores, los
innovadores no se atienen a las “modas” pasajeras, porque las modas desaparecen
pronto. Los creadores no siguen las “modas”, sino que las imponen al descubrir
nuevos aspectos esenciales de la realidad presente, que, de paso, se encuentra
debajo de las “modas futuras”.
Enrique
Dussel / LA JORNADA
Theotonio dos Santos (1936-2018) |
Se nos ha ido un gran
intelectual latinoamericano, que con otros críticos en la década de 1960 lanzó
uno de los grandes hallazgos de la cultura latinoamericana que se expandió
globalmente, junto al boom literario y la teología de la liberación, la
denominada teoría de la dependencia. Theotonio dos Santos, quien hace todavía
unos meses nos visitó en la universidad en Toluca, siguiendo los pasos, entre
otros, de Mauro Marini, definió los términos de esa “teoría” que estuvo de
“moda” hasta 1975 aproximadamente, cuando en el importante congreso de Quito de
sociología fue declarada no marxista, por no tener espacio teórico en el
pensamiento marxista, opinión, por ejemplo, de Agustín Cueva.
Lo cierto es que en 2000
Theotonio volvió a exponer la teoría de la dependencia, mostrando su vigencia y
el error de los que la descartaron de la interpretación de una de las causas de
la pobreza latinoamericana, por la transferencia de plusvalor de los capitales
globales nacionales de los países subdesarrollados hacia los más desarrollados (cuestión
que hemos tratado largamente en nuestra obra 16 tesis de economía política,
Siglo XXI, 2015). Theotonio no se manejaba por las “modas”, las creaba, las
imponía, y por ello la teoría de la dependencia permanece debajo del tema de la
globalización y la descolonización necesaria de la economía latinoamericana.
En efecto, los creadores,
los innovadores no se atienen a las “modas” pasajeras, porque las modas
desaparecen pronto. Los creadores no siguen las “modas”, sino que las imponen
al descubrir nuevos aspectos esenciales de la realidad presente, que, de paso,
se encuentra debajo de las “modas futuras”.
De la misma manera hay
intelectuales que opinan que la “descolonización epistemológica” (que Nelson
Maldonado-Torres llama “giro descolonizador”) es una “moda” que “esperamos pase
pronto”. Aunque sean colegas amigos y críticos, queremos expresarles que ni la
teoría de la dependencia ha pasado, ni tampoco la descolonización
epistemológica es una “moda pasajera”. Los que así opinan son los que pueden o no
adoptar una “moda”, pero no son los que descubren creadoramente hipótesis de
trabajo que responden a aspectos reales de profundidad, debajo de las
apariencias, y por ello no son “modas” y menos pasajeras, sino supuestos
epistemológicos de largo plazo.
La teoría de la
dependencia y la descolonización epistemológica, que están modificando las
preguntas, el cuestionamiento, la currícula de las ciencias sociales y los
campos de estudios de las universidades en todo el mundo, organizándose aun
como secretarias o ministerios en los estados del sur global, que ponen en
crisis el concepto de modernidad, de eurocentrismo, de capitalismo, lejos de
ser una “moda” están recién dando sus primeros frutos crítico-teóricos. Quizá
desde Europa el panorama es diferente, pero no desde América Latina. Y ambos
presupuestos teóricos se articulan recíprocamente.
He dicho que la teoría de
la dependencia estudió la transferencia de plusvalor de los capitales globales
nacionales de los países subdesarrollados (es decir, en la terminología de K.
Marx: con composición orgánica inferior) hacia capitales nacionales de los
países más desarrollados. El concepto de “desarrollo” es estrictamente de Marx
(inspirándose en Hegel) y no se trata de algo extraño al pensamiento de Marx de
inspiración burguesa. Si la explotación “vertical” del capital sobre el trabajo
fue expuesto largamente por Marx en el tema de la acumulación del plusvalor
como capital, la explotación “horizontal” de un capital (más desarrollado)
sobre otro (menos desarrollado) en la competencia del mercado mundial fue
igualmente sugerida por Marx. Hoy México sufre una transferencia gigantesca del
sur global al norte más desarrollado en las mal llamadas “reformas
estructurales”. La teoría de la dependencia y la descolonización práctica y
epistemológica muestran esa transferencia y están justificando gobiernos que se
opongan al neoliberalismo que empobrece nuestras naciones. Pensar que son
“modas” pasajeras es escuchar el canto de las sirenas que propalan los medios
de comunicación, la mediocracia.
Hoy es necesario conocer
y justificar teóricamente las explicaciones más coherentes que muestran las
causas estructurales de la pobreza en México y América Latina, y no opinar que
son meramente “modas pasajeras” que es bueno que desaparezcan en el corto
plazo, por un falso prurito de no estar con las masas que siguen “modas”, y
mantenerse en la caja de cristal con las “manos limpias” (que tanto criticaba
J. P. Sartre de la izquierda de su tiempo). Y es ese miedo a las “manos sucias”
el que paraliza a los intelectuales que intentan por todos los medios que no se
piense que colaboran con proyectos ambiguos populistas (llamados bonapartistas
por el partido de izquierda del pasado, confundiendo con E. Laclau lo popular
con el populismo). Ellos están en proyectos de “largo alcance”, “limpios” de
ambigüedades, aunque también lejanos a la historia empírica cotidiana y
protegidos por la lejanía de situarse en “los cielos puros” de las ideologías
revolucionarias imposibles fácticamente.
Theotonio perteneció a la
izquierda que se “ensuciaba las manos” junto al pueblo brasileño, después del
largo exilio en Chile y en México. Fue un auténtico intelectual orgánico en las
luchas populares del gran país de América del Sur, que no le tocará ya ver
nuevamente a Lula como presidente, para dar dos pasos adelante nuevamente,
después del paso atrás que se está dado en la historia reciente de nuestra
América.
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