Hoy,
enseñar y hablar de marxismo y socialismo, requiere comenzar por la separación
de los esquemas dogmaticos y ponderar la profunda lectura que proporciona el
marxismo cuando va descargados de falsas premisas ortodoxas.
Cristóbal León Campos / Especial
para Con Nuestra América
Desde
Yucatán, México
La
crisis que vive la humanidad en estas horas, se torna mucho más crucial, cuando
analizamos las particularidades de cada región, y advertimos la renovación de
la doctrina Monroe por parte del imperialismo norteamericano, junto a un claro
resurgimiento de la ultraderecha fascista, nuestra América, asiste
involuntariamente, a una nueva etapa de álgida confrontación, que amerita la
reorganización de las fuerzas populares y el replanteamiento de los proyectos
emancipatorios para nuestra naciones amenazadas.
Replantear
los proyectos de emancipación que puedan ayudar a superar la crisis vigente y
construir alternativas poscapitalistas, amerita el desarrollo de planteamientos
críticos al interior de los propios movimientos sociales de izquierda y
revolucionarios, retornar a las bases del pensamiento crítico que cuestione
todo lo existente, pero sobre todo, genere nuevas lecturas a una realidad
arrastrada como una pesada losa que impide el desarrollo humano. La crítica al
sistema capitalista, a sus instituciones, a su democracia formal, a la
permanente y natural condición de explotación, discriminación y marginación que
genera, pone en la mesa, un urgente llamado a los intelectuales y militantes,
para reconocer la vigencia de los planteamientos del marxismo y sus
interpretaciones, pues el cimiento más sólido del pensamiento crítico, se ubica
en sus análisis y conceptos centrales.
La
expulsión casi total del marxismo de las academias, universidades y
bibliotecas, a raíz del derrumbe del Muro de Berlín, y del fallido decreto del
“Fin de la Historia”, provocó la pérdida de una perspectiva anticapitalista en
los estudios sociales y el acomodo de gran parte de los intelectuales a las
nuevas exigencias del mercado, acontecimiento ocurrido de igual forma, en los
movimientos sociales y partidos de izquierda, que por error o conveniencia,
quitaron de su agenda política la construcción del socialismo, el estudio del
marxismo y la proyección de la revolución como parte de su praxis y razón, hoy,
tanto el marxismo como el socialismo son desdeñados en su mayoría de veces,
siendo justamente hoy, cuando más vigencia encuentran por las condiciones que
la realidad presenta.
La
reincorporación del marxismo como parte de la formación política e intelectual,
tanto en universidades como en los movimientos populares, reabrirá el camino
para la concientización de las masas, permitiendo ampliar la praxis hasta ahora
desarrollada, y convirtiéndola, en una praxis transformadora, para esta
necesaria meta, la educación es fundamental. La generación de una educación
popular, con la metodología precisa para transmitir los conceptos centrales y
erradicar todo tipo de dogmatismo, una educación que posibilite la comprensión
y evite la consagración de falsos cultos y erudiciones, una educación que
genere interpretaciones radicales de la anquilosada tradición y de la compleja
realidad que vivimos, una educación con perspectiva emancipadora.
La
vigencia del marxismo radica en la crisis que vive la humanidad a causa del
capitalismo, como desde el principio, la razón de su necesidad, se encuentra en
las contradicciones permanentes que el propio sistema capitalista genera, y que
hoy, se han agudizado a dimensiones poco imaginadas, la superación de esta
crisis como de las venideras, requiere del compromiso intelectual y social de
todos quienes pugnamos de palabra y acto por un mundo más humanos, la
alternativa se encuentra en la regeneración del pensamiento crítico,
emancipador y anticapitalista, y para ello, la metodología de la educación
popular tiene mucho por aportar, en estos tiempos y a estas horas, su urgencia
es cada día mayor.
La
crítica sistémica y antisistémica está obligada a superar los viejos
dogmatismos que tanto daño le hicieron a sus análisis como a la puesta en
práctica de los proyectos de transformación que en su nombre se hicieron; hoy,
enseñar y hablar de marxismo y socialismo, requiere comenzar por la separación
de los esquemas dogmaticos y ponderar la profunda lectura que proporciona el
marxismo cuando va descargados de falsas premisas ortodoxas, de igual forma, el
proyecto socialista tiene que ser defendido ante las experiencias del llamado
“socialismo real” que tanto se alejó de sus postulados originales. Quienes
hasta hoy creemos que es posible, y deseamos convencidos, la construcción de
una sociedad poscapitalista, tenemos el reto de superar los errores del pasado
y ponerlos al servicio del presente en forma de enseñanza, abriendo siempre
nuevos senderos por los cuales habrá de caminar la transformación de la
sociedad
La Habana, Cuba, 6 de febrero de
2018
Integrante del Colectivo
Disyuntivas
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