Carlos
María Romero Sosa / Especial para Con Nuestra América
Desde Buenos Aires, Argentina
Primero
movilizar las palabras
licenciadas a instancia de las
abreviaturas
las siglas y el
vacío, ese
cambio de vía del
olvido.
Porque ellas no se
afianzan en sed de
enredaderas;
desertan con su
blanda espesura prometida como los
panaderos que
ruedan en el viento y lo mismo que
el
agua resbalan por los
dedos: lo peor de todo que sin
rumbo fijo.
Primero
movilizar las palabras
-aquellas con aureola académica
y bajo implacable pena de
descorazonarlos también los
neologismos de amora y desamora-
para hacer el poema.
Y del poema un frente de
batalla.
Buenos Aires, enero de 2014
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