En las elecciones del 2
de febrero se disputan dos proyectos claramente diferenciados; el FMLN al lado de
mayorías y al que le costó ganar pulso a pulso el respaldo mayoritario, y ARENA,
que representa los intereses de grupos oligárquicos acostumbrados a que los
gobiernos hicieran sus caprichos a costa del pueblo.
Norma Guevara* / Diario CoLatino
Más de 4 millones de
ciudadanas y ciudadanos estamos a escasas tres semanas de una cita con la
historia y el porvenir de nuestra patria, por ahora resulta evidente que la
voluntad mayoritaria ha comprendido la importancia de asegurar el camino de
cambios, iniciado por su propia voluntad el 15 de marzo de 2009 cuando elegimos
a Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén, Presidente y Vice Presidente de la
República; bien lo ha dicho el Presidente, necesitamos cinco años más para
consolidar los cambios realizados en favor de las mayorías de nuestro pueblo y
avanzar en transformaciones importantes que consoliden un estado social y
democrático de derecho.
No se trata de una
frase retórica, sino de la voluntad de generar espacios para una amplia
participación pluralista social y políticamente hablando, capaz de consolidar
una ruta de país en el que se aseguran para la mayoría los derechos al agua, a
la salud, educación, al trabajo, a la seguridad, a la justicia, a la propiedad
y a la identidad. Es en este gobierno cuando más se han afirmado espacios
institucionales para facilitar el desarrollo social y al mismo tiempo para
ponernos a tono con requerimientos que permitan a los empresarios insertarse en
la economía regional y global.
Se dice con facilidad
que una elección es una fiesta cívica y democrática; es posible secundar esa
expresión cuando el pueblo puede percibir con claridad la frontera existente
entre sus propias necesidades, intereses y expectativas, y las de los grupos
minoritarios que siempre buscarán engañarle momentáneamente para defender
viejos privilegios. Las oligarquías no tienen problema en la celebración de
elecciones cuando la disputa es en el mismo campo de la derecha y los partidos
tradicionales; pero eso dejó de pasar en nuestro país, cuando el pueblo logró
crear un partido profundamente identificado y enraizado en su historia de
luchas y sueños; aquí si hay que “elegir” en el sentido estricto de la palabra;
se disputan dos proyectos claramente diferenciados; el FMLN al lado de mayorías
y al que le costó ganar pulso a pulso el respaldo mayoritario, y ARENA, que
representa los intereses de grupos oligárquicos acostumbrados a que los
gobiernos hicieran sus caprichos a costa del pueblo.
El 2 de febrero,
entonces sí hay una elección auténtica, es algo más que una simple votación. Culminará
un proceso político en el cual la evidencia de logros y empeños para asegurar
derechos a la gente han sido la plataforma sólida a una campaña limpia, de
propuestas, de ideas, y compromisos; ha logrado el reconocimiento de propios y
extraños y la “vieja derecha” se ha perdido en el pasado y el odio, la mentira
y la difamación sin que tal estilo sea aceptado ni por sus propios seguidores.
La derecha aunque quiera no puede recuperar sus privilegios, porque el pueblo es
sabio y aprende a valorar los hechos más que la demagogia.
El FMLN, Salvador y
Oscar [Ortiz] ofrecieron el 2 de octubre una campaña limpia que encaja con las
reglas nuevas aprobadas unánimemente en la Asamblea Legislativa que crearon un
nuevo marco a la justicia electoral y deberes políticos para los actores. ARENA
se quedó en el camino, como su candidato se quedó a media ruta de su
desvencijado metro bus turístico queriendo cambiar de una pista de críticas
acres y amargura a un diseño de hechos aparentemente positivos que están lejos
de responder a la necesidad del pueblo.
El 2 de febrero es
nuestra cita; todos somos necesarios para el futuro progresista y democrático
de nuestro país, nadie se puede quedar en casa creyendo que otros resolverán
por nosotros. Hay que reconocer especialmente a las decenas de miles de
patriotas que ya se han comprometido y se preparan para administrar y vigilar
el proceso de votación como miembros de Juntas Receptoras de Votos, como
Vigilantes, como Supervisores, Orientadores, Logísticos y como Jefes y Jefas de
Centros de votación. El requerimiento en esta elección es más alto por la
generalización del voto residencial; se triplicarán las jefaturas para servir
en sitios más cercanos a la ciudadanía.
En el FMLN a esa
inmensa organización de voluntarias y voluntarios le llamamos Ejército Político
Electoral, quienes serán las y los defensores de la voluntad del pueblo,
haciendo un inmenso servicio a la democracia del país. Por eso debemos estar
prestos a apoyar a cada destacamento en su lugar de servicio y acudir a esa cita histórica reafirmando
nuestra voluntad de mantenernos en el camino de los cambios positivos para
nuestro pueblo, votando por el FMLN. La mayoría afirma claramente su voluntad
de no retroceder al pasado, consolidemos esa voluntad participando, ejerciendo
el sufragio y defendiendo nuestro voto.
*Diputada del FMLN
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