No hay futuro ambiental
(y para la humanidad) con el capitalismo y especialmente con el capitalismo
neoliberal. Mientras la producción siga orientada hacia la ganancia y no a la
satisfacción de las necesidades sociales, el planeta seguirá envenenándose y la
basura (incluso la tóxica) nos inundará.
Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México
La derecha neoliberal
más recalcitrante, persiste en tapar el sol con un dedo. Niegan que el planeta
esté sufriendo un calentamiento global y consideran la anterior
aseveración una patraña ideológica de
los enemigos del progreso y del desarrollo. En el fondo consideran la
angustiante advertencia de científicos y ecologistas, una maniobra izquierdista y en el fondo
anticapitalista. Hace unos meses un grupo de 831 expertos de 35 países
constituido en el Grupo Intergubernamental para el Cambio Climático
(Intergobernmental Panel on Climate Change- IPCC) ha presentado un
escalofriante informe que es denominado el AR5.
Ciertamente no puede
acusarse a esa multitud de científicos y expertos convocados por la ONU de ser
un grupo de delirantes izquierdistas. El informe -que fue presentado en septiembre de 2013 en
Estocolmo-, lo ha preparado el IPCC para presentárselo a los gobernantes del
mundo de cara a un acuerdo multilateral vinculante para la reducción de la
emisión de gases invernadero que se firmaría
en 2015 y que empezaría a aplicar
en 2020. Lo que parece asombroso son los tiempos que se están tomando los gobernantes locales para frenar el calentamiento global dadas las
conclusiones del informe AR5.
Dicho informe está planteando que aunque se detuvieran las
emisiones de Dióxido de Carbono (CO2),
entre el 15% y 40% de dichas emisiones se quedarán en la atmósfera durante siglos y durante todo ese tiempo las
temperaturas del planeta permanecerán elevadas. La manifestación más nociva del calentamiento global es el calentamiento
de los océanos, los cuales se han calentado aceleradamente a partir de 1971
desde la superficie hasta los 700 metros de profundidad. Al calentarse los
océanos, los glaciares y las capas de
hielo (bloques de Groenlandia y Antártico) se están reduciendo, el nivel del mar se está elevando y lo
seguirá haciendo a un ritmo más rápido que el experimentado en los últimos 40
años. Se estima que para el año 2100 el aumento estará en un rango de 26 hasta
82 centímetros. Las últimas décadas han sido cada vez más calurosas y si entre 1880 y 2012 el aumento de la
temperatura fue de 0.85 grados, a fines de siglo tal aumento
será de 1.5 y en el escenario más catastrófico de 4.8. El planeta se
está inundando de CO2, metano y óxido nítrico. El CO2 en la atmósfera ha crecido en un 40% desde los tiempos
preindustriales y ha sido absorbido por
el mar en un 30% provocando su acidificación.
Los interesados en leer
este informe, especialmente se los recomiendo a los dogmáticos del
neoliberalismo, pueden obtenerlo en http://ep00.epimg.net/descargables/2013/09/27/5177839cc4f679dff4e035ebae96503b.pdf. No se necesita ser un
izquierdista redomado para estar conciente de que la humanidad se encamina a un
desastre. Tuve la oportunidad de escuchar una conferencia del ex vicepresidente
de los Estados Unidos de América Al
Gore, quien de una manera didáctica y
gráfica nos informó de la catástrofe que se avecina. Pero en algo tiene razón
el dogma neoliberal en su anatema hacia aquellos que investigan e informan
sobre el calentamiento global: no hay futuro ambiental (y para la humanidad)
con el capitalismo y especialmente con el capitalismo neoliberal. Mientras la
producción siga orientada hacia la ganancia y no a la satisfacción de las
necesidades sociales, el planeta seguirá envenenándose y la basura (incluso la
tóxica) nos inundará.
Fue esta convicción la
que llevó a Karl Marx hace más de 150
años a escribir en El Capital lo siguiente: “Ni siquiera toda una sociedad, una
nación o, es más, todas las sociedades contemporáneas unidas son propietarias
de la tierra. Solo son sus poseedoras, sus usufructuarias, y deben legarla
mejorada, como buenos padres de familia,
a las generaciones venideras”.
El neoliberalismo nunca
podrá dejar este legado a las
generaciones venideras.
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