El
expresidente Francisco Flores, al igual que Álvaro Uribe, es el tipo de ídolos que
construye y adora el llamado “exilio” cubano. Esas son las figurillas que
apoyan, usan y cuando ya no les sirve las desechan. Hoy la estatuilla “Paco”
Flores está recluida en una celda de la División Antinarcóticos (DAN) de la
Policía Nacional Civil (PNC) en El Salvador.
Ángel Bravo / Especial para Con Nuestra
América
El expresidente Flores fue detenido el pasado 19 de setiembre en El Salvador. |
Fue en noviembre
del año 2000 en Panamá, bajo la presidencia de Mireya Moscoso que tuvo lugar la
X Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno. Eran todavía tiempos
en los cuales la mayor parte de los presidentes de los países de América Latina
eran siervos fieles del Imperio estadounidense. En medio de ese contexto -y
desde 1959- Cuba se mantenía libre, independiente y soberana. Su presencia en las
Cumbres era la del “patito feo” o del “aguafiestas”. Aunque el Imperio intentó
de muchas formas aislar a la Isla, sin embargo la relación de Cuba con los
pueblos de América Latina y el mundo siempre fue estrecha; no importaba lo que
dijeran o hicieran sus gobernantes, lo que interesaba era el despertar de los
pueblos inspirados en el proceso revolucionario cubano. El grito convertido en
proyecto era: ¡si Cuba pudo, nosotros también podemos!
Es
historia conocida que en aquellos años varios presidentes de países
latinoamericanos para congraciarse con el amo del norte debían asumir actitudes
hostiles contra el gobierno cubano. La difamación y la mentira engalanaban sus
poses; a más calumnia, más dólares. Todos esos personajes de conductas
rastreras y miserables hoy forman parte de tristes recuerdos en el basurero de
la historia.
Fue ahí
en Panamá -previo al inicio de la Cumbre- que el Comandante Fidel Castro, en el
hotel Caesar Park denunció en conferencia de prensa la existencia de un plan dirigido
por Luis Posada Carriles para atentar contra la vida del presidente cubano y su
delegación. Gracias a la Dirección de Inteligencia de Cuba se pudo descubrir e
impedir el criminal plan (capturando a los terroristas), de lo contrario, hoy todavía
estuviéramos lamentando los hechos. La incapacidad y/o complicidad del gobierno
de Mireya Moscoso quedó en entredicho.
Corrían
los años noventa y el pueblo cubano enfrentaba titánicamente el llamado Periodo
Especial. En esas condiciones el Imperio creía que la Revolución tenía los días
contados. Para desestimular el turismo y crear descontento y pavor en la
población cubana, los grupos terroristas de Miami aceleraban sus acciones
contra Cuba (población, instalaciones y dirigentes). El monstruo del terrorismo
latinoamericano Posada Carriles se conducía a sus anchas en El Salvador; salía
y entraba del país a vista y paciencia de las autoridades. Y desde ahí operaba
enviando terroristas a Cuba. Aunque el prontuario criminal de Posada Carriles era
de conocimiento internacional y el gobierno de Cuba le había informado al
gobierno salvadoreño detalles de sus movimientos y dónde vivía, éste seguía actuando
sin que las autoridades lo detuvieran. En ese entonces (1999), Francisco Flores
miembro del ultraderechista partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA)
cuna de los escuadrones de la muerte, acababa de asumir la presidencia.
En la
resolución final de la Cumbre el presidente Francisco Flores apoyado por el
gobierno de España pretendía aprobar una propuesta donde se condenaba exclusivamente
el terrorismo de ETA. Cuba se opuso porque dejaba por fuera otros tipos de
terrorismo como el que comete Israel contra Palestina y el terrorismo de Estado
ejercido por el gobierno de los Estado Unidos contra Cuba.
Luego de
algunos altercados, el Comandante señaló que los planes terroristas contra él y
contra la delegación cubana no solamente provenían de Miami, sino también desde
suelo salvadoreño, donde radicaba Posada Carriles y cuyas autoridades tenían
conocimiento. La reacción del cachorro amamantado por el Imperio no se hizo
esperar, y tratando de evadir su complicidad, trató de presentarse como hombre
probo, intachable y de manos limpias, y acusó a Fidel de haber apoyado a la
guerrilla salvadoreña. Hecho que Fidel nunca negó, sino más bien dijo no sentirse
arrepentido. Francisco Flores creía que había descubierto el “agua tibia”; no
sabía que esa era una característica de la naturaleza de la Revolución Cubana:
el internacionalismo solidario por la liberación de otros pueblos del mundo. Lo
que en realidad Francisco Flores había descubierto ese día, era su propia
ignorancia.
Gracias a
su necedad, “valentía” y desvergüenza en la Cumbre, el cachorrito del Imperio
fue condecorado por la mafia miamense. Esta vez, el nene había sido atrevido,
porque balbuceo incoherencias delante del Comandante. La historia que vino
después es conocida; confabulaciones entre Mireya Moscoso, Francisco Flores y
la mafia miamense, particularmente la Fundación Nacional Cubano Americana, para
que hoy el criminal Posada Carriles se pasee libre en las calles de Miami.
Francisco
Flores al igual que Álvaro Uribe, es el tipo de ídolos que construye y adora el
llamado “exilio” cubano. Esas son las figurillas que apoyan, usan y cuando ya
no les sirve las desechan. Hoy la estatuilla “Paco” Flores está recluida en una
celda de la División Antinarcóticos (DAN) de la Policía Nacional Civil (PNC) en
El Salvador. La Fiscalía lo acusó de desviar al menos $15 millones a sus
cuentas o de terceros. El dinero procedía de donaciones del gobierno de Taiwán
para obras sociales, en el periodo que él era presidente. La acusación formal
es por tres delitos: peculado, enriquecimiento ilícito y desobediencia de
particulares. De ser hallado culpable pagaría una pena aproximada de 23 años
(10 años por delito de peculado; 10 años por enriquecimiento ilícito y 3 años por
desobediencia de particulares).
Para
entender mejor el comportamiento de Francisco Flores, hay que indicar que éste
no solamente era un mimado de la mafia
de Miami, sino también de George W. Bush y de José María Aznar. Además fue el
primer presidente en reconocer el gobierno golpista de "Carmona el
breve", en abril de 2002 en Venezuela. Es el mismo que envió tropas
salvadoreñas a Irak, en apoyo a Washington.
Ese es el
“exilio” cubano, que cada vez que escoge un líder, resulta ser un delincuente, lavador
de dinero y ladrón, y que al final termina en la cárcel. Después de lo sucedido
en Panamá la mafia de Miami no sabía dónde construirle una estatua por faltarle
el respeto a Fidel y faltar a la verdad.
¿Qué
dicen ahora sus amigos de la Fundación Nacional Cubano Americana? ¿Qué dice al
respecto el asesino Posada Carriles? ¿Qué opina su amiga Mireya Moscoso? ¿Por
qué no salen en su defensa?
No hay comentarios:
Publicar un comentario