Cada día es más evidente
la existencia de una doble y sórdida conjura contra Venezuela.
El expresidente Alvaro Uribe y la Casa Blanca han sido vinculados a la conspiración en Venezuela. |
José Vicente Rangel / Question Digital
La conexión que hoy se da
entre factores internos, oposición política, agentes financieros, mediáticos, y
poderes transnacionales, nunca existió con igual capacidad operativa y claridad
en el objetivo. La coordinación ha alcanzado un alto grado de eficiencia. Lo
que se planifica y ordena desde el exterior repercute de inmediato al interior
del país. De igual modo, lo que se gesta a lo interno, lo que asumen las
fuerzas que se mueven dentro del entramado institucional, rebota afuera al
instante.
Esta combinación tiene
efectos letales que afectan a diario a la ciudadanía. De pronto, por ejemplo,
un economista de reconocido prestigio divulga sin base alguna la especie de que
Venezuela entrará en default, y la versión de inmediato dispara el riesgo país
y la caída de los bonos, con la consiguiente alarma de la colectividad. La
noticia muere al poco tiempo debido a otras igualmente impactantes, pero el
daño quedó hecho y sus efectos no se extinguen. Igual pasa con la aparición de
ciertas virosis que algunos medios, combinados con el exterior, tienen la
osadía de divulgar como posibles pandemias.oea insulza2
*****
En el plano estrictamente
político, la conjura adquiere rasgos insospechados. El ataque escoge como
blanco el funcionamiento de las instituciones. La finalidad es obvia: proyectar
nacional e internacionalmente la imagen de que en el país no rigen las leyes.
Que el gobierno vulnera los derechos ciudadanos. Que la administración de
justicia colapsó. Todo lo cual se orienta a presentar al Estado venezolano como
un Estado forajido. En el cual nadie está seguro. Donde cunde el atropello e
impera la ley de la selva. En cuyo ámbito desaparece totalmente la noción de
seguridad jurídica y personal.
*****
Un dato que ilustra lo
que quiero señalar. De pronto -con apariencia
de normalidad- el presidente Obama, quien se supone que tiene que atender
muchos problemas; que está contra la pared con lo que sucede en el Medio
Oriente con los yihadistas, con la caída de su popularidad y la derrota que se
vislumbra en las parlamentarias de noviembre, mete en su discurso el tema
Leopoldo López y sostiene que a este se le violan sus derechos. Estoy
convencido que el Presidente de EEUU no tiene la menor idea de por qué está
detenido el dirigente político y del proceso que el Estado adelanta. Y si la
tiene, debe haberse inspirado en informaciones interesadas de la oposición.
Todo lo cual es grave.
Pero lo es más si a lo dicho por Obama se suma lo de Insulza, secretario
general de la OEA -a punto de dejar el cargo- quien, irresponsablemente, se
involucra en los asuntos internos del país al afirmar “que la oposición no
puede dialogar si hay dirigentes presos”. Cuando es todo lo contrario: porque,
si los hubiera, se impondría dialogar como ya ocurrió en Venezuela durante la
IV República.
¿Pero acaso personajes
como Insulza y Obama no se dan cuenta de los peligrosos efectos de ese tipo de
declaración? ¿Por qué lo hacen? Esas declaraciones, lejos de bajar tensiones y
contribuir a la apertura de caminos para el entendimiento entre los venezolanos,
le echan más combustible a la polarización y sirven de estímulo a la
radicalización de las posiciones. La conclusión es más que obvia: se trata de
declaraciones encaminadas a desestabilizar, a acuñar la imagen de que en
Venezuela no hay división de poderes, no hay justicia, no hay, en fin, Estado
de derecho. ¿Qué queda entonces por hacer? Caotizar el país, elevar el nivel de
la conjura orquestada entre los factores internos y externos que la dirigen.
*****
Por tanto, la amenaza
cobra cuerpo. A un gobierno que actúa democráticamente, respetando la
legalidad; producto de la voluntad popular expresada en elecciones libres, se
le quiere privar del derecho que asiste a todo gobierno, de defenderse de
aquellos que pretenden derrocarlo. Que conspiran abiertamente. Que hacen
llamados a las Fuerzas Armadas para que se rebelen. Que utilizan prácticas
terroristas como las guarimbas.
A ese gobierno se lo
cuestiona por hacerlo. ¿Qué se busca con ello? Sin duda que desacreditarlo,
debilitarlo, ponerlo a nivel de una dictadura para juzgarlo y despojarlo de su
capacidad para enfrentar a los terroristas y aventureros. Precisamente lo que
está sucediendo. Lo que se deduce de la actitud de Obama, de Insulza, de
diarios como el Washington Post y The New York Times, de cadenas de TV como
CNN, y de lo que ocurre dentro del país con diarios, dirigentes políticos y
empresarios.
La respuesta del Gobierno
fundada en la ley y, por tanto, contundente, tiene que producirse. De lo
contrario, corre el riesgo de ser derrocado. Para que lo sustituya la caótica
oposición que hoy existe. Los personajes siniestros que cuando estuvieron en el
poder conculcaron hasta la saciedad los derechos humanos y extremaron la
corrupción. Una vez más hay que decirlo: la opción es el diálogo. Y los que no
quieran aceptarlo es porque apuestan a la aventura. Es decir, están en la acera
de enfrente. Y punto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario