La política es la combinación
equilibrada y virtuosa de los principios
con el pragmatismo. Si solamente nos quedamos con los principios, haremos
discursos y no política. Si solamente nos quedamos con el pragmatismo, nos
volveremos oportunistas.
Carlos
Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México
He sabido por amigos y conocidos que ha
surgido en Guatemala una nueva agrupación de izquierda, Convergencia por la
Revolución Democrática, que unifica a sectores provenientes de la Alianza Nueva
Nación y de lo que fuera la Democracia
Cristiana. Vemos que la reducida izquierda guatemalteca contará con otra
expresión política además de la URNG y Winaq. La crisis de la URNG después de
haber concluido el conflicto armado hizo que muchos de sus militantes y
simpatizantes se dispersaran en los diversos partidos políticos en el país.
Algunos se comportaron como herejes (lo cual siempre es saludable), otros más
se volvieron renegados (lo cual siempre es deplorable).
En esta coyuntura no puedo sino
reflexionar que la política es un arte y algunas de sus verdades tan sencillas
a menudo las olvida la izquierda.
En primer lugar podemos decir que la
política es el arte de sumar fuerzas y la antipolítica es el arte de restarlas.
Para sumar fuerzas es necesario saber quiénes son nuestros enemigos principales,
quienes son nuestros adversarios circunstanciales, quienes son nuestros aliados
permanentes y quienes lo son de manera temporal. Esto es muy sencillo y muchas
veces la izquierda no lo aprende. La derecha si lo sabe muy bien.
La política es la combinación
equilibrada y virtuosa de los principios
con el pragmatismo. Si solamente nos quedamos con los principios, haremos
discursos y no política. Si solamente nos quedamos con el pragmatismo, nos
volveremos oportunistas.
La política es el oficio de soñar con lo que es imposible hoy y al mismo
tiempo saber luchar por lo que ahora es
posible. Buen político será quien lúcidamente sepa hacer la distinción entre
una y otra cosa.
En política los enemigos son reales y
los amigos no tanto. Esto es porque la política no solamente son afectos, sino
también intereses (legítimos o ilegítimos).
En política forma es fondo. A veces vale
tanto la forma en que decimos las cosas, como el contenido de lo que decimos.
En política no existen vacíos, siempre alguien los llena. Por ello, en política
el abstenerse casi siempre es una tontería. Esto lo dijo el gran ideólogo del
PRI y estudioso del liberalismo mexicano, Jesús Reyes Heroles.
En política quien se enoja pierde. Las
emociones son buenas, pero más aun la racionalidad. La pasión debe mover a la
razón, pero la razón debe gobernar a la pasión.
La política es el arte de la
negociación, ceder en lo que consideramos secundario y ser intransigente en lo
que nos es fundamental.
En política ni los amigos ni los
enemigos son para siempre, todo depende de las circunstancias que estemos
viviendo. Por lo tanto, en política (acaso también en el amor) nunca hay que
dejar las puertas totalmente cerradas.
En política el poder más fuerte es el
que se sustenta en la autoridad moral. El más débil el que lo hace en el miedo.
El político o política que trascenderá será el amado y respetado, no el temido.
La izquierda a menudo se equivoca de
enemigo. La derecha nunca lo hace.
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