El último fin de semana murió Franco Macri, padre del presidente y
fundador del imperio familiar.
Roberto Utrero Guerra /
Especial para Con Nuestra América
Desde
Mendoza, Argentina
El presidente Mauricio Macri y, a la derecha, su padre, Franco Macri, fallecido el pasado 2 de marzo. |
Francesco Raúl – más conocido como Franco – fue un ejemplo de la
movilidad social argentina. Arribado en 1949, junto a sus hermanos Pía y
Tonino, sin hablar una palabra de español, trabajó de albañil para la Sociedad
Anónima de Obra Pública SADOP en la construcción de la Ciudad Evita, donde
rápidamente escaló posiciones. Con el tiempo y el apogeo económico, logró armar
su propia empresa al año siguiente, pero recién a fines de esa década comenzó a
tomar obras de magnitud.
Casado con Alicia Blanco Villegas, hija de terratenientes de Tandil, en
el sur de la provincia de Buenos Aires dedicados a la ganadería tuvo cinco
hijos: Mauricio, Sandra, Gianfranco, Mariano y Florencia.
En esa localidad comenzó a construir la planta de la cementera Loma
Negra, de los Fortabat. Establecimiento que será uno de los mayores proveedores
de cemento de la obra pública entre los sesenta y setenta. Años gobernados por
dictaduras militares, en la que estos empresarios se beneficiaron con jugosos
contratos de la tristemente célebre “patria contratista”. Grupos beneficiados
tanto por la obra pública, como por la estatización de la deuda privada cuando
Domingo Cavallo era presidente del Banco Central de la Nación Argentina en
1982.
La constructora Macri también estuvo en la construcción de la presa
hidroeléctrica Yacireta, la que, en algún momento fue reconocida como el
monumento de la corrupción.
Previo a esto, ya había fundado Fiat Sideco, Sevel Peugeot y, en 1976,
Sociedad Macri SOCMA.
Sus empresas construyeron autopistas, edificios, electrificación de
ferrocarriles, puentes, gasoductos, plantas industriales, participaron en el
sector agro industrial, actuaron en la recolección de residuos de la CABA
(MANLIBA), hasta en el aerotransporte de ejecutivos a través de Macair Jet.
También fue fundador de la constructora IECSA que fue vendida
recientemente a su sobrino Ángelo Calcaterra y éste, en 2017, la transfiere a
un grupo encabezado por Marcelo Mindlin para no comprometer en la gestión
oficial a Mauricio Macri.
Sin embargo, todos los caminos conducen a Roma y es imposible deslindar
responsabilidades frente a la magnitud de actividades realizadas en torno al
Estado.
Franco Macri fue pionero en realizar negocios con China, el gigante
asiático, a fines de los ’80, logrando establecer el mercado de ventas de
automóviles de la marca Chery en el país, con plantas en Uruguay y Brasil.
También está en el mercado petrolero a través de la empresa Green Oil
Services, la que tiene los ojos puestos en el mega yacimiento de Vaca Muerta,
una de las mayores reservas de petróleo no convencional del mundo.
El primogénito de Franco, Mauricio, no pudo zafar del mito del eterno
retorno. La fortuna o la desgracia, la desgracia o la fortuna, lo llevaron a
seguir los pasos de su abuelo Giorgio, enfrentándose con su padre.
Paradojalmente, Franco tenía una admiración especial por su progenitor de quien
decía, era su verdadero mentor, habiéndole dedicado varios párrafos en su
biografía.
Giorgio Macri, escritor, político y empresario italiano, había
participado en 1946 de la fundación del partido L’uomo qualunque (el que mal
podría traducirse como el hombre común) dirigido a la pequeña burguesía que
luego se extendió como movimiento nacional. Seguramente Giorgio, jamás imaginó
la impronta genética que vendría a continuar a través de su nieto allende los
mares, en estas pampas chatas. Mucho menos sus devastadoras consecuencias.
A inicios de los ’90, Mauricio sufrió un secuestro por parte de algunos
comisarios de la Policía del que salió ileso, ayudado por su hermano del alma,
Nicolás Caputo – según rememora con frecuencia el presidente emocionado – socio
y compañero en las lides empresarias y políticas. Este hecho influyó en su
padre, quien intentaba preservarlo de futuros infortunios.
En la misma época, Carlos Menem y su súper ministro Domingo Cavallo,
estaban en plena Reforma del Estado y éste último, acérrimo enemigo del
empresario Alfredo Yabrán, propietario de OCA, insistió para que Franco Macri
obtuviera la concesión del Correo Argentino, prometiéndole todo el apoyo
oficial para competir con aquel correo privado. De hecho incumplió el trato,
llevándolo a tener problemas con la concesionaria que todavía salpican a la
familia presidencial.
Franco deseaba – como parte de un legado tradicional de la cultura
latina – que su primogénito, siguiera al frente del emporio empresario que
había fundado. Sin embargo, Mauricio desistió luego de estar al frente de
alguna de las empresas y ganó la presidencia de Boca Junior en la mitad de los
’90. Trampolín que le sirvió para saltar a la escena política. Cabe destacar
que muchos de los actuales funcionarios de Cambiemos, lo acompañaron cuando
estuvo a cargo del emblemático club.
Esto les llevó a tener serios enfrentamientos. Franco tardó años en
perdonarlo, al punto de reconciliarse cuando lo saludó al recibir la
embestidura presidencial.
En una entrevista reciente, semanas antes de la muerte de su padre,
Mauricio Macri, confesaba: “deseo una muerte rápida, no quedar atrapado en vida
como mi padre que desde hace un año, está y no está. Y cuando tiene momentos de
lucidez, seguramente, la pasa muy mal.”
Franco Macri ya no está. Su hijo aún recibe las repercusiones de su
discurso del pasado viernes. Los datos de la realidad sepultan lo ocurrido hace
unas horas. Las estadísticas oficiales advierten que la inflación de estos
primeros dos meses es superior a lo proyectado. El dólar superó los $42 y, el
Banco Central sostiene una banda entre los $39,70 y $50. El riesgo país trepó a
746. Los docentes de varias provincias no han iniciado las clases y ayer hubo
manifestaciones masivas en Plaza de Mayo no registradas por los medios
hegemónicos, los mismos que corearon panegíricos en torno al empresario
fallecido. A esto se le suma una importante denuncia de Fernando Miguez,
titular de la Fundación por la Paz y el Cambio Climático ante los tribunales de
Comodoro Py. La presentación incluye centenares de hechos ilícitos, desde
Correo Argentino hasta Odebrecht, en donde está imputado el primo del
presidente, Ángelo Calcaterra. También están las empresas off shore en los
paraísos fiscales que sacaron a luz los Panamá Papers y derrocaron a otros
mandatarios.
Este aluvión jurídico amenaza mandar a pique al crucero presidencial que
ni los globos amarillos lograran mantenerlo a flote.
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