Se discute en
distintos sectores de oposición sobre la estrategia en curso dirigida al cambio
de gobierno. Hay quienes piensan que el intento realizado con la creación de
una imagen de poder dual y la presión sobre los militares para que procedieran
a una sublevación, una rebelión o un golpe ya fracasó, por lo que proponen
estudiar otras opciones, que pudieran apuntar hacia un corto o un mediano
plazo.
En efecto, la
presión ha sido fuerte, en particular por las amenazas de una intervención de
fuerzas extranjeras, lo que ha puesto a los oficiales venezolanos ante un
conflicto bélico real en el que tendrían que actuar. Del mismo modo, las
sanciones se han elevado al grado de embargo petrolero, y se busca cortar,
junto con el bloqueo financiero y bancario, el aprovisionamiento del país en
alimentos y medicinas y privar al aparato productivo de los insumos para su
funcionamiento.
EFECTOS PERSEGUIDOS
Con un
descenso significativo de las importaciones se incrementarían de forma
exponencial las penurias de la población, lo que generaría un mayor malestar
social y pudiera evolucionar hacia una situación caótica y de neurosis
colectiva, lo que impacta en el estamento castrense por corresponderle el
mantenimiento del orden.
Quienes están
de acuerdo con mantener esa estrategia estiman que la aplicación de las
sanciones tarde o temprano creará esa situación de caos, lo que conduciría a un
pronunciamiento militar, por lo que son partidarios de mantener esa política.
SIN "TRANSICIÓN"
Sin embargo,
hay otros sectores que piensan que la estrategia no dará resultados o que tiene
un precio muy costoso por el sufrimiento al que sería sometida la población.
Por esta razón proponen negociaciones en función de elecciones, lo que dejaría
de lado la idea de salida previa de Nicolás Maduro de la presidencia.
También
quedaría descartado el planteamiento de creación de un gobierno de transición
antes de unas elecciones, y el esfuerzo se centraría en la organización de la
relegitimación de los poderes, votación que se realizaría con Maduro en la
presidencia.
Para llegar
allí de manera consensual habría que realizar negociaciones y trabajar un
acuerdo de convivencia para el período posterior a la celebración de la
votación, que incluya la distribución de porciones de poder del Estado, más
allá de los resultados electorales. No se plantea compartir el gabinete
ministerial del nuevo presidente electo, sino los poderes públicos y llegar a
un acuerdo específico sobre la fuerza armada nacional.
REALISMO
Esa propuesta
de negociaciones había sido descartada en enero, pero ahora ha comenzado a
discutirse y a abrirse camino. Se oponen quienes son partidarios de una
intervención militar extranjera y quienes todavía creen en la posibilidad de un
golpe militar en Venezuela. Pero lo que luce más realista es un esquema de
negociaciones y acuerdos.
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