La relación de Estados Unidos con América Latina nunca ha sido ni siquiera
cordial, pero será crecientemente tensa y conflictiva mientras permanezca en la
conducción de la política hacia la región, el grupo colonialista y neofascista
formado por Mike Pence, John Bolton, Pompeo, Claver Carone, Marco Rubio y
Elliot Abrams.
Ángel Guerra Cabrera / La Pupila Insomne
Estados Unidos va a una escalada de sus acciones neofascistas, subversivas,
antipopulares y colonialistas contra Cuba y Venezuela. Pese al rotundo fracaso
el 23F del traslado a Venezuela de la llamada ayuda humanitaria y de la
comprobada falsedad de todos los anuncios sobre importantes deserciones en la
FANB o ruptura de su cadena de mando, continuó la arremetida golpista contra el
presidente constitucional de Venezuela Nicolás Maduro, y el intento de
remplazarlo por un payaso vulgar, nombrado por y desde la Casa Blanca. Es
cierto, Guaidó se autoproclamó, pero en cumplimiento de una orden de
Washington. Como parte de su extraordinario esfuerzo golpista, el Departamento
de Estado organizó una gira del payaso por Suramérica, en la que visitó a
varios de sus pares neoliberales e igualmente títeres, llevado literalmente de
la mano en el caso de Brasil y Paraguay por Kimberly Breier, secretaria adjunta
para asuntos hemisféricos de esa dependencia, quien años atrás ocupó nada menos
que el beligerante cargo de directora de América Latina en el Consejo de
Seguridad Nacional.
El regreso de Guaidó a Venezuela no merece mayores comentarios puesto que
contrariamente al montaje mediático ha resultado un nuevo revés, entre otras
razones porque el sabio chavismo, no tomó ninguna medida contra el
autoproclamado como las que deseaban los voceros de los medios hegemónicos. Hay
pláticas entre el canciller Arreaza y el cuestionado Elliot Abrams, enviado
especial de Trump para Venezuela. El presidente Maduro está siempre abierto al
diálogo y la negociación y tal vez Washington en cualquier momento lo necesite
mucho, cuando su última criatura en Venezuela, con esa grisura y mediocridad
inocultables que arrastra, meta a la diplomacia yanqui en un callejón sin otra
salida airosa que negociar.
Respecto a Cuba, el Departamento de Estado anunció la aplicación parcial
del capítulo III de la infame Ley Helms-Burton. A partir del 19 de marzo la
Casa Blanca permitirá que se presenten demandas judiciales en tribunales de
Estados Unidos únicamente contra empresas cubanas incluidas en la Lista de
Entidades Cubanas Restringidas elaborada por ese departamento en noviembre de
2017 y actualizada un año después. El objetivo de la lista es recrudecer el
bloqueo al prohibir a los estadounidenses realizar transacciones financieras
con las entidades enlistadas.
El anuncio del Departamento de Estado también indicó que suspendería por
solo 30 días la posibilidad de iniciar acciones judiciales por igual concepto
en contra de otras entidades cubanas o extranjeras con vínculos comerciales o
económicos en Cuba. Hasta ahora los plazos de suspensión eran de 6 meses, pero
funcionarios estadounidenses han dicho que continúan estudiando medidas contra
Cuba, ahora no solo por la cantinela de que el gobierno reprime a los
opositores y viola los derechos humanos sino, según el consejero de seguridad
nacional John Bolton: por su “papel en la usurpación de la democracia y el
fomento de la represión en Venezuela. Por eso Estados Unidos continuará
ajustando las restricciones financieras a los servicios militares y de
inteligencia de Cuba”. Mentiroso compulsivo, Bolton ha llegado a afirmar que
Cuba mantiene un ejército de 25 mil efectivos en Venezuela y cuando era
embajador en la ONU se atrevió, aunque sin éxito alguno, a acusar a la isla de
producir y exportar armas biológicas.
Bajo esta norma, los cubanos estarían obligados a devolver, o pagar a
reclamantes de Estados Unidos por la casa donde viven, el terreno donde se
levantan sus comunidades, la tierra que cultivan, la escuela donde acuden sus
hijos, los establecimientos donde reciben atención médica, donde está su centro
de trabajo, donde tienen un negocio particular, además de por los servicios de
electricidad, agua y comunicaciones subsidiados que hoy disfrutan. Como afirma
la reciente declaración de la cancillería cubana “Es una pretensión solo
concebible en las mentes de quienes identifican a Cuba como una posesión
colonial”. La ley Helms-Burton es mucho más intervencionista que la tristemente
célebre Enmienda Platt. La aplicación de parte de este capítulo, hasta ahora
suspendido a través de los años, puede ahuyentar inversores extranjeros y
atemorizar a otros que desean hacer negocios con Cuba.
La relación de Estados Unidos con América Latina nunca ha sido ni siquiera
cordial, pero será crecientemente tensa y conflictiva mientras permanezca en la
conducción de la política hacia la región, el grupo colonialista y neofascista
formado por Mike Pence, John Bolton, Pompeo, Claver Carone, Marco Rubio y
Elliot Abrams. Bolton y Abrams vienen de los peores escenarios de la guerra
fría y la guerra contra Irak, Pence y Pompeo proceden del Tea Party, Carone y
Rubio quisieran borrar a Cuba del mapa. Ninguno de ellos acepta que un país al
sur del río Bravo sea independiente. Por suerte, una mayoría de estadounidenses
no piensa como ellos.
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