Los
cambios políticos en América Latina y el Caribe estos últimos años, se han
visto reflejados en un serio debilitamiento de los organismos multilaterales
regionales. Se reflotó la nefasta y retrógrada OEA, que, como simbolismo, es un
grave antecedente contra la soberanía regional y posiblemente ahora asistimos
al surgimiento del Plan Cóndor II.
María Luisa Ramos Urzagaste / Sputnik
La
creación del 'Foro para el progreso de América del Sur', Prosur, el pasado 22
de marzo, no parece ser una improvisación y, entre más repite el presidente chileno Sebastián Piñeira
que "no es un foro ideológico" menos creíble se hace. Lo
que debe preocupar y ocupar a América Latina y el Caribe es la discusión a
puertas cerradas que sostuvieron esos presidentes de Prosur. Si no hubiese
planes oscuros de por medio, la reunión realizada en Santiago de Chile habría
sido transmitida por los medios de comunicación.
Preocupa
más aún cuando el presidente de Brasil Jair Bolsonaro acaba de visitar Estados
Unidos donde además de reunirse
con su homólogo, realizó
una sonada visita a la CIA.
Los
líderes del Foro Prosur comparten profundas coincidencias, entre ellas: su
sumisión y admiración por el presidente Donald Trump, su deseo de hacer
desaparecer cualquier movimiento progresista, su odio a las ideas
izquierdistas, su deseo de colaborar militarmente con Estados Unidos y la OTAN,
la decisión de restaurar las ideas del neoliberalismo y las privatizaciones,
entre otras.
Unasur bajo ataque
Entre
sus tácticas para afincar su proyecto, utilizan el método del descrédito.
Argumentan que la Unasur ha fracasado aduciendo que hay un "exceso de
ideologismo y de burocracia".
Lo
cierto es que, si la Unasur está prácticamente inactiva hace más de tres años
es por el sabotaje que realizaron los representantes de algunos países, que
intentaron imponer un Secretario General, sabotearon la convocatoria a
reuniones y no permitieron la aprobación del presupuesto.
El
presidente colombiano Iván Duque dijo que la Unasur será reemplazada por
Prosur, y a esos ataques se sumó el Vicepresidente de Brasil, Hamilton Mourão,
quien considera que la Unasur murió.
A
más de eso, suenan cínicas las palabras del presidente chileno Piñera cuando dijo que Prosur "está abierto a todos los
países que cumplan con dos requisitos esenciales. Primero, vigencia clara de la
democracia y del estado de derecho y segundo, respeto pleno a las libertades y
a los derechos humanos de sus habitantes".
El
presidente chileno nos quiere dar lecciones de democracia y derechos humanos
cuando él mismo hace unos años, expresó su profunda solidaridad con el
dictador Pinochet, quien fue uno de los líderes del Plan Cóndor en Sudamérica,
que ocasionó mucho dolor y muerte en el Cono Sur.
La
pregunta clave que debemos hacernos luego de la creación de Prosur es: ¿qué hay
detrás de eso? La declaración firmada es apenas la fachada.
Estados
Unidos y los gobiernos afines a Trump han puesto todo su empeño para que la OEA
sea el único el foro de discusión política en la región; por otro lado, si de
aranceles y comercio se trata, ahí están la Asociación Latinoamericana de
Integración Aladi, el Mercosur y la Comunidad Andina.
¿Para
qué entonces un nuevo foro? Algunas acciones, en especial del presidente
Bolsonaro, que al parecer ahora es el factor de cohesión del grupo, podrían
ayudarnos a entender.
Atando cabos
Durante
la visita realizada por el presidente Bolsonaro el pasado 21 de marzo a Estados
Unidos, no solo se trataron asuntos bilaterales, fueron más allá, ya que
incluso se reunió con la CIA para "abordar asuntos de la región".
Por
otro lado, el pasado 11 de febrero Itamariti anunciaba que el ministro Ernesto Araujo se
reunió en Brasilia con el almirante Craig Faller, jefe del Comando Sur de
Estados Unidos, para discutir la cooperación y las alianzas bilaterales en el
área de defensa y seguridad.
Vale
aquí recordar que Craig S. Faller, declaró el 7 de febrero pasado que Washington
está estrechando lazos con los países del Southcom y aclaró
que "esta colaboración no solo se da entre militares, sino también con
diplomáticos, auspiciada por el Departamento de Estado y otras organizaciones,
como la Agencia para el Desarrollo Internacional y los Departamentos de
Justicia y de Seguridad Nacional".
Un
hecho no menor es que, durante una cena ofrecida en la Embajada de Brasil en
Washington, el presidente brasileño Jair Bolsonaro dijo que lo que quería era
"liberar a Brasil de la ideología nefasta de izquierda" y no escatimó
palabras para halagar a Olavo Carvalho, de quien dijo que
"es el inspirador de muchos jóvenes en Brasil y en gran parte le debemos a
él la revolución que estamos viviendo".
Olavo Carvalho
admirador de Evola
Carvalho,
quien reside en Estados Unidos, expresa abiertamente su profunda admiración por Julius Evola y Giovanni
Gentile, intelectuales fascistas, tradicionalistas radicales, considerado por
muchos como antidemocráticos y anti igualitarios.
Giovanni
Gentile fue incluso coautor junto a Benito Mussolini de la doctrina del
fascismo.
Humberto
Eco advierte que "El Ur-Fascismo está aún a
nuestro alrededor, a veces con trajes de civil. Sería muy cómodo, para
nosotros, que alguien se asomara a la escena del mundo y dijera: '¡Quiero
volver a abrir Auschwitz, quiero que las camisas negras vuelvan a desfilar
solemnemente por las plazas italianas!'. Por desgracia, la vida no es tan
fácil. El Ur-Fascismo puede volver todavía con las apariencias más
inocentes".
Por
cierto, Carvalho fue quien recomendó designar al actual Ministro de Relaciones
Exteriores de Brasil, Ernesto Araujo, por ser uno de sus mejores discípulos.
Acallar para imponer
Acaso
alguien cree que sabiendo de las vergonzosas demostraciones de sometimiento de
esos gobernantes ante Estados Unidos, ¿serán ellos quienes lideren un proyecto
de prosperidad para Latinoamérica?
No
es descabellado pensar que podríamos estar asistiendo al surgimiento de una
especie de Plan Cóndor II, con nuevos instrumentos e ideas para someter a la
región.
Estados
Unidos están ávidos de volver a controlar Latinoamérica y el Caribe a cualquier
precio. Por tanto, se hace imprescindible refrescar la memoria.
El nefasto y sangriento
Plan Cóndor
Como
lo cuenta el Juez español Baltasar Garzón Real en
el libro ‘Operación Cóndor 40 años después', "la Operación Cóndor formaba
parte del complejo sistema interamericano de contrainsurgencia promovido por la
política exterior norteamericana. Mediante su accionar transnacional, Cóndor
complementaba las políticas represivas que las Fuerzas Armadas del Cono Sur
ejercían dentro de sus territorios nacionales."
El
uso de escuadrones de la muerte y métodos ilegales era un medio para
desmovilizar movimientos populares, aterrorizar a la sociedad, y solidificar
las estructuras económicas y militares en la región, apunta la escritora J.
Patrice McSherry en el libro escrito por Garzón.
Esta
coordinación implicó, oficial y directamente, el seguimiento, vigilancia,
detención, interrogatorios con tortura, traslados entre países, y desaparición
o asesinato de personas consideradas por dichos regímenes como
"subversivas del orden instaurado, o contrarias a su política o
ideología".
Solo
a manera de ejemplo se pueden mencionar los llamados ‘Archivos del Terror'
hallados en Paraguay en 1992, que arrojan la cifra de 50.000 personas
asesinadas, 30.000 desaparecidas y 400.000 encarceladas.
¿Permitiremos que
destruyan Unasur?
La
integración regional pasa por momentos difíciles, es cierto, pero no es
definitivo, y no serán esas visiones excluyentes, oscuras y retrógradas las que
prosperen.
Un
gravísimo error histórico de estos tiempos en Latinoamérica y el Caribe sería
sumarnos a las voces que quieren ver muerta a Unasur y a la Celac.
Se
requiere asimismo una fuerte dosis de autocrítica y un profundo repaso de la
historia, para evitar que nuestros pueblos pierdan la esperanza de que podemos
vivir en armonía en la diversidad.
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