El gobierno de Lenin
Moreno, uno de los cómplices más activos de las estrategias de Estados Unidos
para aniquilar los organismos de integración latinoamericana y caribeña,
convirtió a Ecuador en el segundo país que oficializa la decisión de suspender
su participación en la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
Eloy Osvaldo Proaño / ALAI
Moreno denunció el
Tratado Constitutivo de Unasur y así Ecuador se retiró del acuerdo de
integración sudamericano, uniéndose al presidente colombiano Iván Duque, que el
27 de agosto de 2018 informó una decisión similar.
Una vez oficializada la
separación, la sede de Unasur, que se encuentra en Quito (en la Mitad del
Mundo), y cuyo inmueble fue donado por el gobierno ecuatoriano volverá a las
manos del Estado, dejando sin edifico al organismo. En julio de 2018, Lenin
Moreno anunció sus planes para el edificio, donde espera crear una universidad
intercultural. También se retirará la estatua en honor al expresidente
argentino Néstor Kirchner, en la entrada del complejo.
La escritura de
donación del predio data del 15 de diciembre del 2016 y en una de sus cláusulas
se estipula la devolución del inmueble cuando Ecuador denuncie el Tratado
Constitutivo o abandone el grupo.
“Ecuador dejará de
participar en todas las actividades y compromisos del organismo e iniciar los
procedimientos internos para la denuncia del tratado”, expresó el ministro de
Relaciones Exteriores y Movilidad Humana de Ecuador, José Valencia, a su
contraparte boliviana, Diego Pary, cuyo país está a cargo de la Secretaría Pro
Témpore.
El 11 de marzo, cuando
se cumplieron ocho años desde que el tratado entró en vigencia, el canciller
José Valencia envió un oficio a su par de Bolivia, Diego Pari, quien ejerce la
presidencia pro témpore de Unasur, donde le comunicó la decisión de Ecuador de
“dejar de participar en todas las actividades y compromisos de Unasur, e
iniciar los procedimientos internos para denunciar el Tratado”.
Igual decisión había
tomado Colombia el 10 de agosto del año pasado, con el argumento de que ese
organismo se había convertido en “una caja de resonancia de Venezuela”.
De esta manera, el
gobierno de Lenín Moreno se convierte en el segundo que oficializa su retiro,
uniéndose al presidente colombiano Iván Duque, que el 27 de agosto de 2018
informó una decisión similar. Desde abril de 2018, Argentina, Brasil, Chile,
Paraguay y Perú suspendieron su participación, dejando a Venezuela, Bolivia,
Guyana, Surinam y Uruguay como miembros activos.
La decisión se realiza
seis meses después de que el mismo canciller descartó públicamente que su país
abandonaría el organismo durante una rueda de prensa donde, a su vez, anunció
el retiro de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado
de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP). Pero, según los analistas, el auxilio
financiero solicitado al Fondo Monetario Internacional (FMI) llegó condicionado
al desmantelamiento de la integración regional,
Para el ex presidente
ecuatoriano Rafael Correa, con este acto “firman la sentencia de muerte del
organismo”, en momentos que los presidentes de Chile y Colombia, Sebastián
Piñera e Iván Duque propusieron la creación de un nuevo bloque denominado
Prosur, que hasta ahora no recibió mayores adherentes.
Piñera criticó que el
'exceso' de ideología llevó al 'fracaso' de Unasur y su propuesta alienta a un
Prosur que siga los mandatos “¿desideologizados?” de Washington, que ha perdido
influencia, incluso en la Organización de Estados Americanos (OEA), obligando a
los gobiernos cómplices con sus políticas injerencistas a crear el Grupo de
Lima, antesala del proyecto de Prosur.
Las circunstancias
políticas operadas en la región no admiten la existencia de un organismo
integrista sudamericano en el cual EU no tenga injerencia. Ante la ausencia
total de una institucionalidad que permita una mínima coordinación a los
gobiernos de derecha implantados en la región ha surgido la iniciativa de
sustituir a la Unasur por un nuevo organismo denominado Prosur que no
auspiciará ni promoverá la profundización de la integración regional.
Su objetivo, según
palabras de los presidentes Iván Duque y Sebastián Piñera: “será un organismo
de coordinación suramericana en defensa de la democracia, la separación de
poderes y la economía de mercado. Prosur será un foro para el desarrollo de
América del Sur, libre de ideologías y sin burocracia”. Duque fue más allá con
su propuesta: no solo buscará la defensa de la democracia en la región sino que
también buscará “que termine la dictadura de Venezuela y llegue a su final
Unasur y para que también se construya un mejor escenario de cooperación con
los países de la región”.
De todas formas, el
retiro de Ecuador no será inmediato ya que el artículo 24 del Tratado
Constitutivo de Unasur, señala que la denuncia surtirá efectos una vez
transcurrido el plazo de seis meses desde la fecha en que la notificación haya
sido recibida por el Depositario. A su vez, la Constitución ecuatoriana del
2008 señala que las denuncias a tratados internacionales deben pasar
obligatoriamente por la Asamblea Nacional, paso que Moreno quiere obviar.
Las condiciones para
que la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) pueda volver a trabajar por la
integración latinoamericana ya no existen: esa fue la explicación que dio Lenin
Moreno, en su sorpresivo anuncio. Lo que dinamitó al proyecto fue la falta de
acuerdos entre sus integrantes para designar a un nuevo Secretario General, en
lugar del expresidente colombiano Ernesto Samper, quien terminó su gestión a
principios del 2017.
Moreno, en su mensaje
al país, comentó que por “varios medios” diplomáticos se buscó solucionar esta
situación, pero no hubo resultados. A su juicio, el problema es que “Unasur se
transformó en una plataforma política que destruyó el sueño de integración que
nos vendieron”, en medio de una perorata antivenezolana.
“Algunos mandatarios
irresponsables se encapricharon por nombrar a sus amigos a esa secretaría,
nuevamente replicando los peores vicios del socialismo del XXI. Por eso, en la
práctica, las puertas de la organización se han cerrado”, enfatizó el
Presidente.
No se puede emitir una
opinión sobre el futuro del Prosur. Brasil, pese a tener coincidencias
ideológicas con quienes auspician esta reunión, mira con cierta reticencia esta
iniciativa, ya que si el objetivo de la propuesta es cambiar un organismo por
otro, basados en criterios de orden ideológico, parecería que la propuesta
debería ser considerada como menor y errada.
Lo que queda en claro
es que la apuesta de Colombia, Chile y Ecuador es destruir a cualquier
organismo de cooperación, de coordinación política o integración regional que
sea autónomo de los mandatos de Washington.
Analista e investigador
ecuatoriano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE,
www.estrategia.la)
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