Debemos a los pensadores Guillermo
Bonfil (1935-1991), de México, y Darcy Ribeiro (1922-1997), de Brasil, el haber
reconocido a los pueblos indígenas de América como portadores de culturas
milenarias bajo la categoría de civilizaciones. Para los intelectuales
eurocéntricos, incluidos los más radicales, los pueblos originarios siempre
fueron reminiscencias del pasado, sectores arcaicos o primitivos a los que
habría que desarrollar.
Víctor
M. Toledo / LA JORNADA
Hoy esa aportación teórica se ha vuelto fundamental
porque el mundo moderno e industrial es ya una civilización fatigada, que o se
renueva o colapsa. Los pueblos indígenas del mundo son entonces las principales
reservas civilizadoras del planeta. A mi juicio, reconocer o no esta premisa es
determinante para construir una política verdaderamente emancipadora y
liberadora. Hoy el reto mayor es superar la crisis ecológica y social que no es
exclusiva de México, sino global, y cuya resolución se torna cada día más
urgente. Hoy, un gobierno de izquierda que no contemple este desafío, que no
enfrente esta encrucijada, está condenado al fracaso.
La Cuarta Transformación (4T) comienza a mostrar
problemas, a revelar fisuras y contradicciones. No han pasado más que 100 días,
y la 4T comienza ya a mostrar dientes de cobre, en franca contradicción con sus
proyectos más nobles y esperanzadores. A la despiadada imposición del Proyecto
Integral Morelos (la termoeléctrica de Huexca), parecen seguirle el del Tren
Maya y el Proyecto Transístmico.
Hay otros, sin embargo, que me parecen más graves y
emblemáticos: como los que amenazan a los pueblos nahuas, totonakús y mestizos
que habitan en la Sierra Norte de Puebla. En México existen más de 500
conflictos socio-ambientales, y de todos ellos son los de esa región tropical
los que han levantado la más formidable resistencia biocultural.
Paradójicamente, ahí también se desarrollan y consolidan los proyectos de
autogestión más esperanzadores del país, que deberían multiplicarse por todo el
territorio.
Hasta 2016 en el estado de Puebla habían sido
otorgadas 753 concesiones mineras. En la Sierra Norte de Puebla se concentran
buena parte de esos proyectos: 189 títulos de 18 empresas que suman 372 mil
hectáreas equivalentes a 38 por ciento de lo concesionado en la entidad. Las
principales mineras son Almaden Minerals, Freeport-McMoRan, Autlán Holding e
Industria Peñoles, además de inversionistas particulares. Por otro lado,
existen ya 232 pozos para la extracción de gas y petróleo mediante la técnica
del fracking y están en la mira de Petróleos Mexicanos 448 mil hectáreas
de 35 municipios. Por su parte, la Comisión Federal de Electricidad (CFE)
contempla instalar fuentes de energía en apoyo a la minería y la extracción
como la controvertida Subestación de Cuetzalan que fue rechazada masivamente.
Toda una guerra de destrucción.
Ante ello, la resistencia de la civilización
mesoamericana ha sido extraordinaria. En siete años se han ido agregando a la
defensa del territorio decenas de pueblos de una veintena de municipios,
logrando una poderosa organización regional: el Consejo Tiyat Tlalli que
ensambla a casi 250 comunidades, y que ha realizado 28 asambleas
multitudinarias de hasta 8 mil asistentes. Dos han sido las acciones del nuevo
gobierno antineoliberal en esta región.
Por un lado, darle el apoyo total al mayor proyecto
minero, el que intenta iniciar la empresa canadiense Almaden Minerals y sus
empresas filiales en 56 mil hectáreas del municipio de Ixtacamaxtitlán, cuyo
subsuelo encierra 1.35 millones de onzas probadas de oro. El apoyo fue
corroborado ante los habitantes por Francisco Quiroga, subsecretario de minería
en diciembre de 2018. El segundo, igualmente grave, fue la decisión de la
oficina jurídica de la CFE, cuyo funcionario en el periodo de Peña Nieto fue
ratificado por Manuel Bartlett, de mantener las acusaciones, completamente
falsas, contra ocho dirigentes de la resistencia, lo cual ocurrió hace apenas
una semana.
En esta zona, cientos de comunidades de decenas de
municipios votaron masivamente por Morena. La región es además emblemática
porque en Cuetzalan iniciamos el proyecto Morena Verde en 2011 con la presencia
del hoy Presidente constitucional de México. Las acciones son, por tanto,
inexplicables. En el choque de civilizaciones, la 4T se está poniendo del lado
de los proyectos de muerte. Ello llevó a la última asamblea regional del 17 de
marzo a declarar: “Nos lastiman las declaraciones del Presidente de la
República, descalificando a organizaciones civiles y a defensores del
territorio. Los dichos con los que generaliza, nos expone todavía más a la
violencia de los poderes económicos… El discurso oficial no debe continuar
menospreciando las distintas formas de vida arraigadas al territorio,
privilegiando una política económica de despojo”. ¿Alguien puede ayudarle a la
4T a (re-)tomar el camino? ¿Quién le señala que está repitiendo ciegamente los
mismos errores de los gobiernos progresista de Sudamérica? ¿Logrará abrir sus
oídos? ¿Aceptará que debe leer el libro México profundo? ¿Aceptará que
debe superar su visión equivocada e ingenua? ¿Quién le ayuda?
3 comentarios:
ES MUY ATINADO TU COMENTARIO. EN EL FONDO EL PROBLEMA DEL NEOLIBERALISMO ES UN DEBATE CON UN MODELO DISTINTO A ÉL, PERO QUE AL FINAL PERSIGUE LO MISMO, PERO DE OTRA MANERA.DE TAL FORMA QUE EL CHOQUE DE CIVILIZACIONES SIGUE ESTANDO PRESENTE Y ACTUAL. ¿COMO SE RESOLVERA? NO TENGO IDEA, PERO LO QUE SI ESTA CLARO ES QUE EN EL CHOQUE SE JUEGA LA VIDA MISMA.
Tristemente huían de pri y del pan sin ver la ignorancia e historia de ineptitud no solo de este amlo sino de todo morena. Ignorantes, inocentes votaron por un cambio negativo.
Ya cállese, viejo loco
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