América
Latina se ha convertido en la región más cotizada del mundo si se mide según
las inversiones extranjeras directas que recibe. En los últimos años los
‘negocios’ que ofrece la región se han multiplicado como hongos.
Marco A. Gandásegui, h. / ALAI
Este
crecimiento se ha dado especialmente en el renglón de la minería, también en el
agro, las finanzas y otras inversiones de carácter especulativo. El incremento
es, en gran parte, resultado de la gran demanda de materias primas que realiza
China en forma consistente durante los últimos tres lustros.
Los
países de América Latina recibieron 173 mil millones de dólares en concepto de
inversiones directas extranjeras en 2012. La cantidad superó en un 6 por ciento
la suma correspondiente a 2011. Casi duplica la inversión extranjera recibida a
principios de siglo. Al mismo tiempo, las rentas que pagaron los países de la
región a sus acreedores también aumentaron en forma significativa. En 2012 la
región casi alcanzó a EEUU. Este recibió un total de 175 mil millones de dólares.
China ocupó el segundo lugar con 110 mil millones en el mismo año.
Hay
que hacer la salvedad que las inversiones directas extranjeras en EEUU, China y
América Latina reciben un trato legal muy distinto. En EEUU sólo se aceptan si
benefician a los monopolios de ese país. En China hay una regulación muy
estricta que no permite que los inversionistas se lleven las ganancias. En
cambio, en América latina cada país tiene sus propias reglas que generalmente
son muy flexibles y favorecen al inversionista extranjero.
Entre
2002 y 2011, sin embargo, los pagos de los países latinoamericanos a empresas
que hacen inversiones en la región se multiplicaron cinco veces (un 500 por
ciento). Pasaron de 23 mil millones en 2002 a 115 mil millones dólares en 2011,
según la CEPAL. La secretaria de la CEPAL, Alicia Bárcena, dijo que la
rentabilidad seguirá elevada en los próximos años, favoreciendo las
repatriaciones de divisas. La CEPAL recomienda a los gobiernos que impulsen
políticas que vinculen el enorme flujo de inversiones con cambios estructurales
de sus economías. Si no se adoptan políticas adecuadas, pronto las
exportaciones de rentas por las inversiones extranjeras superarán las entradas.
Las recomendaciones de la CEPAL no son bien acogidas por la mayoría de los
países, especialmente Panamá.
“En
promedio, agregó Bárcena, cada millón de dólares crea tres puestos de trabajo”.
Las inversiones extranjeras no son necesariamente un beneficio. Pueden resultar
muy negativos si no son parte de un plan de desarrollo.
Brasil
fue destinataria de 65 mil millones de dólares y consolidó su posición como
principal destino de las inversiones en la región. Chile y Colombia atrajeron
30 mil y 16 mil millones de dólares, respectivamente. Tanto Brasil como Chile
son grandes exportadores de materias primas a China. En el caso de Brasil,
exporta hierro y productos agrícolas. Chile es un exportador de cobre.
En América del Sur,
exceptuando Brasil, el sector minero siguió encabezando las inversiones
extranjeras con el 51 por ciento. En Brasil, a pesar de ser una potencia minera
mundial, sólo representó el 13 por ciento de la inversión extranjera. El sector
industrial fue el más importante para Brasil, capturando el 38 por ciento de la
inversión extranjera.
Cuando se analiza el
comportamiento de la renta según sector se destaca la alta rentabilidad de las
industrias extractivas. La inversión extranjera directa dirigida a la minería,
tiene una rentabilidad superior a la media. La demanda china de materias primas
puede sufrir una desaceleración en los próximos años. Los analistas plantean
que la economía de ese gigante asiático demandará productos semi o totalmente
elaborados. En este caso, estarían en posiciones más ventajosas México y
Brasil. De todas maneras, seguirían siendo economías dependientes de polos de
desarrollo ajenos a su propia dinámica.
En el caso de Centro América, la región recibió 8.876 millones de dólares en inversiones
extranjeras. Es decir, un poco más del 5 por ciento del total latinoamericano.
La suma representó un aumento del 7 por ciento en comparación con el 2011.
En 2012 Panamá fue el mayor receptor de inversión
extranjera en el istmo centroamericano con 3 mil millones de dólares, seguido
por Costa Rica con 2.3 mil millones, Guatemala (1.2 mil millones), Honduras ($1
mil millones), Nicaragua (810 millones) y, por último, El Salvador con 516
millones de dólares. La CEPAL también advierte que las inversiones directas
extranjeras pueden crear condiciones muy desfavorables – “reforzando los
patrones de especialización vigentes” - si los gobiernos no regulan la entrada
de capitales a los países de la región.
Panamá es uno de los
pocos países donde no existen reglas de juego para las inversiones extranjeras.
La mayor parte consiste en el llamado ‘capital golondrina’ que entra y sale,
despojando la economía local de sus riquezas. En 2011 EEUU representó el 60 por
ciento de las inversiones extranjeras en Panamá. Colombia el 20 por ciento y
Venezuela el 10 por ciento. Las dos terceras partes de las inversiones fueron
en los sectores Finanzas y Comercio. En el último lustro, Panamá no sólo
experimentó un proceso de desindustrialización. Su planta industrial que
sobrevivió fue vendida a capital extranjero: las galletas Pascual, las lecheras
Bonlac y Estrella Azul, el café Durán, las cervecerías Nacional y Del Barú, así
como el transporte colectivo urbano Mi-Bus. Por último el Banco del Istmo,
vendido a HSBC-Panamá que, a su vez, fue comprado por Banvivienda de Colombia.
30 de mayo de 2013.
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