Reconocido como uno de
los más destacados intelectuales brasileños, e impulsor de la Teoría de la
Dependencia, Theotonio dos Santos conversa en esta entrevista sobre las
relaciones de América Latina con China, la integración regional y la Alianza
del Pacífico.
Osvaldo León / ALAI
Theotonio dos Santos recibe el premio de la Asociación Mundial de Economía Política. |
En el acto de apertura
del VIII Foro de la Asociación Mundial de Economía Política (Florianópolis,
23-26 de mayo de 2013), el científico social brasileño Theotonio dos Santos
fue galardonado con el Premio Economista Marxista 2013, que otorga esta
entidad desde el año 2011, como reconocimiento a su dilatada producción
intelectual que tiene como uno de los ejes la “Teoría de la Dependencia”,
habida cuenta de que participó en la sustentación inicial de ella.
Titulado en economía,
sociología y ciencia política, este profesor emérito de la Universidad Federal
Fluminense y coordinador de la Cátedra y Red UNESCO-ONU de Economía Global y
Desarrollo Sustentable (Reglen) llegó a la Conferencia de la Unión de Naciones
Suramericanas sobre “Recursos Naturales para un Desarrollo Integral de la
Región” (27-30 de mayo 2013) que tuvo lugar en Caracas, Venezuela, donde se dio
el diálogo que sigue a continuación.
- Los últimos días del pasado mes de marzo estuviste en China,
atendiendo las invitaciones de la Academia China de Ciencias Sociales y de la
de Xangai. ¿Qué nos puedes decir sobre las expectativas de ese país
respecto a América Latina?
China tiene un interés
muy grande por América Latina porque es una fuente de materias primas que para
ella es fundamental. En los ’90 también consideraron establecer acuerdos
de cooperación tecnológica, particularmente con Brasil. Entre el 94 y 95
finalmente se concretó uno en la cuestión espacial, pero Brasil no cumplió gran
parte del acuerdo. Y, bueno, China en este campo ha logrado un desarrollo
colosal, mientras que Brasil no ha conseguido enviar ningún cohete al espacio.
Entonces, esta cooperación no avanzó mucho. Ahora ellos piensan
mucho en América Latina para llegar a acuerdos regionales y ya propusieron una
reunión regional…
- ¿Con la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños)?
No tanto la Celac porque
recién se formó, pero seguramente ahora lo van a hacer. El interés
manifiesto es respecto a Mercosur y Unasur, particularmente. Ellos
quieren llegar a acuerdos más amplios porque están trabajando con escalas de
producción muy grande, pero nuestras comitivas que van allá llevan a
empresarios que no conocen China, que no saben qué es lo que pueden hacer, lo
cual es mucha pérdida de tiempo para ellos, siendo que esperan que se pueda
hacer acuerdos regionales porque están acostumbrados a operar así.
Entonces, el problema es que nosotros no tenemos una articulación regional para
hacer buenas propuestas con ellos, pero creo que Unasur ahora va tratar de
crear condiciones para ese tipo de acuerdos, y para los chinos será más fácil
negociar con Unasur.
- De hecho, si se establece una negociación en bloque hay mejores
condiciones que si cada país va por su lado…
Claro que sí.
Podemos decir, por ejemplo, nosotros no queremos más exportar materia prima
pura, queremos exportar pero con un valor agregado importante. En algunos
casos se puede llegar incluso a acuerdos con ellos porque si nosotros no
tenemos las condiciones técnicas para hacer eso, creo que ellos estarán
dispuestos a transferir tecnología para nosotros. Alguna gente dice que
los chinos nos están obligando a vender materia prima, no es así, no nos están
obligando a vender materia prima, pues los chinos compran de EEUU básicamente
productos industriales, compran de Europa y Japón productos industriales, ya
que tienen necesidad de productos industriales.
Ahora bien, como nosotros
no tenemos productos industriales tienen todo el interés en comprar como
materia prima, pero no hacen tanta cuestión respecto de agregar valor porque
ellos están trabajando mucho en inversiones de alta tecnología, etc. El
tipo de productos que podemos de inmediato ofrecer a ellos son, digamos, en vez
de vender hierro, vender acero, tal vez algo de metalurgia, etc. Brasil
podría, por ejemplo, hacerlo sin mucho problema. Entonces es ese tipo de
cosas que tenemos condiciones de vender ahora, pero con el tiempo podemos
agregar más valor.
Con Venezuela hicieron un
acuerdo para adquirir petróleo y van a entregar 17 acuerdos, ya entregaron un
hospital completo con altísima tecnología. Este fue un acuerdo de bloque
por el cual Venezuela le va a asegurar una cuota de petróleo muy importante,
tal vez con una cuota de exportación mayor que la que va para Estados
Unidos. De modo que para China va a ser muy importante tener una fuente
definida a largo plazo, en este caso el petróleo, pero si Venezuela tuviera
condiciones de exportar petroquímica creo que no sería tan dramático para
ellos.
China está en una etapa
de industrialización en la cual competir por estas fases iniciales de
industrialización no es tan importante para ellos. Claro que importa,
pero si es condición para que obtenga una serie de productos que la región le
puede ofrecer y ella necesita, pues tendrá que aceptar condiciones, no veo como
puede dejar de aceptar. Además nosotros tenemos que hacer eso en general,
no solo con China.
- ¿Es esto factible con Estados Unidos y Europa?
Estados Unidos tiene
dificultades de hacer negociaciones tan generales, pero se les puede imponer
también. Los europeos querían trabajar con el Mercosur a un nivel más
regional y llegar a acuerdos más generales pero en las negociaciones Brasil,
con el apoyo de los otros países, colocó una cuestión difícil: que dejen de
subsidiar su agricultura. Bueno, dejar de subsidiar su agricultura
significa terminar con su agricultura y ahí hay un problema de seguridad
alimenticia, que nosotros acá podemos entregar con cierta facilidad, pero gente
que ha tenido varias guerras y que sabe lo que es no tener alimentos en tu
propia nación y tener que importarlos en situación de guerra, sabe muy bien que
esto es una cosa muy grave. Entonces no sé si Europa va a aceptar, veo que
es muy difícil que dejen de subsidiar su producción agrícola.
Con Estados Unidos es lo
mismo. Brasil también quiere que abandonen ese subsidio, y Mercosur apoyó
un poco esa idea, pero no creo que lo van a dejar de hacer porque si lo hacen
la producción será cero porque es muy cara la producción agrícola en esos
países, realmente no son competitivos. En el caso de Japón incluso
plantean que no pueden perder la tecnología agrícola de tipo campesino, etc.
porque significa perder todo un conocimiento que es muy importante; lo mismo
está pasando ahora con la industria, como han conservado también los artesanos,
ya que tiene ese sistema de tesoros nacionales que son los grandes artesanos,
los grandes actores de teatro, porque es una forma de conocimiento y una práctica
que si se elimina totalmente se pierde toda una conexión histórica muy
importante, y ahora con la industria está pasando eso. En efecto, como la
industria está saltando a la robótica y está desapareciendo la industria en
muchos sectores, ellos están creando sistemas para que se pueda conservar
producción industrial también con ese sentido de que no podemos perder toda una
era económica que desaparezca así. Por lo mismo, esa gente no creo que
acepte esa idea de no subsidiar, de libre comercio, ellos quieren libre
comercio de los otros no de ellos, los otros sí no pueden subsidiar, pero ellos
sí.
- ¿Cómo evalúas los procesos de integración actualmente en curso en
América Latina?
La región necesita
integrarse. Primero, por una cuestión muy importante: a todo nivel
cuentan las escalas de producción. Las nuevas tecnologías que se están
desarrollando masivamente exigen escalas de producción muy grandes, entonces si
no tienes un mercado local y regional que garantice ese mercado es muy difícil tener
competitividad en cualquier producto. Los chinos, por ejemplo, tienen un
mercado interno muy grande pero a pesar de eso, en ciertos productos, para
poder desarrollarlos, tienen que ser pensados en términos planetarios, y para
eso hay que estar en la punta de la punta. De modo que eso obliga a la
región a buscar la integración, el camino es la integración, y no hay duda de
que hemos avanzado bastante, por ejemplo, en muy poco tiempo el comercio de
Brasil con el mercado latinoamericano creció de casi 0.2% a más del 20%; se ve
que había un potencial de crecimiento enorme, paralizado por falta de políticas
de integración.
Ahora se está tomando
conciencia de la necesidad de invertir en infraestructura, por ejemplo, en
materia de transportes, porque todo está orientado hacia Estados Unidos y
Europa. Las inversiones en infraestructura son relativamente grandes,
pero existe un excedente financiero en la región muy alto que si se aplica bien
se puede desarrollar eso internamente sin necesidad de ayuda internacional.
Desde el punto de vista
cultural el avance ha sido pequeño, aunque hay muchas iniciativas que están
surgiendo. Telesur logró entrar en casi toda la región, pero no en
Brasil. En el plano cultural hay señales importantes, hay iniciativas de
encuentros. En el plano universitario, que debería ser mucho más amplio,
no se ha logrado prosperar en la región, como en la cuestión del reconocimiento
de títulos. Y lo que Unasur está proponiendo es mucho más que eso:
plantea que lleguemos a tener estrategias conjuntas y ojalá ello permita dar el
salto. Sería un error profundo no entender esto, aunque desgraciadamente
nuestra clase dominante históricamente no ha demostrado una gran capacidad de
buscar soluciones dentro de la región, confiando en que su papel subordinado en
la economía mundial es lo mejor que pueda hacer. Alguna gente ha ganado
mucho con eso, las comisiones de la deuda, por ejemplo, fueron fantásticas y se
creo ahí una burguesía compradora del sector financiero gigantesca.
Compañeros que eran profesores se metieron al gobierno, entraron en esos
acuerdos, obtuvieron sus comisiones, y hoy son banqueros. Y eso no
aparece como corrupción.
En este momento hay un
intento de lo que podríamos llamar un nuevo “progresismo” que acepta que hay
que permitir que haya ciertos avances e incluso promoverlos eventualmente, para
ganar un espacio histórico amplio. Y es así que gobiernos de derecha
hablan de distribución de la renta, de preocupación con el medio ambiente, en
fin, con la idea de hacer concesiones para evitar una radicalización muy
grande, y para ellos la integración es parte de un proceso de ese tipo.
- En este contexto, ¿cómo ves la Alianza del Pacífico?
¿Qué es lo que el
gobierno de Estados Unidos puede ofrecer a los países del área del Pacífico?,
comercio con Estados Unidos. Parte de la crisis de este país es que
registra un superávit comercial porque importa mucho más de lo que exporta y
eso tiene que ver con la valorización del dólar, por eso está devaluando el
dólar para aumentar las exportaciones y lo está consiguiendo. En tales
condiciones, los países que entran en tal asociación no hacen acuerdos entre
ellos, hacen acuerdos de cada uno de ellos con Estados Unidos, eso no es
integración. Es más, cada uno de ellos en la relación con Estados Unidos
se va a convertir en deficitario.
Mira, Brasil, por
ejemplo, tiene un superávit sobre todo con China, pero tiene déficit con
Estados Unidos que incluso está comprometiendo el superávit en Brasil. La
relación con Estados Unidos tiende a ser deficitaria. Parece que Estados
Unidos está ganando mercados en Japón, pero Japón también está muy preocupado
en mantener un superávit, no veo que Japón se comprometa en una política que le
lleve a una posición deficitaria. En todo caso, es evidente que es
importante la relación con Asia, pero Asia significa China, India, que no están
en el proyecto; entonces es una propuesta para que se pongan al servicio de
Estados Unidos. De modo que considero que se trata de una aventura y que
los países que se embarquen van en un sentido anti-integración, sin poder
incluso decirlo porque sería el colmo del error político y sus pueblos no
aceptarían porque la idea de integración es mayoritaria. Entonces por ahí
no veo mucho futuro.
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