Ha sido perverso el casi
total silencio mediático sobre el demoledor paso de Irma por Cuba, la nación más devastada, o afectada, de una punta
a otra de su territorio, por este organismo. Contrastante conque la isla, unida
a Venezuela, ha iniciado acciones solidarias con los estados más afectados del
Caribe, como Antigua y Barbuda.
Ángel
Guerra Cabrera / LA JORNADA
Este año ha sido pródigo
en desastres naturales. Sólo del 17 de agosto hasta hoy, los países del Caribe
y Estados Unidos han sufrido el embate de los huracanes Harvey, Irma, José y
Katia. El 7 de septiembre México sentía los estragos de uno de los
mayores terremotos de su historia y casi simultáneamente del ciclón Katia. El
primero devastó Juchitán y todo el istmo de Tehuantepec, en Oaxaca, además de
golpear numerosos municipios de Chiapas, y el segundo azotó zonas de Veracruz y
Tamaulipas. Suman más de 90 los fallecidos por ambos fenómenos.
La cuestión de los
huracanes y cuánto está influyendo el cambio climático en su periodicidad,
aumento de categoría y, por consiguiente, en su poder destructor y capacidad de
amenazar la vida y bienes, es un tema de la mayor importancia para los pueblos
y gobiernos del área del Caribe y el Golfo de México, incluyendo a Estados
Unidos. Existe una abrumadora evidencia científica sobre la incidencia del
cambio climático en la generación de fenómenos meteorológicos extremos. En los
días del paso de Harvey por Estados Unidos varios reconocidos
investigadores lo afirmaron categóricamente.
Es el caso de James
Hansen, ex responsable de cambio climático en la NASA y con funciones
semejantes en la Universidad de Columbia, quien declaró al portal Democracy
Now: “Como consecuencia de los cambios en la composición de la atmósfera,
provocados fundamentalmente por la quema de combustibles fósiles, el planeta se
está calentando y el nivel del mar ha comenzado a aumentar debido a que el
océano se está calentando y el hielo se está derritiendo. El volumen de vapor
de agua está aumentando debido a que la atmósfera se está calentando y, por
consiguiente, la cantidad de agua que cae durante estas tormentas es mayor,
debido al calentamiento global provocado por el ser humano. Las tormentas
eléctricas, los tornados y las tormentas tropicales obtienen su energía de la
que está latente en el vapor de agua. Estas tormentas son en gran medida el
resultado de los efectos provocados por el ser humano”.
Por su parte, el sitio web Carbon Breef publica un elocuente
mapa que refleja el estudio de la influencia del cambio climático en 144
fenómenos meteorológicos extremos analizados en 138 artículos científicos
arbitrados.
Y qué duda cabe, el
capitalismo es la causa fundamental del cambio climático. Mientras persista el
irracional y suicida modelo actual de producción y consumo no será posible
erradicar el origen de lo que John Saxe-Fernández denomina colapso climático.
No obstante, confío en que no haya que esperar al derrocamiento del capitalismo
para avanzar en la lucha contra el desbarajuste del clima. Se puede lograr
mucho en la educación de las personas sobre este gravísimo peligro y en
organizar luchas populares que fuercen a los estados capitalistas a adoptar
medidas que reduzcan las causas y efectos del fenómeno. El hecho de que Trump
represente una corriente negadora del cambio climático en el país capitalista
históricamente más contaminante y derrochador, refuerza la necesidad de que la
izquierda y los gobiernos revolucionarios y progresistas coloquen a la cabeza
de sus agendas la lucha contra ese flagelo.
Por lo pronto, es urgente
la solidaridad con los países afectados por los huracanes de esta temporada,
sobre todo con los pobres o bloqueados por Estados Unidos y también con los
desfavorecidos en cualquier país. Ha sido perverso el casi total silencio
mediático sobre el demoledor paso de Irma por Cuba, la nación más
devastada, o afectada, de una punta a otra de su territorio, por este
organismo. Contrastante conque la isla, unida a Venezuela, ha iniciado acciones
solidarias con los estados más afectados del Caribe, como Antigua y Barbuda.
Cuba demostró frente a Irma
la conciencia política, disciplina, organización y previsión que la
singularizan. Si se observa el curso de este huracán allí, se comprende que
únicamente por esos factores, la experiencia de defensa civil acumulada
masivamente por los cubanos y las medidas extraordinarias de protección
adoptadas, es que fue posible evitar una pérdida mayor de vidas humanas y
atenuar la de bienes materiales.
Concluido el paso de Irma
por la isla, de inmediato un enjambre humano, animado y supervisado por
Raúl, emprendía aceleradamente las labores de recuperación, que en algunos
casos, tomarán mucho tiempo.
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