Mientras el FBI sigue investigando
-incluso si participó de algún soborno de la Oderbrecht- y la justicia trata de
evadir las fuertes presiones del lobby anticubano para absolver nuevamente al
senador, Bob Menéndez se saca selfies con
opositores venezolanos, berrea contra Cuba y se va acostumbrando a la idea de
que participará de su funeral político.
Álvaro Renzi Rangel / CLAE
El senador Bob Menéndez. |
Aunque usted no lo crea, Bob
Menéndez, de 63 años, representa al Partido Demócrata, pero es buen socio de
Donald Trump y es el primer senador que en los últimos 36 años es llevado a
juicio por corrupción. Solo cuatro senadores fueron condenados por tribunales
en la historia estadounidense, pero sin duda el caso de corruptos es mucho,
mucho mayor.
Ha logrado evadir a la justicia
durante una década. En 2013 estuvo a punto de participar de su propio funeral
político, tras comprobar el FBI que mantuvo relaciones sexuales pagas con
menores dominicanas. El Buró Federal de Investigaciones también estaba detrás
de delitos de tráfico de influencia que favorecieron, sobre todo, al
oftalmólogo y empresario dominicano-estadounidense Salomón Melgen, su amigo de
fechorías.
El escándalo cercaba al
ultraconservador, pronto a asumir la presidencia del Comité de Relaciones
Exteriores, cargo del que en definitiva se tuvo que apartar en enero último
debido a la investigación por corrupción, de cuya tremenda gravedad aún no se
tenía idea: 18 cargos por fraude y soborno de fiscales federales. Si es
condenado, el “representante” de Nueva Jersey podría pasar un buen tiempo en la
cárcel.
Ängel Guerra Cabrera recuerda que el
ahora legislador se libró de la cárcel en 1982, cuando aceptó un trato con los
fiscales federales para declarar contra su mentor Bill Musto, entonces alcalde
de Unión City, en medio de una investigación sobre una pestilente trama de
corrupción política en el condado de Hudson.
Menéndez enfrenta hoy el juicio tras
perder tres apelaciones para que se desestimaran los cargos que se le imputan,
dos ante la Corte Federal de Apelaciones y una ante la Corte Suprema, la
instancia más alta, acusado.de recibir unos 800 mil dólares
en donaciones a sus campañas, regalos, viajes en avión privado y lujosas
vacaciones pagadas por Salomon Melgen, un oftalmólogo multimillonario de
Florida, a cambio de que abogara por sus negocios.
Correos electrónicos, listas de
embarques, facturas de hoteles, declaraciones de tarjetas de créditos y
documentos de la Comisión Federal de Elecciones serán las pruebas para
demostrar los sobornos del senador.
"Este caso se trata de asuntos
serios de leyes y hechos relacionados con la corrupción de uno de los más altos
cargos de elección popular en el gobierno de Estados Unidos”, asegura el
escrito de los fiscales que llevan la causa.
"No se trata de pistas anónimas,
de Cuba, de Irán, de la política partidista o de las consecuencias políticas de
una condena. La pregunta de si los acusados participaron en una trama corrupta
no puede responderse con las teorías conspiratorias de los acusados. Por el
contrario, sólo puede contestarse a través de una evaluación centrada en las
declaraciones contemporáneas de los acusados y de sus agentes, de los registros
financieros y administrativos, y de los testimonios en vivo y no anónimos”,
añaden los fiscales.
Ambas cámaras del Congreso están
presididas por políticos republicanos, cuyos operadores suelen ser financiados
por las grandes petroleras estadounidenses y además han conservado una dura
línea de ataque e injerencia contra países cuyos gobiernos no se alinean con el
establishment de los EEUU. El apoyo republicano a la Contra nicaragüense en la
década de 1980 es un ejemplo aún fresco de esta agresividad que tiene detrás la
política de las corporaciones.
En la década de los ochenta,
funcionarios del gobierno del presidente Ronald Reagan, organizaron una
operación de venta de armas a Irán para financiar a los contrarrevolucuionarios
nicaragüense, que trataba de derrocar el gobierno del Frente Sandinista de
Liberación Nacional. La venta de armas, además, tenía el objetivo de persuadir
a Irán para liberar a rehenes estadounidenses secuestrados por grupos
pro-iraníes en Líbano.
El Congreso estadounidense había
prohibido a organizaciones gubernamentales financiar las actividades de la
“contra”, pero entre ellas no estaba el Consejo Nacional de Seguridad, que
participaron en el envío ilegal de armas a Irán, pese al embargo comercial
impuesto por EE.UU. El escándalo se descubrió en 1986 cuando periódicos
libaneses revelaron la operación de venta de armas. La investigación determinó
que los presidentes Ronald Reagan y George Bush estaban al tanto de lo ocurrido
y lo encubrieron. Robert McFarlany su sucesor en el CNS John Poindexter, fueron
condenados. North y Poindexter consiguieron un acuerdo de inmunidad por su
testimonio.
Las andanzas dominicanas
El agente especial del FBI señaló que:
“Hemos podido confirmar la mayor parte de la información que habían
proporcionado sobre Menéndez y las prostitutas”, durante una fiesta realizada
en abril de 2012 en una finca dominicana de tres mil hectáreas llamada Casa de
Campo, propiedad de Melgen.
Desde agosto de 2012, le siguió el
rastro a sus viajes dominicanos con Melgen y en el jet de este donante de sus
campañas, afín a sus juergas. Y antes, en abril, Carrie Levine, director de
investigación de ciudadanos para la responsabilidad y la ética en Washington
(CREW) fue advertido sobre otros hechos similares que involucraban al senador.
Una redada en los consultorios de Melgen en Plam Beach, Florida, confirmó
entonces las sospechas.
La fiscalía en Nueva Jersey indagó
los vínculos con Menéndez por el alquiler de oficinas al North Hudson de acción
comunitaria, financiado con fondos federales, lo que levantó fuertes sospechas
de desvío de dinero.
Asimismo, los agentes investigaban
fraude al Medicare, seguro social administrado por el gobierno de EEUU,
Menéndez se reunió con altos funcionarios del programa Medicare, con el
propósito de que el médico no tuviera que pagar millones de dólares a la
agencia. También hizo que funcionarios del Departamento de Estado gestionaran
visados para amigas de Melgen.
El FBI también buscaba pruebas
sobre las relaciones de Melgen con miembros del Congreso. Mientras, el Miami
Herald hablaba de fiestas privadas de recaudación de fondos en la mansióan
miamera del oftalmólogo, donde concurrieran los exsenadores Chistopher Dodd y
Bob Graham, el ex gobernador de Florida Lawton Chiles… e incluso los
expresidentes Bill Clinton y Leonel Fernández.
La fiscalía sostiene que al menos
seis de los asistentes del senador, pagados por el gobierno y,
consiguientemente, por los impuestos de los contribuyentes, hicieron llamadas y
enviaron cartas a su nombre solicitando visas para las jóvenes de 20, 22 y 27
años que su amigo Melgen, casado y de 60 años, quería traer a Estados Unidos. Las
tres son ahora residentes legales. Asimismo mlo acusan de hacer gestiones con
el ente de aduanas estadunidense para que Melgen se beneficiara de un contrato
por 500 mil dólares para servicios de seguridad portuaria en República
Dominicana.
El gran jurado
Un gran jurado acordó los cargos
penales el pasado primero de abril contra Menéndez y Melgen, lo que llevó a The
New York Times a pedir la dimisión del senador, pese a que los dos acusados
insisten en su inocencia. Cada uno de los ocho cargos por soborno está penado
con 15 años de prisión. Hoy la tarea de los fiscales se complica tras un fallo
de la Corte Suprema que estrechó la definición de corrupción aplicable a los
funcionarios electos.
Para ilustrar a los electores, los
fiscales argumentan que Melgen le costó a Medicare, las aseguradoras privadas y
los pacientes entre 65 y 150 millones de dólares al diagnosticar mal y
maltratar a decenas de personas con degeneración macular húmeda. Para un
ciudadano normal, una acusación de esta gravedad significa 30 años de cárcel.
Algunos analistas especulan que Melgen haga lo mismo que Menéndez con Nusto en
1982: declare contra el senador y reduzca su condena.
El New York Times señaló que el
senador “Bob” Menéndez nunca fue “una opción distinguida” como presidente del
influyente comité y solo ascendió al cargo en virtud de su antigüedad en el
Congreso. “La preocupación por esta falta de aptitud ha aumentado bruscamente
en medio de nuevas revelaciones sobre el uso del Sr. Menéndez de su cargo para
promover los intereses financieros de un amigo y gran donante , Salomón
Melgen”, añadió.
Amigo de terroristas
A pesar de ser “demócrata”, ha
torpedeado todo intento de liberalización de la política norteamericana hacia
Cuba, y es miembro prominente de a una facción renuente al cambio dentro de la
comunidad cubanoestadounidense. Aunque el 72% de los estadounidenses consideran
que el bloqueo no ha funcionado, Menéndez no solo se opone a la derogación de
la medida e incluso ha avanzado en posiciones contra las libertades de la propia
ciudadanía norteamericana al rechazar el fin de la prohibición que le impide
viajar a Cuba.
En el 2009 amenazó con el fin del
financiamiento de Estados Unidos a la Organización de Estados Americanos (OEA)
si analizaba el rgreso de Cuba. Menéndez sirve a esos intereses de
estrangulamiento de la Ley Helms Burton aprobada en 1996 que también favoreció
los fondos destinados a intentar la caída de Fidel Castro, aportando equipos
tecnológicos para la subversión y actos terroristas.
Incluso, cuando la administración
trató de reducir esa política, el senador manifestó públicamente su oposición a
los recortes o a la transformación del proyecto anticubano.
Menéndez también ha tenido relaciones
con grupos violentos y terroristas confesos. A través su ex suegro Arnaldo
Monzón Plasencia, Menéndez confraternizó con Luis Posada Carriles –autor
intelectual de la voladura de un avión de Cubana y de numerosos atentados
terroristas- y celebró su absolución en el juicio que se le hizo en El Paso, Texas.
El abogado de la parte venezolana en
el juicio a Posadas, José Pertierra, se refiere al testimonio de Oscar de
Rojas, contador del negocio Arnold Fashions de Monzón Plasencia, donde también
lo liga a Jorge Mas Canosa y al financiamiento de Posada Carriles en la época
en que preparaba acciones terroristas contra Cuba desde Centroamérica, como la
que terminó con la vida del joven italiano Fabio di Celmo en La Habana.
Mientras el FBI sigue investigando
-incluso si participó de algún soborno de la Oderbrecht- y la justicia trata de
evadir las fuertes presiones del lobby anticubano para absolver nuevamente al
senador, Bob Menéndez se saca selfies con opositores
venezolanos, berrea contra Cuba y se va acostumbrando a la idea de que
participará de su funeral político.
*Sociólogo venezolano, codirector del
Observatorio en Comunicación y Democracia, analista asociado al Centro
Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
No hay comentarios:
Publicar un comentario