Ni el
gobierno catalán, ni el de España, han mostrado intenciones de retroceder en
sus puntos de vista, lo cual sigue ensombreciendo un horizonte de diálogo y
negociación, deseable para todos a fin de evitar la violencia y la represión
que ya han comenzado a desatar Rajoy y la monarquía española.
Sergio Rodríguez Gelfenstein / Especial para Con Nuestra
América
Desde Caracas,
Venezuela
Increíble,
pero cierto, como si el mundo no hubiera girado más de doscientas veces
alrededor del sol, la monarquía borbónica y el gobierno español pretenden
seguir actuando como hace doscientos años; su lógica, su pensamiento, su
actuación no ha evolucionado un ápice y pretenden aplicarle a Cataluña lo mismo
que intentaron en América, aunque no sabemos si será capaz hoy de desatar la
despiadada represión, la brutal amenaza política, económica y religiosa y la
feroz guerra que tuvieron que enfrentar nuestros padres fundadores para lograr
la Independencia.
¿Se
imagina alguien que Francisco de Miranda, Juan Germán Roscio, Francisco
Isnardi, Juan Antonio Rodríguez, así como los restantes diputados que firmaron
el Acta de la Independencia de Venezuela, iban a acatar el mandato de las
cortes españolas y del rey y desistir de dar el paso adelante que los convocaba
a “vivir y morir libres” y a que como “Estado libre e independiente [tenga] un
pleno poder para darse la forma de gobierno que sea conforme a la voluntad
general de sus pueblos”?. Imposible, la decisión estaba tomada, la voluntad de
hacerlo era indefectible y así, procedieron a firmar el Acta de la
Independencia. Sobrevinieron diez años de guerra, de resistencia española a la
realidad, de intentar retrotraer la historia, hasta que el genio político y
militar de Bolívar los barrió en Carabobo, tres años antes de que otro grande:
el Mariscal Antonio José de Sucre, los derrotara definitivamente en la Pampa de
Ayacucho en 1824 y los expulsara de América del Sur.
¿Se
puede imaginar alguien que los diputados elegidos en las provincias venezolanas
iban a renunciar a los propósitos que se habían planteado para a cambio,
respetar la constitución española y al rey que pensaban formalmente desconocer?
No sé si el deleznable gobierno de Rajoy y la putrefacta monarquía de parásitos
borbónicos pretenden repetir la historia en Cataluña, pero los aprestos que
hacen de cara al 1° de octubre cuando se ha convocado al pueblo catalán a que
manifieste a favor o en contra de seguir perteneciendo a España y seguir
viviendo bajo un sistema monárquico, apuntan en ese sentido.
Refiriéndose
precisamente a la familia todavía reinante en el Estado español, el acta de la
Independencia de Venezuela dice que “…faltaron, despreciaron y hollaron el
deber sagrado que contrajeron con los españoles de ambos mundos, cuando, con su
sangre y sus tesoros, los colocaron en el bono a despecho de la Casa de
Austria; por esta conducta quedaron inhábiles e incapaces de gobernar a un
pueblo libre, a quien entregaron como un rebaño de esclavos”. Hoy no es
formalmente la “Casa de Austria”, la que rige los destinos de España y de
Europa, su símil en el siglo XXI es la troika formada por la Comisión Europea,
el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo, ante el cual los
gobiernos débiles de Europa se arrodillan, se subordinan y se dejan llevar a
una integración desigual, que somete a los pueblos, lo cual es también
resistido por los catalanes.
¿Y
con que le responden? Volvamos al Acta de nuestra Independencia: “A pesar de
nuestras protestas, de nuestra moderación, de nuestra generosidad, y de la
inviolabilidad de nuestros principios, contra la voluntad de nuestros hermanos
de Europa, se nos declara en estado de rebelión, se nos bloquea, se nos hostiliza,
se nos envían agentes a amotinarnos unos contra otros, y se procura
desacreditarnos entre las naciones de Europa implorando sus auxilios para
oprimirnos”. El que lea esto podría pensar que estas palabras fueron extraídas
de un manifiesto catalán de septiembre de 2017. No, no, no: es el documento
fundacional de Venezuela redactado por Roscio e Isnardi y aprobado por los
diputados en julio de 1811.
De la
misma manera, el Parlamento catalán aprobó el inicio del camino hacia su
independencia de España, lo que estableció la realización del referéndum del 1°
de octubre como medida democrática para que sean los catalanes quienes decidan
respecto de su futuro político. Como es normal en estos casos, una decisión de
este tipo, significa desobedecer la institucionalidad del Estado que le ha dado
cobijo a tal nacionalidad, porque de eso precisamente se trata, de construir
una institucionalidad nueva que obviamente desconoce la anterior. Para los que
no lo saben, se llama Independencia.
España
tiene buen récord en este sentido, aunque rechazó la independencia de Kosovo en
2008, precisamente por aquello de no “mirar la viga en ojo ajeno, sin
considerar la paja en el propio”, jugó un papel relevante en el desmembramiento
de Yugoslavia, no sólo porque Javier Solana, ex ministro de Felipe González era
el Secretario General de la OTAN, cuando esta organización tomó la decisión de
intervenir militarmente en ese país, también por su participación en esta
brutal agresión con fuerzas de tierra, mar y aire a partir de 1992, lo cual
pasó a formar de los “anales gloriosos” de las fuerzas armadas españolas. Ante
esta amplia participación en la que igualaron a sus oponentes en cuanto a
masacres contra la población civil, el posterior no reconocimiento de Kosovo
fue pura hipocresía.
Hoy,
Rajoy, más preocupado de Venezuela que del desastre en el que se ha convertido
su país, pretende aplicar el artículo 155 de la Constitución, para poder -si
logra la aprobación de la mayoría absoluta del Senado- desatar una ilimitada
represión que obligue a Cataluña, -por la fuerza- a seguir subordinada a
España, contra su voluntad, si eso es lo que decide el pueblo el próximo 1° de
octubre. Rajoy, ha amenazado con suspender la autonomía y si fuera necesario
ordenar una intervención militar en Cataluña.
No
sabemos quién será el Pablo Morillo que comandará las tropas, pero está visto
que no hay fuerza capaz de impedir el espíritu de independencia de un pueblo.
Además, la historia señala con claridad que, en términos de intervenciones
militares, además de los asesinatos masivos y la represión ilimitada al pueblo
inerme, el ejército español no ha sido muy ducho en estas lides, así fue en
América y en el Sahara, sus más importantes aventuras coloniales y en la guerra
civil donde el ejército franquista dio muestras palpables de salvajismo y
barbarie. No hay que olvidar que Rajoy es miembro y dirigente de ese partido
surgido de las huestes falangistas que tuvieron y tienen en Francisco Franco a
su mayor adalid. Basta recordar también el bombardeo a Guernica, apacible
pueblo vasco que hace 80 años fue destruido por las bombas de los aviones nazis
alemanes y de la aviación fascista italiana a pedido de Franco, en lo que ha
sido considerado el primer bombardeo masivo causante de una masacre a la
población civil en la historia.
Todavía
quedan diez días, aún hay espacio para la búsqueda de una solución negociada,
sin embargo este martes 26, Rajoy se reunirá con Trump en la Casa Blanca,
imagino que recibirá las últimas instrucciones, aunque vale decir que tanto
Estados Unidos como la Unión Europea, potencias dominantes en España han sido
cautos al momento de emitir opiniones respecto del referéndum catalán. Sobre
todo es sorprendente en el caso de Estados Unidos donde está primando un
discurso guerrerista que ha hecho recordar a muchos los días de Hitler en el
gobierno alemán. Sin embargo, la portavoz del departamento de Estado de Estados
Unidos Heather Nauert, afirmó que éste era un “asunto interno” de España y que
su país “trabajará” con el “gobierno o entidad” que salga del referéndum. Por su parte, el presidente de la Comisión
Europea Jean Claude Juncker ha hecho una sorpresiva declaración en la que,
aunque negó la posibilidad de una incorporación inmediata a la UE de una eventual
Cataluña independiente, aseguró que si triunfara el “Sí” en el referéndum,
“respetaremos esa elección”.
Las
cartas están echadas: hasta el momento de redactar estas líneas, ni el gobierno
catalán, ni el de España, han mostrado intenciones de retroceder en sus puntos
de vista, lo cual sigue ensombreciendo un horizonte de diálogo y negociación,
deseable para todos a fin de evitar la violencia y la represión que ya han
comenzado a desatar Rajoy y la monarquía española.
No hay comentarios:
Publicar un comentario