Por rechazo al sistema
o por miedo de lo que pueda pasar ante la incapacidad de ese mismo sistema para
ofrecer respuestas satisfactorias, se ha consumado el Brexit y se seguirán
produciendo conmociones sociales de distinto tipo, porque el problema global y
en particular el de Europa son coyunturales.
Sergio Rodríguez Gelfenstein / Especial para Con Nuestra
América
Desde Caracas,
Venezuela
Es ineludible hablar
sobre el Brexit. Posiblemente no ha habido otro hecho de impacto internacional
tan trascendente y de tanta controversia como éste en lo que va de siglo, ríos
de tinta se han derramado para explicar, conjeturar o emitir predicciones
acerca de causas, implicaciones y consecuencias para Gran Bretaña, Europa y el
mundo. La verdad, no quisiera ser parte de eso, entre otras cosas porque el
hecho resulta tan complejo de analizar que siento temor de formular ideas
equivocadas, más llevadas por el sentimiento que por la razón, por lo que en
vez de aportar a la comprensión del fenómeno, más bien podrían llevar a
profundizar cierta confusión, -que al menos yo tengo- para estudiar un proceso,
que solo está comenzando y que me temo, tendrá repercusiones impensables aún,
en este momento en que apenas “calienta motores”.
Sin embargo, debo decir
que hay dos cosas que me quedan claras: la primera es que la única moneda que
no se debilitó, al contrario se fortaleció después de la decisión del pueblo
británico el pasado 23 de junio, fue el dólar y lo segundo es que al mismo
tiempo que Gran Bretaña decidía su salida de la Unión Europea, se preparaba
para fortalecer su membrecía en la OTAN. En este sentido, fuentes vinculadas a
la OTAN han dicho que en la próxima reunión cumbre que la organización bélica
occidental celebrará durante este mes de julio en Varsovia se reafirmará la
“vocación atlantista” del Reino Unido. Ese ha sido el objetivo públicamente
manifiesto de Estados Unidos y así lo ha dado a conocer el secretario general
de la OTAN Jens Stoltenberg quien ha manifestado que el Reino Unido le ha
asegurado “que mantendrá su compromiso con la defensa de la estabilidad
occidental y no pondrá en peligro los planes conjuntos de la UE y la OTAN”.
De manera que en
términos de control y hegemonía global, el Brexit lejos de debilitar el poder
imperial lo ha fortalecido con una moneda más sólida y un componente militar
reforzado. Ese es un primer punto de vista. Sin embargo, la confusión (por lo
menos la mía) viene dada por la “extraña” similitud de opiniones venidas desde
los más disimiles ámbitos del espectro político que parecieran coincidir en
“saludar” la decisión de la mayoría de los votantes británicos.
Veamos. Uno de los
candidatos presidenciales de la derecha estadounidense, Donald Trump, al
celebrar los resultados del Brexit afirmó: “Dije que esto iba a pasar y es algo
grande. Están enfadados por las fronteras, por las personas que llegan al país
y se quedan, están enfadados por muchas cosas”. Por otras razones coincidió con
él, el candidato liberal en las internas del Partido Demócrata Bernie Sanders:
“No está funcionando en Estados Unidos para todos, no está funcionando en Reino
Unido para todos”.
Por su parte, la líder
de la extrema derecha francesa Marine Le Pen expuso que tal y como ha estado
pidiendo desde hace años “ahora es necesario el mismo referéndum en Francia y
en los países de la Unión Europea”. Estando de acuerdo con los resultados, el
presidente ruso Vladimir Putin lo ve con una óptica diferente: "Se
entiende por qué ha pasado esto. Primero, a nadie le gusta alimentar y
financiar a las economías más débiles, mantener a otros Estados, a pueblos
enteros". De alguna manera, el
reconocido analista internacional argentino Atilio Borón, coincide con Sanders
cuando expresa que: “Esta Europa de las clases dominantes, burocrática y
empresarial es la que recibió un mazazo brutal desde el Reino Unido y no hay
razón alguna para lamentarse por ello”.
Vistas así las cosas,
quizá valga reconocer que como atestigua el Doctor en Ciencias Políticas de la
Universidad de Florencia Umberto Mazzei, esto no es un problema de derechas o
izquierdas, porque en el fondo lo que se debatía durante las discusiones sobre
el Brexit era referido a “la invasión de inmigrantes, mantenimiento de niveles
de bienestar [y] la capacidad de Gran Bretaña para controlar su propia
economía”. A este respecto, los votantes sabían que los inmigrantes vienen de
zonas de guerra creadas por la OTAN, que a su vez han invadido países a partir
de las decisiones de Obama y la señora Clinton. Esto es lo que permite entender
porque el líder del partido Laborista Jeremy Corbyn mantuviera una posición
ambigua respecto de si valía la pena o no salirse de Europa, con lo cual
terminó armonizando con Nigel Farage, dirigente máximo del Partido de la
Independencia del Reino Unido (UKIP), el gran ganador del evento comicial del
23 de junio.
Las primeras
consecuencias son internas, aparte del ya publicitado desplome de la libra
esterlina a sus niveles más bajos desde 1985, la mayor amenaza es política,
cuando dos de las tres colonias que conforman junto a Inglaterra el Reino
Unido, amenazan con la Independencia. El presidente honorífico del partido
republicano norirlandés Sinn Féin, Declan Kearney hizo pública su adhesión a la
convocatoria de un referéndum sobre la unidad de Irlanda Así mismo, Sammy
Wilson, diputado del Partido Democrático Unionista (DUP) de Irlanda del Norte
ha celebrado los resultados del Brexit y ha señalado que los irlandeses no se
han dejado intimidar por los políticos ingleses. En Escocia fueron más lejos, después de¬¬ su
apoyo a la permanencia en Europa, la jefa de Gobierno Nicola Sturgeon se
apresuró a viajar a Bruselas , para hacer patente la voluntad mayoritaria de
los escoceses, quienes antes deberán hacer un nuevo referéndum independentista,
para separarse del Reino Unido. Los líderes europeos se reunieron con la
mandataria escocesa cuyas opiniones y demandas fueron escuchadas “con
atención”, cuando paradójicamente hace un año y medio, en septiembre de 2014,
cuando se realizó el anterior referéndum, Bruselas amenazó a Escocia con no
admitirle si se separaba del Reino Unido.
Creo que lo que ha
habido es una mezcla de opiniones e intenciones, por una parte, el rechazo y
repudio de amplios sectores de la población molestos por la pérdida creciente
de beneficios sociales, sobre todo en educación y salud que han conllevado a un
aumento de la pobreza y el desempleo por la aplicación de políticas de
austeridad y reformas fiscales y económicas que solo favorecen a los sectores
financieros vinculados al gran capital, para lo cual se ha creado una
burocracia eficiente que solo sirve a esos intereses, no a los de los pueblos.
Asimismo, una política
exterior dependiente de Estados Unidos, que ha involucrado a Europa en guerras
que no le conciernen, llevando a que sean los habitantes del Viejo Continente
quienes paguen las consecuencias en forma de respuestas terroristas, que han
debilitado la seguridad interna y la confianza de los ciudadanos en los
mecanismos creados para salvaguardar su vida.
Es claro que Estados
Unidos ha apostado al debilitamiento de la Unión Europea, de la cual no forma
parte y a la que visualiza como un competidor económico, mientras que hace su
mayor esfuerzo en el fortalecimiento de la OTAN, de la cual si es integrante y
la maneja a su antojo. La salida de Gran
Bretaña de la Unión Europea, -tal como dijimos al comienzo- no altera en lo más
mínimo el proceso de subordinación de Europa a Estados Unidos, sobre todo en
los planes anti rusos de la OTAN en su ambición de extenderse al este.
Pero, por otro lado,
también se manifestó un claro interés de culpar de la crisis -generada en 2008
en Estados Unidos, pero que se extendió con fuerza a Europa- a los emigrantes
que afloran del desplazamiento que han producido las guerras de la OTAN. En el
trasfondo, al igual que al final de la primera guerra mundial, cuando surgió el
nazismo y posteriormente, cuando éste llegó al poder en 1933, en medio de la
más profunda crisis capitalista que se había conocido en la historia, se
imponen fuerzas xenófobas y racistas, tras lo cual de encubre la incapacidad
del sistema capitalista para generar un ambiente de paz en el planeta, en el
que todos los ciudadanos puedan vivir en armonía con sus pares, con su entorno
y con la naturaleza.
Por rechazo al sistema
o por miedo de lo que pueda pasar ante la incapacidad de ese mismo sistema para
ofrecer respuestas satisfactorias, se ha consumado el Brexit y se seguirán
produciendo conmociones sociales de distinto tipo, porque el problema global y
en particular el de Europa son coyunturales, no finalizaron con el 23 de junio,
responden a causas profundas que surgen de la inequidad, la injusticia y la
exclusión.
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