Dejar que Piñera y los actuales miembros del
Congreso o delegados de los partidos políticos, que han sido cómplices del
latrocinio y de la explotación e inequidad del pueblo chileno, hagan cambios a
la Constitución, sería traicionar la lucha por la que han muerto 42 jóvenes
inocentes, más de 2500 heridos, 100 desaparecidos
y miles de detenidos.
Tony
López R. / Para Con Nuestra América
Desde La Habana, Cuba
Las cacerolas son las únicas armas empuñadas por
hombres, mujeres y niños chilenos los que se han enfrentados a las brutales
acciones represivas y los fusiles con que los militares han respondido a las protestas
populares, con un alto saldo de muertos, miles de heridos, desaparecidos y
detenidos, siguiendo las órdenes del autoproclamado “democrático” presidente
Sebastián Piñera.
Hace 46 años el general Augusto Pinochet
encabezó, el golpe de estado militar que derrocó al popular y democráticamente
elegido presidente Salvador Allende, dicho golpe contó con el firme apoyo del
gobierno de Estados Unidos y autoría intelectual de Henry Kissinger.
A partir de ese momento y con el apoyo de los
partidos de la derecha chilena, entre ellos la Democrácia Cristiana (DC)
liderada porPatricio Aylwin , promotor del paro de camionero en junio de 1073, contra
el gobierno de la Unidad Popular y desde entonces sectores de la Democracia
Cristiana fueron un importante soporte de la dictadura.
Desde la década del 90 y hasta nuestros días,
todos los gobiernos democratacristiano, socialistas, y de la pinochetista
Renovación Nacional (RN) la UDI gobernaron bajo la Constitución, que en año 1980 impusiera la dictadura
militar, convirtiendo bajo dicha Carta Magna, en el laboratorio de la política
neoliberal, done reino la represión, los crímenes, desapariciones de los
opositores políticos, torturas, exilio, que permitieron la aplicación de las
políticas neoliberales.
Es así como las grandes transnacionales
estadounidenses y europeas y los grandes capitales chilenos, han logrado
extraer una fabulosa fortuna calculada en miles de millones de dólares y uno de
los beneficiados lo ha sido el actual presidente Sebastián Piñera, quien
la revista Forbes, le atribuye hoy una fortuna
multimillonaria en la suma de 2,800 millones de dólares, aunque él declaró ante
el ente electoral en el 2017 que su fortuna era de 600 millones.
Un estudio de la Facultad de Economía y Negocios
de la U de Chile, señala que del año 2005 al 2014, en solo nueve años, las
empresas trasnacionales de la minería que operaron a gran escala en el país, obtuvieron
utilidades absolutas y se llevaron, 120.000.000.000 millones de dólares, sin
tributar un peso al Estado. Obviamente todo eso con la anuencia de los
gobiernos de la época y del parlamento, lo que indica una gran corrupción y el
delito de latrocinio.
Y ante semejante rebelión y con un pueblo que se
niega a claudicar, Piñera acaba de plantear que está dispuesto, con su equipo
de trabajo, hacer cambios en la Constitución.
El pueblo no es ingenuo, el cambio de la Constituyente debe partir del
principio de eliminar completamente la constitución pinochetista y crea una
comisión con representantes de todos los sectores sociales y políticos y con el
asesoramiento de honestos constitucionalista que no estén contaminado con los
conceptos económicos, políticos y sociales del modelo neoliberal y mucho menos
pinochetista.
Dejar que Piñera y los actuales miembros del
Congreso o delegados de los partidos políticos, que han sido cómplices del
latrocinio y de la explotación e inequidad del pueblo chileno, hagan cambios a
la Constitución, sería traicionar la lucha por la que han muerto 42 jóvenes
inocentes, más de 2500 heridos, 100 desaparecidos
y miles de detenidos.
Piñera debe renunciar para evitar que la sangre
del pueblo chileno continúe derramándose; y debe tener el valor cívico y
humano, como hizo,el ahora expresidente Evo Morales, quien renunció antes que
sacar a los militares a reprimir y matar, para mantenerse en el poder. Esta conducta
diametralmente opuesta, se puede comparar entre un presidente elegido
democráticamente, que trabaja para el pueblo y por el pueblo, y el otro,
también elegido democráticamente, pero al servicio de las grande trasnacionales y del capital
imperial, que saca a los militares a la calle a reprimir y a matar a sus
conciudadanos.
Hoy militares y carabineros con su cobarde
actuación, están bañados con la sangre
de los ciudadanos a los que debían garantizar su seguridad, cuando estos marchando y pidiendo democráticamente al gobierno
que cambiara el modelo económico y explotador al que los tienen sometidos y que
cargaban como arma las cacerolas, esperemos que la OEA y su
Secretario General, el mercenario Luis Almagro, no solo se pronuncie, sino que
envié una comisión a investigar las graves violaciones a los Derechos Humanos y
a la Vida en Chile y proponga llevar a los culpables a la Corte Penal
Internacional por delitos de Lesa Humanidad, comenzando por Sebastián Piñera.
La
Habana, Cuba 11 de noviembre de 2019
(*)
Periodista, politólogo y analista internacional.
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