Refieren que no hay
mejor discurso improvisado que el que está profundamente preparado. La
“improvisada” coordinación entre organismos internacionales, cancillerías,
fuerzas policiales y armadas de Bolivia con la oposición, no hace más que
reafirmar que una buena planificación como la vista en el golpe en Bolivia, se
asemeja a una orquesta sinfónica dirigida por Leonard Bernstein.
Rodrigo Gomez Tortosa / Especial para Con Nuestra América
Desde Buenos Aires,
Argentina
Desde hace más de una
semana Evo Morales venía denunciando la planificación de un golpe de Estado en
Bolivia. El día viernes funcionarios y dirigentes del MAS -partido de gobierno
de Evo Morales- escribían pidiendo la ayuda de la comunidad internacional ante
los episodios violentos sufridos por ellos y sus familias. La complicidad de
las fuerzas de seguridad en los hechos de violencia en las calles, no era más
que el preludio de lo que terminó siendo la amable e ingenua “sugerencia de renuncia” por parte de las Fuerzas Armadas a el Presidente
Evo Morales. Cabe destacar que no hay ningún sistema jurídico nacional o norma
internacional que otorgue semejantes atribuciones de forma democrática a estos
actores.
Un fusil en la cabeza
de tus familiares no es una renuncia constitucional y consentida. Algunos
gobiernos del Cono sur han esgrimido que la renuncia de Evo Morales, su vicepresidente
Álvaro García Linera, decenas de funcionarios de gobierno nacional y
legisladores del MAS, no configuran un golpe de Estado. Porque no decirlo, poco
serio. Absurdo. Demencial. Si uno
reflexionara que quienes tienen a cargo la política exterior de esos países
racionalmente entienden esto los enviaría a estudiar el periodo obscuro
1964-1990 de esta región. Pero no, la política siempre tiene una carga
ideológica y esta no es la excepción.
Las reformas encaradas
por el gobierno de Evo Morales en un mundo donde la retórica critica al
capitalismo está condenada a la persecución, no podía mantenerse en los nuevos
aires latinoamericanos. La transferencia permanente desde la periferia hacia
los centros no puede ser enturbiada en circunstancias en que la economía
internacional va en flanco retroceso. La dependencia de regiones como América
Latina no puede alterarse y esto se ve reflejado en el discurso de renuncia de
Morales: “Agradecemos a China y Rusia” que han invertido en Bolivia durante
estos años. El avance de estos países en la región resultas preocupante para
otras potencias que se encuentran en declive en el marco de guerras comerciales
que tenderán al surgimiento de nuevas realidades geopolíticas en el corto
plazo.
Desde AMLO en México,
las elecciones de Argentina, la crisis en Chile y Ecuador, la conformación del
Grupo de Puebla y la reciente libertad de Lula Da Silva en Brasil, demandaron
acelerar los tiempos en Bolivia. Si el MAS continuaba en la gestión de Gobierno
otro era el cantar de la correlación de fuerza regional: solo cabe ver que
pasaría en el MERCOSUR con la llegada de Fernández a la presidencia argentina y
el triángulo Montevideo, La Paz y Buenos Aires. Jair Bolsonaro mirando al
norte, ya adelanto sus jugadas vociferando con sus últimas declaraciones contra
el proteccionismo, el Mercosur y cualquier traba que le impida “abrirse al mundo”. Victoria pírrica o
imposible utopía les espera a quienes busquen construir consensos entre estos
países. Pendiente: el resultado electoral de Uruguay el próximo domingo 24 de
noviembre otra cita significativa del tablero regional.
¿Cómo sigue Bolivia? Dos terceras partes de la
Asamblea Legislativa Plurinacional – según art. 161 de la Constitución Política
del Estado - que debe decidir si acepta o no la renuncia de Evo Morales está
controlada por el MAS. Quienes realizaron el Golpe deberán continuar obligando
a renunciar a gran parte de los legisladores utilizando el recurrido mecanismo
violento de secuestro de familiares y quema de sus domicilios particulares o
deberán encontrar otro mecanismo de encubrimiento para lo que realizaron en
este fin de semana. Miedo, esa palabra que a partir de ahora resignificará la
praxis de la política en el Estado Plurinacional de Bolivia –subrayo
intencionalmente Plurinacional como un logro del pueblo y el MAS- en un Estado
donde el racismo aún persiste como componente sustancial de la política y vida
social boliviana.
Uno de los líderes del
golpe de Estado es Carlos Mesa Gisbert (Presidente de Bolivia 2003-2005 y candidato
presidencial actual), quien renunció a la Presidencia alegando que Bolivia
“vívia de la limosna internacional” y que la nacionalización de hidrocarburos
propuesta por Evo Morales era imposible. Los datos – con el gobierno del MAS la
economía crece desde 2004 por encima del 3% anual, la pobreza se redujo a la
mitad 34.6%, el coeficiente gini paso de 0.60 a 0.48, la esperanza de vida paso
de 68 a 71 años en 2018, entre otros indicadores todos ellos positivos- y los
hechos posteriores desmentirán esto y dieron el sustento popular que tendrán
las medidas de gobierno del MAS. En
cambio, las propuestas de Mesa son de un manual muy conocido por los
latinoamericanos: bajar el déficit público, eliminar el estatismo y reducir los
impuestos al sector privado. Advertencia: cualquier parecido neoliberal es pura
coincidencia y no es responsabilidad de este autor.
En una palabra: Convulsión. Sudamérica está envuelta en
hechos y más hechos de inestabilidad democrática propiciados intra y extra
región. Solamente los latinoamericanos podrán quebrar el eterno retorno donde
los golpes de estados militares/cívicos/parlamentarios quiebran el orden
constitucional para restituir proyectos nacionales económicos, sociales,
políticos y culturales que recrudecen la desigualdad y contribuyen a la
concentración de la riqueza y el poder.
Más palabras: Lucha, organización y perseverancia. Los movimientos
sociales, sindicatos, organismos de derechos humanos, campesinado, indígenas y
otros actores populares, no deben bajar los brazos ante la adversidad y
continuar organizándose a lo largo y ancho de la región. La articulación
latinoamericana de estos actores muchas veces perdida desde los años pos
dictaduras autoritarias, hoy más que nunca, son necesarias. El Grupo de Puebla
un camino. La integración regional vía refundar UNASUR, CELAC u otro espacio
como mesa política latinoamericana es imprescindible.
Palabra final: Esperanza. Una y otra vez hemos vividos
momentos de adversidad en la región más profundos que el actual. Una y otra vez
los brazos no se bajaron y luego de noches oscuras el camino de la justicia
social reapareció. ¿Posibilidad de revertir esto al corto plazo? Todas. Con perspectivas de crecimiento
finales en 2019 según la CEPAL de solo 0,6% - el estimado mundial en cambio es
superior- quienes gobiernen tendrán serias dificultades a futuro para mantener
planes de ajuste que requieren consensos sociales para mantenerlos.
¿Estos 12 años del MAS en Bolivia fueron infructuosos? No,
las reformas implementadas por Morales no cayeron en saco roto. Desde la fuerte
inversión en infractructura, el acceso de miles de indígenas a las
universidades, el desarrollo económico en áreas del país que nunca había
llegado, el acceso universal al bono Juancito Pinto y la profunda transformación
cultural ya son parte del legado histórico del primer presidente indígenas
–pero no el último- que se dirigió y trabajó para los sectores mayoritarios
–pero siempre relegados en el pasado de Bolivia-. Este golpe de Estado fue
posible sólo bajo el ascenso y continuidad de discursos de odio racial, el
fundamentalismo católico de algunos grupos de oposición y los nuevos proyectos
coloniales. Esto se advierte en la entrada a la Casa de Gobierno boliviana de
Luis Fernando Camacho – líder cruceño que encabezó las protestas- con una
biblia y la bandera boliviana de rodillas.
En suma, estamos
viviendo una jornada triste para América Latina que nos obliga a recobrar
críticamente todo lo asimilado desde las transiciones a la democracia en los
años ´80. La comunidad internacional
–encabezada por el vecindario de nuestros Estados-, deben condenar el golpe,
reclamar un proceso urgente de normalización con veedores internacionales y
exhortar de forma inmediata el cese de la violencia sobre todo el pueblo plurinacional
de Bolivia. El compromiso con la democracia y el Estado de derecho, debe ser un
imperativo ético de todos los latinoamericanos más allá del pensamiento
político en que se sienta cobijado.
*Politólogo y Abogado.
Profesor de la Universidad de Buenos Aires de Estado y Derechos Humanos en
América Latina. @rodagt
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