El auge y el fortalecimiento del movimiento ciudadano avanza de
forma paralela a la decadencia del gobierno, a su falta de capacidad de
respuesta a su desprestigio y a la desconfianza ciudadana.
Ximena de
la Barra / Especial para Con Nuestra América
Desde Madrid, España
Chile bajo el
terror Pinochetista ha sido el campo experimental para el neoliberalismo
ideado por el académico de la Universidad de Chicago, Milton Friedman, y puesto
en práctica por los Chicago boys. Previendo que el régimen que tanto
benefició a tan pocos podría no ser eterno, especialmente después que él mismo
saliera de la escena, Pinochet decidió amarrar el sistema por medio de una
Constitución Neoliberal. La Constitución de Pinochet de 1980 fue redactada a
puertas cerradas por Jaime Guzmán, ideólogo de la Dictadura, y se impuso a un pueblo
chileno silenciado por la fuerza. En este caso no hubo engaño. No fue mas que
una de las tantas formas de avasallar al pueblo chileno. Sirva este escrito de
aviso para navegantes. El tan publicitado milagro chileno, no era tal. El
neoliberalismo mas que liberar, destruye a los pueblos y a sus territorios.
Primer engaño:
La Transición
a la Democracia – transición resbaladiza porque aún no se concreta una
verdadera democracia en Chile – se llevó a cabo gracias a una negociación
secreta, a espaldas del pueblo, entre militares y partidos de la derecha con
los partidos que constituyeron la Concertación por la Democracia y el Partido
por la Democracia (PPD). Esta fue una verdadera traición al pueblo porque los
“demócratas”, incluidos los antiguos “socialistas marxistas”, se comprometieron
a acatar la Constitución de Pinochet que amarraba el modelo neoliberal
permitiendo el saqueo de los recursos naturales y la explotación del pueblo, y
que garantizaba la impunidad a los crímenes de la dictadura. Las leyes electorales
además aseguraban a estos “negociadores” que ellos y sólo ellos constituirían
la clase política en el ejecutivo y en el legislativo, manteniendo así los
candados que impuso el régimen dictatorial.
La aprobación
de 54 reformas a la Constitución de 1980, que permitían el inicio de la
“Transición” pero que no alteraron su esencia autoritaria y neoliberal, formó
parte de esta negociación. El plebiscito del 30 de julio de 1989 que acordó
poner fin a la Dictadura, fue engañoso porque en la realidad incluía legitimar
a la Constitución Pinochetista y al modelo neoliberal, dirigido y auspiciado
por un Estado subsidiario. En opinión de algunos analistas, por el contrario,
debió insistirse en derogar la Constitución de 1980 y volver a la de 1925 –
vigente hasta antes del golpe de Estado y que no había sido derogada por órgano
competente alguno - mientras se convocaba a una Asamblea Constituyente o se
hacían las reformas necesarias para actualizarla a la demanda del nuevo
milenio. Muchas de las cuestiones que se discuten hoy día, ya estaban
prescritas en ese cuerpo legal. (Murialdo, 2019). https://elclarin.cl/life-styles-2/item/1547-la-concertacion-bucaneros-de-la-politica-prepara-una-nueva-felonia-el-golpe-blando-2-0
Contribuyó al
engaño el hecho de que el pueblo, que fue mantenido al margen de las
negociaciones, desconocía la vocación neoliberal y la naturaleza traidora y
corrupta de los partidos de la Concertación quienes aseguraban que se haría de
la Constitución de 1980 un texto legal mas democrático. Sin embargo, la mayoría
de esas reformas fueron cosméticas y las que realmente importaban, sólo
sirvieron para hacer más dificultosa cualquier reforma que se quisiera
introducir con posterioridad. Se aumentaron los quorum para aprobar la
legislación ordinaria a mayoría absoluta en las dos cámaras, pero manteniendo a
los senadores designados y al propio Pinochet como Senador Vitalicio. Así la
Concertación, contribuyó a asegurar la pérdida de su propia mayoría
parlamentaria, cuando el Congreso volviera a estar en funcionamiento. La Concertación tampoco aprovechó los breves periodos en que tuvo
mayoría en el Congreso para abolir leyes injustas como la Ley de Amnistía, la
Ley Laboral, la Ley de Educación y las leyes represivas. (Portales 2019) http://piensachile.com/2019/11/chile-desnudo/
Segundo
engaño:
En tanto se
consolidaba y desarrollaba el neoliberalismo y la economía del abuso durante
los gobiernos pseudo- democráticos, la Concertación en 2005 volvió a introducir
algunos cambios a la Constitución de 1980, haciéndola propia al firmarla el
Presidente Lagos y todos sus ministros. Estas reformas nuevamente dejaron
intacta la impronta autoritaria y neoliberal de la Constitución y, entre otras
cosas, mantuvieron la imposibilidad del pueblo de efectuar plebiscitos; la
semi-autonomía de las Fuerzas Armadas y Carabineros; y un Tribunal
Constitucional que en la práctica se ha establecido como un poder con virtual
derecho a veto en la aprobación de leyes por parte del Congreso (Portales,
2019). Todo mecanismo que se propusiera para
llegar a una Constitución legítima y democráticamente elaborada fue rechazado
sistemáticamente.
Tercer engaño:
Después de
años de lucha ciudadana por una Constitución legitima, en Abril de 2017 la
Presidenta Bachelet, en su segundo mandato, impulsó un proyecto de reforma
constitucional, habilitando al Congreso para definir el mecanismo para redactar
una nueva Constitución. Eso sin tomar en cuenta de que un gobierno saliente y
un Congreso sin legitimidad no tenían la autoridad moral para legislar sobre
los mecanismos para llegar a una nueva Constitución. La ilegitimidad del
Congreso emanaba del hecho de que había sido elegido con el excluyente sistema
binominal. Además, la mayoría de sus miembros respondían a los intereses del yerno de Pinochet, el ahora
magnate Julio Ponce Leroux, y a los de otros grandes empresarios que los habían
financiado en sus campañas y a quienes pagaban con decisiones parlamentarias
que los beneficiaban.
Este
proceso fraudulento intentó hacer participar al conjunto de la sociedad en
“cabildos abiertos”, cuyos resultados, sin ser vinculantes, habrían sido
articulados por mediadores designados por el gobierno para generar finalmente
un proyecto de nueva Constitución. A pesar de que hubo participación de muchos
incaustos, el gobierno de Bachelet terminó con bajísimos indices de aceptación
y sin que este proyecto hubiera llegado a ningún puerto. El gobierno entrante
de Sebastián Piñera, tenía aun menos interés en sacarlo adelante.
Resultados de 4 décadas de neoliberalismo y 3 de pseudo
democracia
- La
mayoría de los criminales violadores de derechos humanos siguen sin ser
castigados. El Dictador fue rescatado de un juicio internacional y
finalmente murió en su cama dejando en herencia familiar una cuantiosa
fortuna malhabida
- Los
militares se integraron a la actividad empresarial. Si bien ya no agredían
físicamente al pueblo, salvo al pueblo Mapuche en una Araucanía
militarizada, torpedeaban la labor de los organismos de derechos humanos
- Siguiendo
el ejemplo de Pinochet, su Comandante en Jefe, los altos mandos militares
se lanzaron de lleno a actividades ilícitas, enriqueciéndose
- Ya
no era necesaria la fuerza. Al pueblo se lo sometió por la vía de la
explotación, las leyes laborales, las privatizaciones, la fiscalidad
injusta, etc. etc.
- El
capital, incluso el capital extranjero, exprimió al pueblo chileno
deprivándolo de sus derechos sociales y económicos, reduciendo su rol al
de mano de obra barata y consumidor endeudado de servicios públicos
privatizados, a los que antes tenía derecho de forma gratuita
- La
clase empresarial que cada día se entremezcla más con la clase política,
tomó las riendas del Estado, corrompiéndolo y enriqueciéndose
- Se
pusieron en marcha formas inéditas de traspaso de recursos desde la
ciudadanía al empresariado
- Los
chilenos perdieron la confianza en las instituciones públicas o privadas.
No se salva nadie. Se alejaron igualmente de los partidos políticos
tradicionales aunque tampoco encontraron en la izquierda atomizada, una
propuesta sólida y convincente.
- Se
consolidó a la relación servil con los EE.UU
- Se
consolidó la des-nacionalización del cobre – “el sueldo de Chile” - que
había nacionalizado el gobierno del Presidente Allende, con unanimidad
parlamentaria.
- Se
entregó la explotación del litio al yerno de Pinochet incrementando su
enriquecimiento personal y legitimando a un gran corrupto
- Chile
consolidó su posición vulnerable en la economía mundial como país
extractor y exportador de materias primas
- Se transgredieron tratados internacionales respecto a los derechos políticos,
económicos, sociales, ambientales y relativos a los pueblos indígenas.
- Se produjo una des-politización
y una pérdida de valores - la primacía del dinero y del individualismo por
sobre todas las cosas.
- Aumentaron
las disparidades a unos niveles estremecedores
- La
ruptura entre representantes y representados se torna insalvable
El listado podría ser interminable. El Estado chileno cual
heredero de Pinochet, con su abuso sin limites, ha plantado la semilla de su
propia destrucción. El pueblo ha despertado y dicho Basta! La rebelión social
es la única alternativa que queda.
A menos de una semana de vanagloriarse en el extranjero de
que su país era “un oasis de paz”, públicamente el Presidente Piñera declaró la
guerra a los chilenos. Impuso Estado de
Sitio y Estado de Emergencia, militarizando el conflicto. Ahora, el pueblo en
lucha no tiene miedo. Caen muertos, heridos, detenidos, violentados
sexualmente, mutilados, etc. pero el pueblo sigue en la calle día y noche. Se
dispara con armamento de guerra a las alumnas dentro de un establecimiento
escolar, se lanzan bombas de gases lacrimógenos al interior de un hospital
público, se hace blanco sobre el personal de emergencia que atiende a los
heridos. En lugar de amedrentar, el Gobierno sólo consigue desprestigiarse aun
mas, y miles mas se unen a las filas de la rebelión.
Que no cuentan con un liderazgo claro, ni con una
estrategia, es verdad. Sin embargo, se van conformando día a día formas
inéditas de hacer política partiendo de los Cabildos y de las calles donde la
ciudadanía se auto convoca. En las distintas regiones del país se están
articulando y uniendo las distintas asambleas territoriales para conformar
Asambleas Provinciales o Regionales. Se prevé que a partir de estas surja la constitución
de una Asamblea Nacional que represente al movimiento popular convirtiéndose en
poder constituyente.
Lo que está meridianamente claro son los objetivos que
surgen de esas convocatorias. Ya no se trata sólo de terminar con el robo en
los fondos de pensiones, ni de la lucha por un salario digno, ni tampoco por
recuperar la dignidad pisoteada del pueblo mapuche, ni de la lucha por un medio
ambiente sin contaminación, ni por la recuperación de los recursos naturales.
Se unen todas las luchas con una visión mas sistémica de la sociedad. Surge una
Unidad Social que incluye la Mesa Sindical, la Feminista, la Ambientalista, la
Educativa, la Poblacional y la Académica. También se ha identificado el enemigo
principal. Ya no es el Presidente Piñera como en algún momento pensaron
algunos, tampoco algún empresario en particular, sino el sistema en su
conjunto. Por eso es que el objetivo de mayor consenso es el llamado a una
Asamblea Constituyente para dar fin a la Constitución del 1980 y con ella a la
lacra del neoliberalismo y su poder
destructivo.
Que ha habido vandalismos, también es verdad. Lo que no está
nada de claro es su autoría. El pueblo en lucha no tiene ningún interés en
destruir la infraestructura que les es necesaria para su vida diaria y que han
pagado con sus impuestos. Son otros los interesados en crear una crisis para
justificar mas poder de represión con el objetivo de salvar el status quo.
Son otros los que tienen la tecnología y la organización para destruir a esa
escala. La verdadera violencia ha estado en la represión desmedida que ha
dejado al Estado Chileno muy mal parado frente a los organismos
internacionales. Sin embargo, Piñera no renuncia a la violencia y paralelamente
se prepara para un nuevo engaño.
Cuarto engaño
De momento, mientras se desarrollan los
acontecimientos, este cuarto engaño se mantiene sólo a nivel de intento. A casi
un mes de la rebelión social, el Presidente anunció un Acuerdo por la Paz, la
Justicia y por una nueva Constitución Política, con la intención de calmar la
situación y someter al pueblo en lucha a la vía político-institucional
gatopardista. El Parlamento aprobó con los votos de todos los partidos, esos
partidos que ya no representan a nadie, un procedimiento para dicho efecto.
Así, los que pudieron haberlo hecho antes, incluso aquellos que insisten en
considerarse “progresistas” recién ahora se avienen al cambio constitucional.
Fiel a su naturaleza tramposa, el “Acuerdo” aprobado, elaborado sin consulta
alguna a la ciudadanía, es profundamente anti democrático. Nada nuevo
tratándose de partidos agrupados en dos coaliciones, habituadas a la política
de los consensos entre ellas. Sólo se manifestaron en contra de la aprobación,
los parlamentarios de los muy minoritarios partidos Comunista, Progresista,
Humanista y Regionalista Verde. El Frente Amplio que en algún momento
representó una esperanza para algunos, mostró su verdadera inclinación política
al aliarse con los neoliberales.
Para comenzar, el “Acuerdo” es
anti-democrático porque es totalmente objetable que sea el poder instituido el
que se ha permitido establecer las reglas del juego que marcarán los limites al
poder constituyente, el pueblo soberano. Mas aún cuando el poder instituido no
tiene legitimidad para conducir proceso democrático alguno al tratarse de
instituciones desprestigiadas que no cuentan con la aprobación popular en las encuestas.
El Presidente, que respondió a las demandas ciudadanas con toda la fuerza de la
violencia estatal, al mas puro estilo Pinochetista, está incapacitado
moralmente para liderar el proceso.
Para seguir, el “Acuerdo” propone un
Congreso Constituyente con una cierta representación de la ciudadanía. No se
refiere en ningún momento a la figura de una Asamblea Constituyente que es la
única forma verdaderamente democrática de cambiar una constitución. Para
peores, propone un sistema de elección de los asambleístas basado en el mismo
mecanismo que la elección de los actuales diputados con lo que se reproduciría
el esquema de representación partidaria, dejando fuera al movimiento ciudadano.
Para mayor abundamiento, el “Acuerdo”
es anti democrático porque perpetua el vicio de la Constitución de 1980 al
establecer en ⅔ el quorum necesario para que el Constituyente apruebe sus
acuerdos, con lo que se le otorga a la derecha y demás neoliberales el derecho
al bloqueo de las demandas de las grandes mayorías populares, con el objeto de
mantener sus prebendas. La mayoría de las demandas explicitadas por el
movimiento popular serían sofocadas. La validación final de la nueva
constitución estaría sujeta al mismo quorum, con lo que lo mas probable es que
no se lograra cambio constitucional alguno, para gran tranquilidad de las
elites y del “gran hermano del Norte”.
El poder mediático concentrado en manos
empresariales, ha emprendido una campaña del terror en contra de los
manifestantes adjudicándoles y magnificando el tema del vandalismo. Un pequeño
sector de la ciudadanía muy bien servido por el sistema, comienza a organizarse
y a armarse para defender su propiedades, aunque estas nunca hubieran estado en
peligro. Este mismo grupo también presta oídos al falso rumor originado por el
propio Presidente respecto a intervenciones de gobiernos extranjeros en los
disturbios. Los grandes medios de comunicación informan en detalle de las
posibles consecuencias macroeconómicas, de la baja en el valor del peso chileno
y de los desplomes en la bolsa, asuntos que entre las elites alimenta esta
campaña pero que poco han preocupado a los desposeídos. Las palabras “recesión”
y “desempleo” se emplean como arma arrojadiza.
Nada de esto contribuye a bajar el tono
del conflicto. Piñera ha anunciado que
volverán los militares a las calles, aun sin el contexto de un Estado de
Excepción, y esta vez respaldados por un decreto ley que les otorga inmunidad.
El Gobierno apaga el incendio con gasolina. Tanto es así que el Séptimo Juzgado
de Garantía de Santiago declaró admisible una querella presentada contra el
Presidente y quienes resulten responsables por permitir la violación a los
derechos humanos durante las últimas semanas tras el estallido social del
pasado 18 de octubre. El auge y el fortalecimiento del movimiento ciudadano
avanza de forma paralela a la decadencia del gobierno, a su falta de capacidad
de respuesta a su desprestigio y a la desconfianza ciudadana.
La
realidad es que el verdadero colapso no está en la economía sino en la hegemonía
neoliberal. El Chile insumiso ofrece una contracultura que emerge y se refuerza
desde las comunidades (Walder, 2019). https://radio.uchile.cl/2019/11/06/elogio-a-la-insumision/
La energía social transformadora que
hoy está en las calles sabrá reconocer la trampa y exigir dignidad. Esta vez, el engaño
no pasará!
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