El caso Molina Theissen no ha terminado. Siguen abiertas
incógnitas como las del paradero del pequeño Marco Antonio, hermano de Emma; también el de cinco mil
niños más, desaparecidos en el conflicto interno de Guatemala.
Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México
En 1982, hace 36 años, llegó a
México una jovencita menuda a quien
rápidamente percibí como una muchacha sumamente inteligente y con profundidad
política. Se llamaba Rosario y comenzaba a salir de un tránsito pavoroso por el
lado oscuro de la luna. Nuestra militancia común nos llevó a tener amistad
y confianza suficiente como para que me
contara parte de su travesía por el infierno. La otra parte, la de las
vejaciones y la violencia sexual, la supe por otros compañeros de organización.
Rosario me contó cómo había permanecido durante nueve días en la base
militar “Manuel Lisandro Barillas” en
Quezaltenango, en ese momento bajo el
mando del coronel Francisco Luis Gordillo y del comandante Edilberto Letona
Barillas. Cómo después de varios días de estar esposada a las patas de una cama
empotrada en el cemento, su físico menudo y adelgazamiento, le permitieron
zafarse de las esposas, lograr huir por una ventana y encaminarse hacia la
salida de la base militar. Recuerdo muy bien que me dijo que una violenta
descarga de adrenalina la había ayudado a mantener la compostura y decirle a
los soldados que cuidaban el acceso, que “un canche pelón” (rubio y de pelo
escaso), la había dejado salir.
A lo largo de estos 36 años he recordado reiteradamente esto del “canche
pelón” y dado por hecho de que era uno de los oficiales militares de la
referida base. A unas horas de escribir estas líneas, he leído el reportaje de
Jody García en el medio periodístico Nómada y con sorpresa me he vuelto a
encontrar que en el juicio Rosario -años
después supe que se llamaba Emma Molina Theissen-, hizo referencia al mismo
personaje. El reportaje de Nómada consigna como inédito el que la defensa de
uno de los condenados, el general Manuel Antonio Callejas y Callejas (Jefe de
la sección de inteligencia militar en octubre de 1981), haya expresado que el
“canche pelón” era el tercero en la cadena de mando en aquel entonces, el hoy
general retirado Roberto Letona Hora.
Los nombres de Callejas y Letona fácilmente se asocian a los otros
reputados jefes de la llamada Cofradía, logia secreta del crimen organizado
integrada por ex militares violadores de derechos humanos entre los que están
los generales Francisco Ortega Menaldo (yerno del ex presidente Carlos Arana
Osorio), Jacobo Esdras Salam y Napoleón Rojas. Hoy el general Letona ha
contraído matrimonio con la ex Procuradora General de la Nación María Eugenia
Villagrán de León, hija del ex vicepresidente Francisco Villagrán Kramer y
ambos viven un plácido retiro entre Panamá y Guatemala. Resulta revelador que
los nombres de Callejas y Letona ahora salgan a luz, a propósito de un caso paradigmático
de violación a los derechos humanos como el de la familia Molina Theissen.
El caso Molina Theissen no ha terminado. Siguen abiertas incógnitas como
las del paradero del pequeño Marco Antonio,
hermano de Emma; también el de cinco mil niños más, desaparecidos en el
conflicto interno de Guatemala. Y por supuesto, la identidad del “canche
pelón”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario