Para conjurar los
peligros de la situación nacional y las amenazas externas es necesario
construir un esquema de cohabitación entre los factores en pugna por el poder,
de modo que las diferencias puedan ser procesadas por medio de entendimientos y
acuerdos.
Leopoldo
Puchi / El Universal
Nicolás Maduro ha sido
electo presidente para un nuevo período constitucional. Este hecho ha ocurrido
en medio de un cuadro de grandes dificultades económicas, que tienden a
persistir y agravarse. Igualmente, en el campo de la lucha por el poder
político las tensiones se han exacerbado en la medida en que factores
importantes del sistema político decidieron como lineamiento no concurrir a los
comicios. A esto se le añade que una porción significativa de los electores
--que tradicionalmente votaba y que se ubica en torno a 25% del registro-- optó
en esta oportunidad por abstenerse de sufragar.
Le corresponde, en
consecuencia, a la dirigencia política del país, y en primer término al
Gobierno, trabajar en función de desatar
esos nudos explosivos de la economía y la política. En materia económica es
indispensable que se adopten medidas para impulsar la producción nacional en el
área industrial y agrícola y detener la hiperinflación. Ello requiere de un
programa macroeconómico que incluya decisiones básicas como la autorización
para que el sector privado utilice sus divisas para la importación de insumos y
bienes de consumo, calculadas estas bajo el mecanismo de la oferta y la
demanda.
En lo político, habría
que actuar para reconstituir el cauce del sufragio y de la institucionalidad,
puesto que solo se visualizan como modalidades alternas de lucha el
derrocamiento militar y la intervención extranjera. Hay factores dirigentes de
la oposición que apuestan en esta dirección y consideran que para ese fin son
convenientes las sanciones y el cerco económico internacional, pues un
incremento de las penurias de la población generaría un más alto grado de
malestar social que facilitaría la concreción de esos escenarios.
Al mismo tiempo, hay
que considerar que los problemas internos mencionados se articulan con una
dimensión internacional, en la medida en que Venezuela se ha desplazado fuera
del dispositivo geopolítico, económico y militar occidental tradicional, en el
cuadro de nuevas tensiones mundiales por la multipolaridad que ha creado la
emergencia de Rusia en el tablero internacional y la competencia de China en el
comercio y las inversiones financieras. Esto explicaría la beligerancia y las
acciones de bloqueo financiero en curso, que van en un sentido contrario a lo
dispuesto en el articulado vigente de la legislación internacional y que se
realizan sin autorización del Consejo de Seguridad de la ONU.
Para conjurar los
peligros de la situación nacional y las amenazas externas es necesario
construir un esquema de cohabitación entre los factores en pugna por el poder,
de modo que las diferencias puedan ser procesadas por medio de entendimientos y
acuerdos, ya que ninguno de los factores internos encontrados dispone de la fuerza
suficiente para ser considerado como hegemónico ni está en condiciones de
plasmar en la actualidad su programa ideal o de largo plazo. Las circunstancias
obligan, por lo tanto, a retomar la negociación.
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