En la
lógica capitalista todo es mercancía, por ello, desde hace años que el agua se
vende en México; botellita en mano diferentes empresas se hacen millonarias
vendiéndonos el mayor recurso natural.
Cristóbal León Campos / Especial
para Con Nuestra América
Desde
Mérida, Yucatán, México
I
El
agua cae y se agota, nos la roban, nuevamente la jugada maestra del poder y la
oligarquía, viejas mañanas para añoranzas permanentes, el agua se privatiza, lo
más vital para la vida del planeta incluida la de los seres humanos. Como marca
la costumbre de los gobiernos burgueses en México, al final de cada sexenio,
dan un gran golpe, ahora, han abierto la posibilidad de poner el agua en manos
de pocos; manos privadas, empresas que harán todo menos cuidarla y usarla con
sentido humano, o, a favor de la vida, el banquete lujurioso del poder extrae
todo, no hay materia prima, no hay recurso natural que este fuera del menú. Con
la mano en la cintura han decidido concesionar el agua de 300 cuencas hasta por
50 años a empresas privadas, no les importa si el pueblo tiene sed. El
agua cada vez más escasa debido a la contaminación y la sobreexplotación, se ha
convertido potencialmente más lucrativa que el petróleo, por lo que grandes
corporaciones trasnacionales se encuentran a la caza de los principales
acuíferos y reservas de agua dulce del mundo.
II
Las
cifras de la Organización de Naciones Unidas (ONU) indican que “para 2030, la
demanda [de agua] será mayor que la disponibilidad en un 40%”, esta situación
la convierte en una valiosa mercancía, la más importante para la subsistencia
de la vida y la producción, pues actualmente, más de 1.2 mil millones de
personas viven en áreas con escasez física de agua, 500 millones se aproximan a
esa situación, y además, 1.6 mil millones de personas padecen escasez de agua
por motivos económicos, ante la falta de infraestructura para acceder a ella.
La vida en el planeta peligra junto a toda la humanidad.
III
Las
modificaciones a las leyes para privatizar el agua se comenzaron a realizar con
la implementación de la fase neoliberal del capitalismo mexicano durante la
presidencia de Miguel de la Madrid a principio de los años 80 del siglo pasado,
agudizándose en los posteriores sexenios, pero ahora, bajo el “mandato” de
Enrique Peña Nieto, debido a la privatización del sector energético con la mal
llamada “reforma energética” y la entrada de empresas dedicadas a la obtención
de gas esquisto por medio de la fracturación hidráulica (conocida como fracking), la sobreexplotación del agua
se ha convertido en un requisito para estas empresas, las cuales buscan obtener
el domino y la facultad del uso del agua en beneficio de sus industrias. Así
cada corporación podrá desplazar y despojar a poblaciones enteras en la guerra
por el agua que en el mundo se libra, y que ahora, en México, entra a una nueva
etapa.
IV
El
permanente despojo y la acumulación originaria que guía las acciones de los
intereses privados, han generado una guerra desde mucho tiempo atrás, en gran
parte del mundo se repite este proyecto de saqueo, las modificaciones a las
leyes, los contratos concedidos desde el poder, las falsas justificaciones con
campañas mediáticas, toda una serie de acciones a favor de la privatización,
mientras millones de seres humanos viven en extrema pobreza, y cientos de zonas
naturales son destruidas por la explotación minera, petrolera y demás
industrias. Además, no olvidemos que parte de la deuda de México con los
Estados Unidos se pretende pagar con el vital líquido. Ante estas evidencias y
graves problemas humanos, aún hay quienes hablan de que la época de las
colonias y la subordinación de los países a intereses imperialistas ha
terminado, cínicos al servicio del poder. El agua es la vida y hay que
defenderla.
V
En la
lógica capitalista todo es mercancía, por ello, desde hace años que el agua se
vende en México; botellita en mano diferentes empresas se hacen millonarias
vendiéndonos el mayor recurso natural, por supuestas razones de salud, se
privatizó desde hace mucho, mientras que en países más desarrollados, aún es
posible ver a los pobladores y turistas beber el agua en la calle de fuentes
dispuestas por los propios gobiernos, nuestra América es el campo de batalla de
una guerra confeccionada para destruir todo el patrimonio de nuestros pueblos,
y convertirlo en una mercancía más, a la cual, accederemos pagando el doble
precio; del dinero y de nuestra dignidad humana.
¡Es
la hora de transformar a México, defender muestro patrimonio y salvar la vida
en el plantea!
Integrante del Colectivo Disyuntivas
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